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Primo de RiveraLu Tolstova

José Antonio Primo de Rivera: el blanco deseado por la izquierda

Cuando la exhumación del líder de la Falange ocurra será su quinto entierro: de la fosa común, nicho Alicante, El Escorial y Valle de los Caídos

Si hace pocos días era Gonzalo Queipo de Llano el que debía ser exhumado de la Macarena de Sevilla, ahora la familia de José Antonio Primo de Rivera ha pedido poder sacar sus restos del Valle de los Caídos y enterrarlo sin el espectáculo mediático que se vivió con Franco. Cuando esto ocurra será su quinto entierro: de la fosa común, nicho Alicante, El Escorial y Valle de los Caídos. Si nos guiamos por el decreto por el cual se creó el Valle, para enterrar a los caídos de los dos bandos durante la Guerra Civil, José Antonio merece seguir enterrado allí. Si ahora sale es por motivos políticos.

El líder de Falange Española siempre ha sido el blanco deseado por la izquierda. Vinculado al franquismo, aunque nunca tuvo nada que ver, a la izquierda les es necesario hacerlo desaparecer, borrarlo de la memoria, por unos motivos que ni ellos pueden explicar. Y teniendo en cuenta esto, el desconocimiento que existe sobre este abogado y político, nacido en Madrid el 24 de abril de 1903, que se convirtió en el representante del fascismo en España, nos centraremos en cuál era su pensamiento político y cómo evolución Falange Española, el partido más joven del arco parlamentario español.

La historia de Falange Española es la de un partido que, desde su fundación, octubre de 1933, se vio incapacitado para conseguir una posición influyente en la vida política, y para conseguir un número suficiente de afiliados, los cuales le hubieran dado influencia política. Ya en 1930, siendo miembro de Unión Monárquica Nacional, José Antonio formuló los postulados de éste partido que, con el tiempo, serían la base de Falange y por derivada, se convirtieron en la base de los llamados 26 puntos de Falange. Los postulados formulados por José Antonio eran: (1) Unidad nacional indestructible; (2) Supremacía del interés de España frente a todos los intereses políticos partidistas; (3) Exaltación del sentimiento nacional como principio informador de nuestra política; (4) Reconquista de la independencia económica de España; (5) Establecimiento de una disciplina civil, consciente, severa y de alto espíritu político; (6) Existencia de un Ejército y una Marina capaces de mantener en todo momento el prestigio de España.

José Antonio Primo de Rivera durante un mitin de Falange

El 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia de Madrid, presidió un acto de afirmación nacional. Ese día nacería Falange Española. A su lado estaban Ruiz de Alda, García Valdecasas y Raimundo Fernández Cuesta. El 2 de noviembre de 1933 se establecieron los 26 puntos de Falange Española que, a partir de 1937, con el pacto de Unificación, le servirían a Franco para establecer las bases del nuevo movimiento político que surgiría después de la Guerra Civil. La unión con las JONS aportaría a Falange afiliados en las provincias y zonas rurales, a las cuales Falange no podía llegar por la carencia de recursos económicos; experiencia organizativa; estrategia política; símbolos, léxico y propaganda.

Hay un punto destacado que surgió de la unión de FE y las JONS. Si bien Falange Española nunca había admitido, abiertamente, su vinculación y afinidad con el fascismo de Hitler y Mussolini, JONS se creó bajo los postulados de éste. La unión de ambos supuso la apertura, por parte de FE, hacia estos postulados. En resumen, Falange Española ya no negó su vinculación y adscripción a él.

En agosto de 1934 José Antonio Primo de Rivera y Antonio Goicoechea firmaron un pacto por el cual se afirmaba la coincidencia entre los dos partidos –Falange Española y Renovación Española– en lo que respectaba a los aspectos sociales y políticos. Esta vinculación quedó reflejada en nueve puntos programáticos. El pacto no dejaba de ser un nuevo intento de José Antonio por no ver desaparecer su partido político. Con Renovación Española, Falange Española tenía tan sólo 4 puntos en común: antimarxismo, antirrepublicano, patriotismo y religión. En todo lo demás, ambas formaciones políticas, eran completamente diferentes y opuestas.

El 19 de mayo de 1935, en el cine Madrid, José Antonio pronunció –como se ha asegurado muchas veces– el mejor discurso de su carrera política. Así las cosas, las elecciones del 16 de febrero de 1936 supusieron un nuevo fracaso para FE y de las JONS, pues no consiguieron ningún escaño parlamentario. Aquella situación tuvo una consecuencia que marcaría su futuro. Esto es, la detención de José Antonio. El 15 de marzo de 1936, como consecuencia de la colocación de una bomba en el domicilio de Largo Caballero, José Antonio fue detenido bajo la acusación de llevar armas sin licencia, lo cual era falso.

A pesar de su estancia en la cárcel Modelo de Madrid, José Antonio continuaba advirtiendo a sus seguidores que «no nos convertiremos en la vanguardia, ni en las tropas de choque, ni en el insustituible aliado de ningún confuso movimiento reaccionario». Según Bravo Martínez, entre febrero a julio de 1936, FE aumentó en 75.000 afiliados. Durante su estancia en la cárcel Modelo de Madrid fue su enlace, con el exterior, su hermano Fernando. Al estallar la Guerra Civil, Fernando fue detenido por las tropas republicanas. Como otros destacados miembros de la política española, fue encarcelado en la Modelo de Madrid. El 25 de agosto de 1936 Fernando fue fusilado.

La Guerra Civil había estallado. José Antonio Primo de Rivera fue trasladado desde la cárcel Modelo de Madrid a Alicante. El 20 de noviembre de 1936 fue ejecutado en Alicante, después de ser juzgado, junto a Ezequiel Mira Iniesta, Luis Segura Baus, Vicente Muñoz Navarro y Luis López y López. Aquel día se convirtió en mito y en el símbolo que Franco utilizaría después de la guerra. Para que la Falange no desfalleciera se ocultó su muerte. Oficialmente seguía vivo. En realidad todos sabían que lo habían ejecutado en Alicante. Hasta la oficialidad de su muerte, era nombrado como el Ausente. Luego pasó a encabezar la lista de mártires de la Guerra Civil. Los falangistas, al nombrarlo gritaban: «¡Presente!» Franco convirtió a su principal enemigo en un símbolo de la contienda y en un héroe nacional.