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Bombardeo de Pompeya en 1943 por los aliados en la Segunda Guerra Mundial

Bombardeo de Pompeya en 1943 por los aliados en la Segunda Guerra MundialPágina web Casa de la Diana Arcaizante

La segunda destrucción de Pompeya: no fue el Vesubio, sino la crueldad de la guerra

En agosto de 1943 los aviones de la RAF británica dejaron caer bombas sobre los restos romanos más famosos del mundo

En el año 79 d. C., la ciudad de Pompeya –entre otras– quedaba sepultada por una lluvia de sedimentos volcánicos tras la erupción del Vesubio donde miles de personas tuvieron que huir de la lava, las oleadas de gas y el calor sofocante. Sin embargo, muy pocos conocen que la antigua ciudad romana sufrió una segunda destrucción, pero esta vez por la crueldad de la Segunda Guerra Mundial.

Un acontecimiento que se había mantenido con cierta discreción, o al menos entre los arqueólogos, por el hecho de que el bombardeo había sido realizado por los aliados. No sería hasta 2006 cuando se publica por primera vez y de forma detallada toda la información que los archivos pompeyanos guardaban sobre aquel ataque de 1943 en el libro Daños de guerra en Pompeya (2006) de Laurentino García.

En el libro, el historiador español precisa que fueron 160 bombas las que cayeron sobre Pompeya, de unos 500 kilos en su mayoría y que destruyeron frescos, muros y más de 3.000 objetos y restos arqueológicos encontrados a lo largo de 200 años de excavaciones.

Imagen aérea del bombardeo de Pompeya

Imagen aérea del bombardeo de PompeyaPágina web Casa de la Diana Arcaizante

Sin embargo, también especificó en una entrevista que «no había motivo militar para bombardear Pompeya». Lo que sucedió fue que los americanos habían desembarcado en Salerno, a unos 100 kilómetros al sur de la ciudad romana sepultada, con la intención de avanzar hacia Roma con la única oposición de los alemanes en su avance. «Pompeya no tenía significado político, pero cuando la guerra domina los señores de la guerra quieren hacer demostraciones de fuerza y bombardean si es necesario las retrovías del enemigo, donde caen, caen», explicó.

Daba la catastrófica casualidad de que Pompeya estaba en medio del camino entre los angloamericanos que querían avanzar y los alemanes que si bien retrocedieron, todavía resistían. De esa manera, el primer bombardeo de la fuerza aérea británica tuvo lugar el 24 de agosto –fecha en la que, tradicionalmente, se produjo la erupción del 79–. El director de las excavaciones entonces, Amedeo Maiuri, al alba del 25 de agosto de 1943 gritó que se acabase «con la violencia ciega y brutal que amenaza con destruir Pompeya, monumento sagrado de la humanidad».

La radio de Londres anunció que aquello había sido un «error» y manifestaba que no se volvería a repetir. Pero semanas más tarde se suceden los grandes bombardeos, desde el 13 al 22 de septiembre, donde no cesaron de pasar día y noche aviones de la RAF y las fuerzas aéreas estadounidenses descargando centenares de bombas.

Bombardeo de Pompeya 1943

Bombardeo de Pompeya 1943Twitter @antigua_roma

La ciudad italiana se convirtió en ruinas sobre ruinas que habían sido preservadas bajo tierra y salido a la luz en 1738, cuando el futuro Rey Carlos III de España, en aquel entonces Rey de Nápoles, encargó a Roque Joaquín de Alcubierre, un ingeniero militar español, iniciar las excavaciones.

«El silencio sobre todo se debe a que los vencedores son los que escriben la historia», dijo García en la entrevista. Este cruel ataque era algo que les avergonzaba y por ello se «quiere borrar en lo posible de la memoria» y añadió que le parecía curioso que en ninguno de los archivos ingleses o americanos se haya encontrado ningún tipo de documentación, siendo las únicas las 20 fotografías descubiertas en época muy reciente en los sótanos del Museo Nacional de Nápoles haciendo más fácil el silencio que ha durado durante más de 50 años.

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