Picotazos de historia
De un resfriado a la creación de las notas musicales
Un monje benedictino llamado Guido d´Arezzo creó las notas musicales para representar la altura y duración del sonido
Todo el mundo conoce las notas musicales (aunque últimamente empiezo a tener serias dudas). Ya saben ustedes: do, re, mi, fa, sol y si. Como todo en nuestra cultura no surgieron porque sí, en la historia nada lo hace, todo es debido al genio, esfuerzo y tesón de uno o varios individuos. En este caso conocemos al autor, un monje benedictino llamado Guido d´Arezzo. Se calcula que nació en torno al año 994 y que falleció en el 1050. Guido desarrolló nuevas técnicas de enseñanza de la música desarrollando el tetragrama (pautas musicales con cuatro líneas horizontales) que sería el antecedente de nuestro actual pentagrama (cinco líneas horizontales) que vemos en las partituras musicales.
Guido creó las notas musicales para representar la altura y duración del sonido. Así la escala diatónica (sin alteración ni cambios en la tonalidad) está compuesta por siete notas que Guido bautizó como: ut, re, mi, fa, sol, la y si. En aquel entonces las notas se denominaban por medio de las primeras letras del abecedario (A, B, C, etc) pero Guido las sustituyó por la primera sílaba de cada frase de un himno en honor de san Juan Bautista. La composición dice así: UT queant laxis/ REsonare fibris/ MIra gestorum/ FAmuli tuorum/ SOLve polluti/ LAbii reatum/ Sanete Ioanes. La última frase usará la primera letra de cada una de las palabras para formar el nombre de la letra SI. La traducción del himno sería: «Oh san Juan, purifica nuestros culpables labios, a fin de que tu siervo pueda celebrar a plena voz tus maravillas».
El autor del himno fue otro monje benedictino, de nombre Pedro el Diácono (circa 710 – 797-9), famoso como autor de himnos y epitafios religiosos. Resultó que el buen monje, tras una función religiosa donde canto con entusiasmo en alabanza del santo, se agarró un resfriado de no te menees. En el lecho, y hecho mixtos como cualquier hijo de vecino, escribió este himno en el que suplica al santo que le cure para poder seguir alabándolo.
Más adelante, el ut inicial fue sustituido por la letra do. Esto lo hizo el musicólogo Giovanni Battista Doni, en el siglo XVII, para facilitar el solfeo. Discretamente eligió la primera sílaba de su apellido. Esta es la relación entre un resfriado y las notas musicales.