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Enrique Líster, líder militar comunista

Enrique Líster, líder militar comunista

Los asesinatos de Enrique Líster, líder militar comunista, en su paso por Cataluña

Durante la retirada del ejército republicano de Cataluña, Enrique Líster huyó hacia la frontera francesa atravesando Gerona. En concreto pasó por dos pueblos en los que dejó su huella. Estos fueron Brunyola y Les Planes d’Hostoles

Durante la retirada del ejército republicano de Cataluña, un grupo de 10 prisioneros retenidos en Aiguaviva, al ver que sus carceleros huían ante el avance nacional, decidieron unirse a estos. Salieron de Aiguaviva dirección Brunyola, pueblo cercano a Santa Coloma de Farnés. La noche del 2 al 3 de febrero de 1939 la pasaron en una masía conocida como Can Pelach. A la mañana siguiente partieron para tomar la carretera que les conduciría a Barcelona, con la ilusión de encontrarse con los suyos.

En la marcha se subdividieron en dos grupos. Delante iban siete y a unos cuantos metros más atrás tres. De repente el grupo más numeroso vio un grupo de soldados. El jefe del grupo de requetés, Ricardo Cavero empezó a dar vivas a Cristo Rey. El mencionado grupo era enemigo. Cavero y sus compañeros eran ex convictos. Iban desarmados, con lo cual les fue muy fácil detenerlos. El grupo enemigo estaba al mando de Enrique Líster. Los siete fueron conducidos ante él para ser juzgados. Los detenidos eran: Ricardo Civit Sanvicente; Juan Camps Planas; José Oriol Pascual Elías; Fernando Pascual Elías; Juan Bautista Marlés Bacardit; Ricardo Anglada y Ricardo Cavero Sellares.

El segundo grupo, al percatarse de que sus compañeros exclamaban proclamas a Cristo Rey, intuyó que nada bueno sucedía. Uno de ellos, José María Farreras y Farreras, empujó a sus compañeros hacia un lado de la carretera. La suerte fue que había un desnivel y cayeron rodando por él el José María Embuena Farriols, Pedro Frigola Pardo junto a Farreras que al empujarlos les dijo: «Muchachos, van mal dadas». Al llegar abajo del desnivel se encontraron a un grupo de milicianos que estaban asando un pollo. José María Farreres exclamó: «¡Desgraciados! A nosotros nos están jorobando a tiros allí arriba y vosotros asando un pollo». Al final acabaron milicianos y requetés degustando ese pollo. Es de suponer que los milicianos en ningún momento dudaron de aquellos recién llegados, de lo contrario, sus vidas habrían corrido la misma suerte que la de sus compañeros.

¿Qué les sucedió a los detenidos? Como hemos dicho los llevaron ante Enrique Líster para ser juzgados. Éste se dirigió a Cavero en estos términos:

«–¿Vosotros que sois?, le preguntó.

–Requetés y de los del Aplec de Montserrat, respondió Cavero.

–Entonces, ¿sois enemigos nuestros?

–Mientras hay guerra sí.

–¿Ya sabes lo que os pasará?

–Por supuesto, cuatro píldoras del Doctor Negrín».

No se equivocó. Aquel mismo 4 de febrero de 1939 fueron asesinados y enterrados en una fosa común en el pueblo de Brunyola.

Terminada la guerra José Vives Suriá fue a ver al padre de Ricardo Cavero. Este sabía que su hijo había muerto, pero desconocía el lugar donde estaba enterrado. José Vives tenía noticias que un grupo de requetés los habían asesinado en Brunyola. Supusieron que, con toda probabilidad, Ricardo Cavero estaba entre los fallecidos. No se equivocaron. Pidieron al Ayuntamiento permiso para poder desenterrar los cuerpos. Les comentaron que ellos no tenían autorización y debían dirigirse a la Guardia Civil. Estos, a su vez, les negaron el permiso por miedo a una intoxicación de tifus. Los convencieron y pudieron exhumar los cadáveres.

El primero en salir a la luz fue el de Ricardo Cavero. El cadáver apareció en perfecto estado. Un par de tiros en la parte posterior de la cabeza, pero sin síntomas de tortura. A continuación aparecieron los otros seis. Los féretros fueron enterrados en un nicho de la Iglesia de Bruñola. Allí siguen, hoy en día, descansando en paz. El padre de Ricardo Cavero no era carlista; sin embargo, nunca faltó a las misas concelebradas en la iglesia de San Agustín en homenaje a los carlistas fallecidos durante la guerra.

De Brunyola Líster avanzó hacia Anglès, Amer y llegó a Les Planes d’Hostoles. Este pueblo se encuentra en la comarca de La Garrotxa (Gerona). No tuvo mucho movimiento durante la Guerra Civil al no ser lugar de paso y estar el frente muy lejos. No obstante, si que debemos reseñar los dos asesinatos que ahí se cometieron.

En el mes de agosto de 1936 las patrullas de control de Salt y Sant Joan les Fonts irrumpieron en el pueblo para ajusticiar a los llamados «extremistas». Se produjeron dos muertes violentas. La del veterinario Joan Vidal y la de un padre capuchino, P. Vicenç de Besalú. Con los ánimos exaltados quemaron un fastuoso retablo barroco de la escuela olotina y el mobiliario de la iglesia parroquial.

En la entrada de Les Planes d’Hostoles existía la Colonia textil Dusol. En ella se detuvo Líster para cenar. La casa elegida fue la de la familia Cahís. Les comunicó que su plana mayor descansaría allí, pero que no les pasaría nada.

La cena transcurrió con normalidad. Una vez terminada informaron a Líster que el ejército nacional se acercaba. Con precipitación abandonaron la casa, no sin antes dar la orden de dinamitar el puente de entrada al pueblo. Cuando estaba a la altura del cementerio se dio cuenta que se había olvidado su bastón de mando. Envió a su ayudante a buscarlo.

Al llegar a la casa de la familia Cahís les dijo que estaba harto de Líster. Que si le podían prestar ropa civil para regresar a Reus, su ciudad natal. Así lo hicieron. Líster aún está esperando que su ayudante le haga entrega del bastón de mando que dejó olvidado en Les Planes d’Hostoles.

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