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Carlos III, en el palacio de Buckingham

Picotazos de historia

El 'Campeón del Rey', una figura que veremos en la coronación de Carlos III

El papel original del campeón en la coronación de un Monarca británico era desafiar a cualquiera que impugnara el derecho al trono del nuevo Monarca a juicio por combate

En la futura ceremonia de coronación del Rey Carlos III del Reino Unido veremos una figura ceremonial con una curiosa permanencia histórica: la figura del Campeón del Rey.

El Campeón del Rey en 1821, Henry Dymoke, el último titular del cargo en dejar su desafío en una coronación

En tiempos antiguos, cuando un Rey era proclamado (o coronado, depende de la ceremonia), en el caso de que alguien alegara demerito de la persona o mejor derecho de un tercero, tal pleito se resolvía inmediatamente en forma de ordalía –juicio de Dios por combate–; como el Rey no podía si no luchar en combate singular con alguien de su rango, aportaba un campeón que luchaba por él: el King´s Champion. El origen de esta figura, en Inglaterra, se remonta a los tiempos del Rey Guillermo I «el Conquistador» ( antes Guillermo «el bastardo») y se concedió como derecho a los señores de la villa de Scrivelsby, en el condado de Lincoln. Durante siglos el titular perteneció a la familia Marmion hasta su extinción, pasando en 1377, por enlace matrimonial con una Marmion, a la familia Dymoke: sir John Dymoke, casado con una de las hijas del último Marmion y heredera de la Mansión de Scrivelsby. Los Dymoke cumplieron con el cometido durante las sucesivas coronaciones de los reyes y reinas de Inglaterra hasta 1831, año de la coronación de la reina Victoria. En dicha ceremonia se consideró que ya no era necesaria esa figura ceremonial y, para compensar al titular del derecho, se le creó baronet hereditario (dignidad nobiliaria a medio camino entre los caballeros (Sir) y los pares del reino (Lord)). El motivo para cancelarlo se fundamentaba en la ceremonia en si.

Escena del Tapiz de Bayeux que muestra a Guillermo y a sus medio hermanos. Guillermo se sienta en el centro, Odón a la izquierda con las manos levantadas y Roberto a la derecha portando una espada

Tras la coronación se llevaba a cabo el banquete que tenía lugar en el palacio de Wensminster. Allí, en pleno salón del banquete, entraba a caballo, con armadura completa, el campeón y arrojaba el guante mientras proclamaba el derecho del recién coronado monarca, retando así a quien fuera que se atreviese a ponerlo en duda. En casi mil años solo una vez alguien recogió el guante. En 1689 durante el banquete de Guillermo III y la Reina Mary, una anciana que se apoyaba en unas muletas recogió el guante. El pobre Dymoke fue blanco de las burlas y pitorreo de toda la concurrencia, pues de eso se trató: de una gamberrada que le hicieron.

La representación de la figura del Campeón no estaba exenta de ciertos riegos, como se ha visto en el caso anterior. Así en en banquete de la coronación de Carlos I Estuardo, el campeón del Rey entró a caballo, largo el desafío y arrojó el guante. El problema fue que se le había ido la mano con la bebida y al arrojar el guante se cayó del caballo pegándose una costalada de órdago. Durante la ceremonia del banquete de Jorge III (1760) el campeón tuvo que montar al caballo que el anterior monarca había montado durante la batalla de Dettingen (1742). El animal –viejo, resabiado y con mala leche– se negó a entrar y acabó haciéndolo de grupas, esto es, entró mostrando el trasero a todo el mundo.

A la muerte de la reina Victoria, el XXXII señor de la Mansión de Scrivelsby (H.S. Dymoke) elevó una reclamación a los tribunales en defensa del derecho milenario de su familia. Estos le dieron la razón y, para la coronación de Eduardo VII, se juntó en él la figura del campeón del Rey y el portador de la Enseña Real de Inglaterra. El año que viene, durante la ceremonia de coronación del Rey Carlos III, veremos al XXXIV señor de Scrivelsby, Campeón del Rey, portando el Estandarte Real.