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Isabel de Moctezuma

Isabel de MoctezumaReal Academia de la Historia

Isabel de Moctezuma, la madre del mestizaje que unió Nuevo México y Cáceres

El Palacio Toledo-Moctezuma en Cáceres fue construido por los descendientes del emperador azteca en el siglo XVI, y supone una construcción que demuestra el mestizaje como elemento fundacional de la Hispanidad que se celebra desde 1892

Ni Colón cuando pisó Guanahani el 12 de octubre de 1492, ni Hernán Cortés en Veracruz en 1521 podían imaginar que, tras la conquista de México, los descendientes del Emperador Azteca Moctezuma iban a comenzar su nueva vida en Cáceres. Es un ejemplo de mestizaje que se ha conservado a través de los cuadros y bustos de sus antepasados mexicas y castellanos durante 18 generaciones en el Palacio de Toledo-Moctezuma, pero ¿Cómo acabaron en la Península?

Fachada del Palacio Toledo-Moctezuma

Fachada del Palacio Toledo-MoctezumaArchivo Provincial Cáceres

Para saberlo hay que viajar hasta el Tenochtitlán de 1520, donde se estaba desarrollando una enorme revuelta por la complicidad que tenia el famoso Moctezuma II Xocoyotzin, Emperador del Imperio mexica, con los soldados castellanos al mando de Hernán Cortés, a los que ofreció alojamiento y riquezas. Tras días de lucha y conflicto salió el Emperador a uno de los balcones para intentar apaciguar a su pueblo, pero este le recibió con piedras y flechas que acabaron con su vida.

Tecuichpo se bautizó y cambió de nombre a Isabel de Moctezuma. Desde entonces viviría como la última emperatriz de un imperio azteca que ya no existía

La muerte de Moctezuma no supuso el final de su apellido, Hernán Cortés prometió cuidar de su hija Tecuichpo Ixcaxochitzin, que fue princesa imperial y esposa del hermano de su padre y de su primo, con tan solo 10 y 11 años. Una vez finalizada la conquista y quedar bajo la tutela de Cortés, Tecuichpo se bautizó y cambió de nombre a Isabel de Moctezuma. Desde entonces viviría como la última emperatriz de un imperio azteca que ya no existía, pero con todas las comodidades del mundo, que ni indígenas, ni muchos castellanos campesinos podían imaginar.

Isabel que ya se había casado dos veces, tuvo tres matrimonios más, aunque esta vez con castellanos. El primer enlace no duró demasiado, después Hernán Cortés le propuso matrimonio, pero no llegaron a celebrar la boda porque Cortés se arrepintió de su decisión, tal vez se deba a lo que pudieran pensar en la Corte. Aun así, tuvieron una hija a la que llamaron Leonor Cortés, pero Isabel la repudió. Tiempo después, la «Emperatriz» se vuelve a casar, esta vez con Pedro Gallego Andrade, pero enviuda en 1531. Esto no impide que vuelva a contraer matrimonio con Juan Cano de Saavedra, con el que tuvo cinco hijos.

La vida de Isabel y de muchas otras mujeres aztecas algo más desconocidas, demuestran que el mestizaje se produjo de forma natural desde los primeros años de la conquista de México. Por si fuera poco, Isabel la Católica defendió la mezcla animando a casarse a «españoles con indias e indias con españoles». A los matrimonios mixtos se sumaron desde 1512 las Leyes de Burgos, o, como realmente se llamaban: Reales ordenanzas dadas para el buen regimiento y tratamiento de los indios, cuyo título ya anticipa el objetivo que perseguía la Monarquía Hispánica de otorgar a los pueblos indígenas conquistados unos derechos y libertades semejantes a los que podía tener cualquier súbdito en Burgos, Sevilla o Cáceres.

Isabel de Moctezuma, incluyó en su testamento en 1550, que, tras su muerte, se otorgaría la libertad a todos los esclavos indios e indias que trabajan en sus tierras

Estas ordenanzas que actualizó Carlos I en 1542 defendían que «los indígenas son libres y deben tratarse como tales», según anuncia el primer punto de Leyes Nuevas de Indias. Siendo Isabel de Moctezuma la hija de un emperador que esclavizó a su pueblo y realizaba sacrificios humanos, incluyó en su testamento en 1550, que, tras su muerte, se otorgaría la libertad a todos los esclavos indios e indias que trabajan en sus tierras. Los territorios a los que se refiere son los del pueblo de Tacuba, una grandísima extensión de terreno con más de 1240 casas y miles de indios a su servicio. Tanto Isabel como sus descendientes disfrutarían de aquella encomienda que consiguió Hernán Cortés para ella, tras casarse con Juan Cano.

La última emperatriz azteca murió en Nuevo México y nunca pisó la Península, pero su marido Juan de Cano Saavedra, regresó a España con dos de los cinco hijos que habían tenido en común. La familia se asienta Cáceres, lugar de origen del padre, y uno de sus hijos contrae matrimonio con Elvira de Toledo y Ovando, un noble español. Ahora bien, necesitaban una casa señorial a la altura de ambos linajes, así que el hijo de ambos, el nieto de Isabel mandó construir el palacio donde han vivido varias generaciones. Las murallas de piedra del palacio Toledo-Moctezuma hoy protegen el archivo provincial, pero sus muros también conservan los frescos de los 13 señoríos de los Moctezuma en México, y numerosos retratos de antepasados mexicas y castellanos.

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