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Amparo Rivelles, actriz de cine y teatro española©GTRESONLINE

Dinastías y poder

Los Rivelles en el mundo del artisteo: de Hollywood al Berlín de Hitler

Su árbol genealógico es el más complejo del mundo de la interpretación: una enrevesada dinastía que se forjó sobre los escenarios del siglo XX

Son una de las sagas más destacadas de nuestro panorama artístico. Desde que María Fernanda Ladrón de Guevara triunfó en los escenarios de España con sus espectáculos teatrales, los Rivelles-Larragaña han formado una de las dinastías actorales que mejores interpretaciones ha dejado sobre los escenarios y la gran pantalla. Triunfaron en América, rodaron en Hollywood y viajaron al Berlín de Hitler para protagonizar algunos de los grandes títulos de las coproducciones hispano-alemanas de los años 30. En la actualidad, sus vástagos siguen dedicados a la interpretación, aunque quizá sin la gloria de otros tiempos. El suyo es uno de los árboles genealógicos más complejos del mundo de la interpretación: una enrevesada dinastía que se forjó sobre los escenarios del siglo XX.

María Fernanda Ladrón de Guevara, nació en Madrid en 1897 y pronto se convirtió en una de las más importantes damas de la escena de principios del siglo XX. Debutó en la compañía de teatro de la gran María Guerrero y su esposo, el también actor –y viudo de una hija del general Serrano– Fernando Díaz de Mendoza, aristócrata reconvertido a actor cuando el teatro profesional era visto con ojos regulares por la «buena sociedad». Padrino de bautismo de la joven María Fernanda, también de familia distinguida, consiguió que la joven triunfase gracias a la magnífica representación que hizo en el teatro de la Princesa de la obra La Malquerida de Jacinto Benavente, el autor más demandado junto a Marquina, los Quintero o Valle-Inclán. Era el año 1913 y la monarquía-liberal de Alfonso XIII hacía aguas por los problemas en el Rif y la violencia anarquista. Pero la vida en los teatros era bulliciosa…Catalina Bárcena, Carmen Ruiz-Moragas y la Xirgú. María Fernanda era elegante, de presencia exquisita. A comienzos de la década conoció en el teatro Odeón al también actor, valenciano, Rafael Rivelles, un galán hijo de intérpretes, con sonados triunfos en el Eslava. Se casaron en marzo de 1922 y crearon su propia compañía teatral. Tres años después nació su única hija en común, Amparito Rivelles, que también se haría un nombre con letras mayúsculas en la interpretación.

María Ladrón de Guevara y Rafael RivellesWikimedia Commons

Eran los años en los que la industria del cine comenzaba a abrirse camino y el matrimonio se lanzó al mercado internacional, primero a Francia, a los estudios Joinville, cerca de París, para poco después cruzar el Atlántico: en 1930 aceptaron una oferta de la Metro Goldwin-Mayer para rodar en Hollywood. Antes que Sarita Montiel en Veracruz o que los oscarizados Pe y Bardém, la pareja Ladrón de Guevara-Rivelles consiguió despuntar en Los Ángeles con títulos como El proceso de Mary Dugan (1931) de Gregorio Martínez Sierra. Regresaron a España con mucho nombre y buena posición en un tiempo que coincidía con la aprobación de la legislación reformista de la II República. La actriz, aprovechó la recién aprobada Ley del Divorcio de 1932, para poner fin a su matrimonio.

María Fernanda mantuvo su presencia en los teatros y cines y Rafael, se lanzó a las nuevas posibilidades que ofrecía la proximidad a las políticas propagandísticas que triunfaban en la Alemania nacional-socialista. Así que de la mano de la recién creada Hispano Film Produktion (una productora que se había creado en mayo de 1937 por iniciativa del alemán Johann W. Ther, directivo de CIFESA, y el delegado de la propaganda cinematográfica de Falange en Berlín, Joaquín Reig Gozalbes), Rivelles aterrizó en la capital del Reich, para rodar –entre otras– la versión española de Carmen la de Triana del director Florián Rey, con una vertiente más «aria» en Audalusische Nächte, rodada en 1938, en coproducción con los intereses de Goebbels en UFA. Recreaban una historia pasional en los días de la ocupación napoleónica y se dice que la mismísima Imperio Argentina se rindió ante la capacidad de seducción de Rivelles. Esta productora dio lugar a varios largometrajes de ficción (El barbero de Sevilla, Suspiros de España…) y documentales propagandísticos. Durante la Guerra Civil, el actor participó también en títulos como Frente de Madrid de Edgar Neville.

Una familia de actores

Uno y otro continuaron con sus éxitos teatrales y cinematográficos. Rafael siguió soltero, pero Maria Fernanda conoció al talentoso asturiano, Pedro Larrañaga con el que inició una relación de la que nació, en 1937, su hijo Carlos Larrañaga. Mientras, Amparito debutaba siendo apenas una niña hasta transformarse, bajo la dirección de López Rubio, en la magnífica Eugenia de Montijo de 1944, de CIFESA. El papel de Napoleón III lo interpretaba otro clásico de la cinematografía patria, Mariano Asquerino. Le siguieron títulos como La leona de Castilla o Alba de América. Llegó incluso a rodar con Orson Welles, la película Mister Arkadin, la historia de un náufrago que antes había sido un potentado industrial que vivía en la Costa Azul. Años después, Amparito también cruzó el charco para convertirse en la reina de las telenovelas mejicanas de los cincuenta.

Amparo será considerada una de las más importantes actrices del teatro moderno en España

María Fernanda Ladrón de Guevara volvió a la gran pantalla en 1943 con títulos como Rosas de Otoño, de Juan de Orduña y en 1950-51 recibió el Premio Nacional de Teatro. Su hijo Carlos, niño guapo que despuntaba como conquistador, consiguió un pequeño papel en Orgullo y pasión (1957) junto a estrellas como Cary Grant y Sofía Loren, hasta que saltó al cine en diferentes producciones de Garci y logró hacerse muy popular gracias a su simpático papel en la exitosa serie Farmacia de Guardia de Antonio Mercero. Se dijo que llegó a tener una relación con Ava Gardner pero él se casó con la también actriz María Luisa Merlo (hija del actor Ismael Merlo) con quien tuvo varios hijos que, siguiendo la tradición, se dedican a la interpretación. Amparito, ahora Amparo, volvió a España en 1979 para protagonizar extraordinarias actuaciones por las que será considerada una de las más importantes actrices del teatro moderno en España. Aunque en televisión no se prodigó en exceso, su intervención en la adaptación de la novela del ferrolano Torrente Ballester, Los gozos y las sobras (1980-1982) dejó uno de los mejores papeles de una larga vida dedicada a la interpretación.

La vena artística de la familia continúa con Luis, Amparo, Pedro…y hasta con Maribel Verdú, cónyuge de éste último, quienes, de algún modo han continuado con la dinastía artística iniciada por su abuela hace más de un siglo.