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Lawrence de Arabia en uniforme y Faisal I de Irak

Lawrence de Arabia, el espía inglés que ayudó a la caída del Imperio otomano

En 1921 Gertrude Bell, una espía y arqueóloga como Lawrence, ayudo a crear el estado iraquí y puso al príncipe Faisal, líder de la rebelión árabe contra el Imperio Otomano como Rey de nuevo país

Thomas Edward Lawrence, era el Indiana Jones de principios de siglo, aunque su vida poco tiene que ver con la ficción. Antes de ser espía y aventurero estudió arqueología en Oxford y se marchó a Siria para investigar los modelos defensivos de los cruzados. En 1914 participó en una expedición ficticia en la península del Sinaí para buscar los orígenes de Moisés, pero en realidad su misión era recopilar información sobre las tropas otomanas en la región.

Lawrence de Arabia, en 1919

Su misión era recopilar información sobre las tropas otomanas en la región

Los otomanos ahora eran enemigos de los británicos tras haber entrado en la Primera Guerra Mundial a regañadientes como aliado de los alemanes, porque también debían luchar contra la disolución de su propio imperio que llegada desde las montañas de Serbia y los ríos búlgaros hasta los desiertos de Arabia y la estepa de Anatolia. Antes de la guerra, en octubre de 1912, Serbia, Montenegro, Grecia y Bulgaria –apoyados por mercenarios albaneses– se unen y declaran la guerra y en noviembre aplastan al ejército otomano. Una vez Reino Unido declaró la guerra a Alemania, Lawrence se presentó como voluntario al servicio militar, pero empezó como civil. Aunque después conseguiría ser segundo teniente intérprete en la Sección Geográfica del Estado Mayor (Geographical Section of the General Staff). Sus deseos de volver a oriente se cumplieron meses después, cuando fue enviado a El Cairo. Su trabajo consistía en crear mapas y diseñar estrategias para garantizar la presencia británica en el nuevo protectorado Egipto. El Imperio Otomano era un enfermo con los días contados, y los países europeos ya empezaban a pensar cómo se repartiría el pastel una vez terminado el sultanato. Aunque ya eran evidentes las diferencias que existían entre los aliados sobre el futuro del Imperio Otomano, franceses y británicos estaban de acuerdo en la necesidad de avivar la subversión de las provincias árabes. Los británicos contaban con el hombre adecuado para ese trabajo: el joven Lawrence.

El Imperio Otomano era un enfermo con los días contados, y los países europeos ya empezaban a pensar cómo se repartiría el pastel una vez terminado el sultanato

Recién nombrado capitán, Thomas llegó a Yida, en la costa del mar Rojo, para reunirse con el jerife Husayn, protector de los lugares santos del islam y el único que podía unir a todos los árabes contra los otomanos. Durante su visita conoció al Príncipe Faysal, un hombre culto con fuerte liderazgo del que no se separaría desde entonces. Ambos creían que la rebelión árabe podía triunfar y lucharon juntos para crear un estado árabe independiente con capital en Damasco. Aunque tuvo que pasar un tiempo en El Cairo, el arqueólogo espía regresó a arabia como enlace británico en el ejército irregular de Faysal. Con la ayuda británica encarnada en Lawrance, los árabes avanzaron posiciones y consiguieron bloquear la línea férrea del Hiyaz, emblema del poderío turco en la región.

Artefacto hitita temprano encontrado por Lawrence y Woolley (derecha) en Carchemish

Mientras los europeos luchaban en el frente occidental, los árabes al mando de Faysal avanzaban utilizando una guerra de guerrillas eficaz ante un ejército otomano desmembrado y debilitado. Una de esas victorias épicas fue la toma por tierra del puerto de Aqaba, en julio de 1917, que se pensaba inexpugnable. Aquel espíritu bélico aumentó ese mismo año y para Lawrance fue un año duro, lleno de incursiones arriesgas y sabotajes a trenes. Pero el sueño de crear un estado árabe desapareció de la mente del capitán inglés cuando se hicieron públicos los acuerdos entre su país y los franceses para repartirse oriente próximo una vez derrotados los otomanos. El héroe al que los árabes llamaban Al-Aurens y el príncipe Faysal entraron victoriosos en Damasco el 1 de octubre de 1918. Lawrence había superado su misión con creces, pero la aventura en esas tierras para él había terminado, pidió el relevo y abandonó Damasco para regresar a su hogar en Reino Unido.

Pero el sueño de crear un estado árabe desapareció de la mente del capitán inglés cuando se hicieron públicos los acuerdos entre su país y los franceses para repartirse oriente próximo una vez derrotados los otomanos

La Primera Guerra Mundial acabó y Mehmet VI, último sultán del Imperio otomano acudió al Tratado de París como perdedor. Allí también fueron Lawrence y Faysal para negociar la creación del deseado estado árabe. Pero las naciones vencedoras centraron las negociaciones en el reparto y la definición de las nuevas fronteras. Pero aún quedaban tres años de agonía para un Imperio Otomano que había perdido los territorios de Serbia, Montenegro, Grecia, Bulgaria y la península arábiga. Ahora era el turno de los kurdos, a los que se había prometido un estado propio en la Anatolia oriental en el Tratado de Sevre. Un antiguo héroe de Galípoli, Mustafa Kemal Atatürk promovió una guerra contra el gobierno de Estambul y creo su propio gabinete en Ankara. Ante el levantamiento de Anatolia, Mehmet VI abdica y abandona el país con su familia. El 29 de octubre de 1923 Kemal, que pasaría a la historia como Ataturk, abolió el sultanato y funda la república de Turquía.