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Conquista de Melilla

525 aniversario

La conquista de Melilla, una ciudad abandonada por sus habitantes

La conquista fue fácil al encontrarla abandonada por sus habitantes. El capitán de la expedición, Pedro Estopiñán dejó una guarnición de 1.500 hombres y trabajadores suficientes para reparar las deterioradas murallas y retornó a la península

El 17 de septiembre de 1497 un comendador de la casa de Medina Sidonia, Pedro de Estopiñán, conquistó la plaza de Melilla. De esta manera se cumplía la orden de los Reyes Católicos al duque de esa casa don Juan de Guzmán. La elección de Estopiñán estaba justificada por varias razones. Era un hombre de valor probado en la Guerra de Granada y había vencido recientemente a los piratas berberiscos que apresaron a pescadores andaluces. Además, mandaba tropas de su comarca pues había nacido en Sanlúcar de Barrameda y la expedición la componían hombres de su mismo pueblo, de Jerez, Arcos y Medina Sidonia. Posteriormente, Estopiñán hizo la campaña del Rosellón en 1503 y murió en 1505 cuando ya había sido nombrado gobernador de Santo Domingo y adelantado de Indias y estaba preparando la expedición a Mazalquivir.

Las guerras constantes

Melilla debía ser en la época una plaza de cierta importancia. La conquista fue fácil al encontrarla abandonada por sus habitantes. Estopiñán dejó una guarnición de 1.500 hombres y trabajadores suficientes para reparar las deterioradas murallas y retornó a la península. Tuvo que regresar un año después con tropas de refresco para repeler los ataques de los naturales del país.

Se trató de una conquista puesto que fue arrebatada a los poseedores anteriores

Los hechos se conocen por referencias posteriores que hay que tomar con precauciones. León el Africano en su Descripción de África y de las cosas notables que hay allí (1526), se equivoca en las fechas pero detalla el hecho de que los habitantes quemaron la ciudad y huyeron ante la llegada de la escuadra cristiana. León el Africano era un rifeño de familia procedente de Granada y conocía bien la zona. Más tarde, Pedro de Medina en su Crónica de los muy excelentes duques de Medina Sidonia (1571, pero publicada en 1861) da noticias más concretas de hechos pasados que no conoció. No obstante, Medina seguramente tuvo acceso a la información de la casa ducal y pudo conocer a alguno de los protagonistas. Escribía Medina: «Habiendo grandes diferencias en África entre los Reyes de Fez y Tremecén, sobre en cuyo término cabía y a quien pertenecía la ciudad de Melilla…, y fueron de tal manera las diferencias y eran tan molestados los moros con las continuas guerras, que les pareció que estarían mejor en paz fuera de sus casas, que no en guerra continua en ellas; y por esto despoblaron la ciudad de Melilla, y fueronse a vivir a otros pueblos. Y porque los unos moros ni los otros no gozasen de ella, ni porque viéndola despoblada, no la poblasen otros, la asolaron derribando las torres, muros y adarves». Según el cronista, el Rey Fernando tuvo noticia de esto y decidió ocupar la ciudad. Juan de Guzmán fue el encargado de ejecutar la comisión como modo de tener una punta de lanza en África para seguir tomando territorio a los musulmanes. Tal vez con la ilusa pretensión de conquistar Fez y todo su reino. Se conformaron con tomar Cazaza en 1515, a unos 18 kilómetros, al otro lado de la península de Tres Forcas que servía de puerto alternativo según los vientos permitieran llegar a uno u otro. Lugar donde desembarcó Boabdil en 1493 tras perder su reino de Granada. Se abandonó tras su pérdida en 1532.

Estado-nación es un concepto del siglo XIX y en él van implícitas las nociones de soberanía y fronteras que ahora usamos

Mito fundacional

Se trató de una conquista puesto que fue arrebatada a los poseedores anteriores. Pero con ciertas dudas. La primera es quienes fueron éstos; seguramente un pueblo bereber vasallo del Rey de Fez y en una zona disputada con el de Tremecén cuyos dominios o, al menos, influencia llegaba en la época hasta el río Muluya. La segunda es si el reino de Fez es lo que dio lugar al actual reino de Marruecos. Se puede admitir pero con la salvedad de considerarlo como un Imperio sobre otros reyes locales con un grado de sometimiento distinto y unos vínculos particulares. Los ultranacionalistas marroquíes marcan el comienzo de su nación en el Imperio almorávide, surgido al sur del Sáhara y no en lo que hoy es Marruecos. Expansión basada también en la conquista. Con este mito fundacional, reclaman los territorios al sur y este de su Estado actual en una doctrina sistematizada por Allal el Fassi a partir de 1946. Podría decirse que sería Mauritania la que podría reivindicar Marruecos si llevamos al extremo el origen almorávide.

Establecer como definitivos los límites máximos a los que alguna vez se llegó, es forzar el relato. Todas las naciones tienen mitos fundacionales y leyendas originarias

El Rey de Fez no tenía, como ningún soberado del siglo XVI, un territorio definitivamente delimitado. Sus fronteras cambiaban según le iban las guerras y los pactos, la sumisión voluntaria de unos pueblos vasallos y el éxito de la rebeldía de otros. Establecer como definitivos los límites máximos a los que alguna vez se llegó, es forzar el relato. Todas las naciones tienen mitos fundacionales y leyendas originarias. Pero el Estado-nación es un concepto del siglo XIX y en él van implícitas las nociones de soberanía y fronteras que ahora usamos. Frente a la postura marroquí, se puede oponer perfectamente la española de adquirir territorios que entonces no pertenecían a los reyes magrebíes, los habían abandonado o eran terra nullius. La Reina Isabel la Católica quiso seguir la reconquista por el norte de África porque sabía que el estrecho nunca fue, desde los romanos, una división política y que en el norte de África había población visigoda y vándala, hispano-romana, bereber y bizantina. Se ignora la nación exacta del llamado conde don Julián. Y que esa comunicación entre ambas orillas siguió después de la conquista musulmana de Hispania, teniendo en cuenta que el islam llegó a esas tierras unos veinte años antes.

Recientemente la señora Trujillo, ex ministra de Vivienda de España, pronunció una conferencia en Tetuán en la que defendía la esencia marroquí de Ceuta y Melilla y su españolidad como anacronismo. Quizás se exageran sus palabras en la prensa. Pero su postura de nacionalista marroquí no es razonable. No dice nada de lo anacrónico que es un Estado donde el Rey tiene poderes ejecutivos y es cabeza de la religión. La política internacional, la diplomacia, no son sentimientos. Hay que conocer la historia y el origen de las cosas.