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Soldados estadounidenses atravesando la Línea Sigfrido

La Línea Sigfrido: el muro de defensa que Hitler utilizó para proteger sus fronteras y que Rusia ha copiado

Se trataba de una línea fortificada alemana para proteger su frontera oeste (Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia) durante la Segunda Guerra Mundial. Lo conformaban túneles, bunkers y trampas para tanques

Rusia se está preparando para proteger los territorios ucranianos que mantiene ocupados con la construcción de lo que se ha denominado como Línea Wagner, una trinchera antitanque alrededor de la ciudad portuaria de Mariúpol. Esta línea de defensa hecha de bloques de hormigón pretende detener el contraataque de Ucrania en las zonas ocupadas del Donbás. Compuesta por cilindros de hormigón denominados «dientes de dragón», pensados para romper las orugas de los tanques y diferentes sistemas de trincheras de dos metros de ancho.

Sin embargo, lejos de ser una idea original e innovadora, estas fortificaciones están inspiradas en la Línea Sigfrido, un muro de defensa alemana para proteger su frontera oeste (Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia) durante la Segunda Guerra Mundial. Lo conformaban túneles, bunkers y trampas para tanques que iba desde Kleve, en la frontera holandesa, hasta la frontera suiza: tenía una longitud de más de 630 km.

Se trataba de una sucesión de bunkers subterráneos, barreras de hormigón para tanques conocidas como «dientes de dragón», nidos de ametralladoras, vallas de alambre de espino y campos de mina. Su construcción comenzó en 1936 prolongándose hasta 1945 por orden directa de Adolf Hitler. El encargado de este enorme proyecto fue el ingeniero Fritz Todt. Esta construcción fue una respuesta al gigantesco sistema de fortalezas a lo largo de la frontera alemana construida por los franceses. Asombrado por la construcción, Hitler quería disuadir a los franceses así como alentar a la población alemana con la construcción de una propia defensa. La ventaja estratégica obtenida por Hitler con su muro occidental se hizo patente en septiembre de 1939. Sólo había entre 100.000 y 200.000 soldados estacionados en la línea, mientras que la fuerza principal estaba en Polonia. Francia, en cambio, tenía 100 divisiones (casi 800.000 hombres).

Los trabajadores del Muro Oeste saludan a Adolf Hitler durante su visita en octubre de 1938Bundesarchiv / Wikimedia Commons

De esta forma evitaban los ataques relámpago y permitía repeler al enemigo de una manera más elástica. En la década de 1930, se pensaba que las batallas se librarían desde los bunkers, pero en los últimos años de la guerra se demostró que estas construcciones eran solo «ratoneras de hormigón» lo que hizo cambiar el concepto en 1944 dando a los bunkers un significado de protección durante los bombardeos, librando las batallas desde posiciones fuera de los bunkers.

En 1944, el anticuado Muro del Oeste (nombre con el que también se dio a conocer esta fortificación) proporcionó un refugio seguro a las unidades alemanas en retirada. Aprovechando los problemas logísticos en el bando aliado, los alemanes reorganizaron sus defensas. Esto ocurrió bajo el liderazgo del mariscal de campo Walter Model. Cuando los aliados reanudaron su avance a mediados de septiembre de 1944, se produjeron encarnizados combates y el avance se detuvo rápidamente. Al mismo tiempo, los aliados perdieron la batalla de Arnhem y tuvieron que rechazar la contraofensiva alemana en las Ardenas (Batalla de las Ardenas) en diciembre de 1944, por lo que los aliados no pudieron penetrar en territorio alemán hasta marzo de 1945.

Dientes de dragón (trampas antitanque) en Eifel

Después de la Segunda Guerra Mundial, la responsabilidad de eliminar las posiciones se asignó a las respectivas fuerzas de ocupación. Por eso la Línea Sigfrido ya no existe hoy. Los únicos restos visibles son los obstáculos antitanque y algunas extrañas protuberancias en el paisaje.