La historia de las reliquias de los Reyes Magos contada por Benedicto XVI
Los restos de los Reyes Magos están desde el siglo XII en un relicario de oro y piedras preciosas de la Catedral de Colonia, pero han viajado por el mágico oriente, la Constantinopla del emperador Constantino y Milán en los últimos dos mil años
«La ciudad de Colonia no sería lo que es sin los Reyes Magos, que tanto han influido en su historia, su cultura y su fe», afirmó Benedicto XVI durante el discurso que dio frente a miles de jóvenes en la catedral de Colonia, ciudad alemana en la que se celebró la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), en el verano de 2005. Durante esa visita, Benedicto se postró para orar y dar gracias a Dios ante el relicario de los tres Reyes Magos, que llevaba casi un milenio custodiado en el templo de estilo gótico, pero ¿Cómo llegaron los restos de los Magos de Oriente hasta Alemania?
La primera parte de la historia aparece en el Evangelio de San Mateo y es más que conocida: Melchor, Gaspar y Baltasar acuden a Belén para adorar al niño Jesús con oro, incienso y mirra, guiados por una estrella. Pero los tres magos no toman el protagonismo de su mítica vida hasta que emprendieron el camino de regreso a Oriente. Según cuenta la leyenda, tras el encuentro con Jesús se convirtieron al cristianismo y fueron bautizados por santo Tomás. Desde entonces se dedicaron a predicar la palabra de Dios por la India, peregrinando por todos los pueblos y aldeas que pudieron hasta que se ganaron el favor de sus gentes. En pleno siglo XIV, el monje carmelita Juan de Hildesheim consiguió recopilar en El Libro de los Reyes Magos, un relato de la vida de los tres magos desde que conocen a Jesús hasta que sus cuerpos se trasladan a Colonia.
Los cuerpos permanecieron escondidos hasta que en el siglo IV santa Elena trasladó los restos hasta Constantinopla
El monje afirma que fueron ordenados obispos, construyeron muchas iglesias y se asentaron en la ciudad de Seuva, desde donde gobernaron sus reinos durante años. Sobre el épico final de los tres Reyes Magos varios cronistas, como Pedro de Rojas en el siglo XVII, afirman que padecieron martirio en el año 70 d.C. Aunque Juan de Hildesheim cree que los Reyes Magos fallecieron de forma natural. Después de estos relatos lo que menos sorprende es, según Hildesheim, que Gaspar muriese a los 130 años y Melchor a los 116, como afirma Rojas.
De Sada a Constantinopla y Milán
Muertos los tres, los cuerpos fueron enterrados en un mismo sarcófago en la ciudad de Sada. Permanecieron escondidos hasta que en el siglo IV santa Elena, la madre del Emperador Constantino, trasladó los restos hasta Constantinopla, que por entonces era la capital del Imperio Romano. Tiempo después, san Eustorgio visitó al Emperador para que aprobara su nombramiento como obispo de Milán y Constantino II además de aceptar al prelado le entregó como obsequio las reliquias de los Reyes Magos que hasta entonces habían permanecido en santa Sofía. El obispo viajó con el sarcófago hasta Milán, pero los bueyes que lo trasportaban colapsaron fatigados por el peso justo en las puertas de la muralla, lo que se interpretó como una señal divina. Ante lo sucedido, san Eustorgio mandó construir una basílica extramuros.
Con la muerte de este, el templo recibió el nombre de san Eustorgio y su cuerpo fue enterrado al lado de las reliquias. Pero aún les quedaba una aventura que vivir a los restos de los magos de oriente. En 1162, las tropas del Emperador del Sacro Imperio Germánico, Federico Barbarroja, saquearon Milán, pero no encontraron nada en la basílica porque los fieles habían escondido las reliquias en una iglesia cercana. Aunque no sirvió de mucho porque el arzobispo de Colonia Reinald von Dassel, que también era el canciller imperial de Barbarroja, descubrió el engaño y «las reliquias de estos Sabios de Oriente saliendo de Milán […] atravesaron los Alpes hasta llegar a Colonia, donde fueron acogidas con grandes manifestaciones de júbilo. En su peregrinación por Europa, esas reliquias han dejado huellas evidentes que, aún hoy, permanecen en los nombres de lugares y en la devoción popular», afirmó Benedicto XVI durante su discurso en la JMJ de Colonia.
Las reliquias se encuentran hoy protegidas por el relicario más grande del mundo occidental
Las reliquias se encuentran hoy protegidas por el relicario más grande del mundo occidental: con una estructura de madera recubierta de oro, plata y piedras preciosas; los tres sarcófagos dan forma de basílica al conjunto y las paredes del relicario están repletas de figuras en plata dorada de profetas, apóstoles y, por supuesto, en uno de sus extremos está representada la Adoración de los Reyes Magos. El conjunto monumental se levanta sobre el altar mayor de la catedral, que es uno de los puntos de peregrinación más importantes de la cristiandad porque «en cierto sentido, la Iglesia celebra aquí todo el año la fiesta de la Epifanía», dijo el Papa emérito ante los jóvenes.