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Los españoles republicanos y antifascistas prisioneros en Mauthausen despliegan una pancarta para saludar a los aliados que acaban de liberar el campo de concentración nazi: «Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas liberadoras»

Los españoles republicanos y antifascistas prisioneros en Mauthausen despliegan una pancarta para saludar a los aliados que acaban de liberar el campo de concentración nazi

La oposición al franquismo que lideró el Partido Comunista Español

La oposición al régimen en el interior quedará en manos del PCE, por su sentido de disciplina y sacrificio por un objetivo político concreto: la dictadura del proletariado

Los comunistas españoles después de la Guerra Civil fueron internados en campos de refugiados en el sur de Francia. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvieron como mano de obra a los dominantes nazis, los cuales por el Pacto Ribbentrop Molotov eran aliados, hasta que en junio de 1941 la URSS fue invadida y procedieron a formar la resistencia contra su antiguo aliado. La liberación de Francia favoreció al Partido Comunista Español (PCE) que decidió poner en marcha la «Operación Reconquista de España», tomando el Valle de Arán en 1944. Por supuesto aquello no se dio y la operación fue un fracaso. El coronel comunista Vicente López Tovar ordenó la retirada de sus efectivos. Sin embargo, tanto López Tovar como Jesús Monzón, responsable máximo del maquis (guerrilleros opositores al régimen franquista), fueron acusados de traidores por Santiago Carrillo, quien aprovechó la ocasión para desautorizarles y hacer una purga entre sus partidarios. Santiago Carrillo mando asesinar a los lugartenientes de Monzón: Gabriel León Trilla, en Madrid el 6 de septiembre de 1945; Alberto Pérez Ayala en Madrid el 15 de octubre de 1945; y Pere Canals nada más volver a Francia.

La oposición comunista

Las operaciones del maquis se realizaron a través de las «agrupaciones guerrilleras» que operaron en las zonas de montaña. Las guerrillas fueron feneciendo por el distanciamiento de Francia, la ausencia de apoyo de la población española y el afianzamiento del régimen. El mejor libro del maquis, el clásico El Maquis en España de Francisco Aguado Sánchez, nos refleja como de 1944 a 1952 el maquis asesinó a 953 y cometió 845 secuestros, sabotajes y 5.963 atracos. Según datos del Ministerio de Interior, los 1.826 enfrentamientos entre los maquis y las fuerzas del orden provocaron 12 fallecidos del Cuerpo General de Policía, 11 de la Policía Armada, 27 del Ejército y 260 de la Guardia Civil. A su vez el maquis tuvo 2.173 muertos y otros 3.387 detenidos. A estos hay que añadir los 953 civiles asesinados por el maquis, la mitad de sus 834 secuestros que acabaron en asesinato del retenido y 103 en sus atracos.

En 1959, el PCE eligió responsable de la organización en el interior de España a Julián Grimau, miembro de su Comité Central desde 1954. El dirigente comunista había sido inspector del Servicio de Información Militar de la República en Barcelona, donde estaba acusado de haber sido responsable de torturas y asesinatos en la principal checa de la ciudad condal. A finales de 1962 fue detenido por la Policía española, por una delación de su propio entorno. La condena fue a muerte y ejecutada el 20 de abril de 1963. Su ejecución fue la última vinculada por crímenes de guerra vinculados a la Guerra Civil. En Francia, la oposición comunista presionó contra el «régimen fascista» imperante en España. En España su ejecución fue interpretada en línea a la jurisprudencia aplicada por el tribunal de Nüremberg contra los criminales de guerra, cuyos crímenes no prescribían.

Los estudiantes, obreros y disidencia católica

La oposición al régimen en el interior quedará en manos del PCE, por su sentido de disciplina y sacrificio por un objetivo político concreto, la dictadura del proletariado. Los ámbitos donde desarrollaron su actividad fueron en los núcleos de oposición de los estudiantes; el mundo obrero y la disidencia católica de izquierda. En el primero, la universidad de los años cincuenta todavía representaba a una minoría de clase acomodada liberal hasta que en los sesenta los hijos de los trabajadores de la España del desarrollo llenaron las aulas universitarias. Los estudiantes comunistas se reclutaron entre los estudiantes de la alta sociedad por la Federación Universitaria Democrática de Estudiantes (FUDE) del PCE.

En el campo obrero, hasta la llegada de los sucesivos planes de desarrollo que encumbraron a España a octava potencia industrial del mundo, la conflictividad social derivada de una economía aislada fomentó protestas espontáneas que tomaron forma en torno a comisiones de trabajadores surgidas de las asambleas laborales. Estas Comisiones Obreras eran representativas de los trabajadores, y compatibles con el sistema, al poder ser electos como enlaces sindicales, introduciéndose dentro del propio sistema oficial sindical, sirviendo de interlocutor en algunas empresas. Sin embargo, los comunistas descubrieron su potencial, disolviendo su organización clandestina, la Oposición Sindical Obrera (OSO), e introduciéndose en las CCOO, lo que llevará en 1972 al procesamiento de Marcelino Camacho, Julián Ariza y otros topos comunistas en el denominado Proceso 1001, por su militancia clandestina comunista.

Con respecto al mundo disidente católico, los comunistas se infiltraron en las asociaciones especializadas de Acción Católica de apostolado obrero, como las Juventudes Obreras Católicas (JOC) y las Hermandades Obreras de Acción Católica (HOAC), donde fueron adoptando un discurso próximo al socialismo revolucionario. En el apostolado de la Compañía de Jesús se originó las Vanguardias Obreras Juveniles (VOJ) de donde saldrá Vanguardia Obrera y Social (VOS), y de la Federación Española de Congregaciones Universitarias Marianas (FECUM), en 1970 nació la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT) de orientación maoísta.

No obstante, la muerte de Stalin en 1953 favoreció un cambio profundo de estrategia política en el PCE. En 1960 el VI Congreso del PCE reunido en Praga eligió secretario general a Santiago Carrillo. Sin embargo, el control que Carrillo ejerció sobre la organización provocará la expulsión de algunos intelectuales, como Fernando Claudín y Jorge Semprún. Su voz será Radio España Independiente, donde hablaba Jordi Sole Tura, bajo la protección de Nicolai Ceaucescu, máximo dirigente comunista de Rumania. El PCE por ausencia de democracia interna sufriría numerosas escisiones. Algunas de ellas se convirtieron en grupos terroristas como el grupo formado el 6 de enero de 1974, Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), organización terrorista cuyo modelo de democracia estaba influido por el comunismo chino de Moa Zedong y el albanés de Enver Hoxha, y causó 5 asesinatos.

El otro fue la Organización de Marxistas Leninistas Españoles (OMLE) fundado en septiembre de 1968. Siete años después se transformó en PCE (reconstituido), a su vez «madre» de los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO), que causaron durante la Transición 83 asesinatos.

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