Centenario
Cien años del primer vuelo de Juan de la Cierva, el pionero español al que cancela la ley de memoria
El 9 de enero de 1923, el cuarto prototipo de autogiro del ingeniero español Juan de la Cierva se elevó y voló con éxito por primera vez sobre la pista de aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid
Juan de la Cierva revolucionó la industria aeronáutica con su autogiro, el antecesor de los Helicópteros modernos. Pero 100 años después, la aplicación de la controvertida Ley de Memoria Democrática ha provocado que el año pasado el Ministerio de Fomento diera marcha atrás en su decisión de rebautizar el Aeropuerto Internacional de la Región de Murcia como Juan de la Cierva, además varias ciudades españolas han retirado su nombre del callejero por la supuesta relación del inventor en la sublevación de 1936. Pero, ¿qué hay de verdad en esas acusaciones?
De la Cierva vivió en Londres gran parte de su vida y murió allí pocos meses después del comienzo de la Guerra Civil española. Nunca conoció a Franco. Su única implicación en el golpe de Estado fue cuando recomendó el Dragon Rapide –que trasportó a Franco desde Canarias a Tetuán para tomar el mando de las tropas africana– al embajador de España en Reino Unido, que estaba interesado en alquilar una aeronave. Se desconoce si el inventor conocía para qué se iba a emplear.
Con tan solo 12 años, «Juanito», como le llamaba su familia, construyó su primer autogiro
Su pasión por la ingeniería y la aviación empezó desde pequeño por la influencia de su abuelo, que era ingeniero de montes. Pasaba los días hablando sobre nuevos motores y diseños junto a sus amigos los hermanos Barcala y Tomás de Martín-Barbadillo, con los que empezó a diseñar sus primeros modelos hechos de papel, varillas y gomas. Con tan solo 12 años, «Juanito», como le llamaba su familia, construyó su primer autogiro. Lo que empezó como una afición se convirtió en un objetivo a alcanzar: hacer volar sus prototipos.
En 1910, Juan de la Cierva y su pandilla pudieron ver al piloto francés Julio Mamet atravesar el cielo de Madrid por primera vez y quisieron imitarlo construyendo planeadores que pudieran pilotar ellos. Unos meses más tarde había nacido el BCD (le dieron el nombre de las iniciales del grupo de amigos: Barcala, Cierva y Díaz), que probaron cerca de la Castellana sin éxito. Pero todavía eran unos niños que debían elegir pronto qué carrera estudiarían en la universidad. La obsesión de Juan de la Cierva por la aviación le impulsó a estudiar ingeniería de caminos, canales y puertos. Durante la carrera, «Juanito» y sus amigos fabricaron el BCD1, al que apodaron El Cangrejo, el primer biplano trimotor español que logró volar durante bastante tiempo. Tan solo tenía 16 años.
Del Retiro a la Casa Blanca
En 1919 tuvo que representar a Murcia, obligado por su padre, como diputado conservador, pero duró poco. Su sueño estaba muy lejos de la política. Ese mismo año se licenció y enfocó todo su esfuerzo en diseñar su propio aeroplano. Tan solo un año después apareció su primer autogiro, el C1, que tenía dos rotores superpuestos, pero era solo el principio.
Después de tres diseños más, el 10 de enero de 1923, el cuarto prototipo de autogiro del ingeniero español Juan de la Cierva se elevó y voló con éxito por primera vez sobre la pista de aeródromo de Cuatro Vientos en Madrid. Hasta ahora los costes los había sufragado él, pero en 1924 unos empresarios británicos le ofrecieron financiación para construir un modelo similar para comercializarlo en Reino Unido, así es como introdujo su proyecto en toda Europa. Tal fue su importancia dentro de la industria de la aviación que, cuando Ígor Sikorski inventó el primer helicóptero en 1942, tenía 20 patentes (piezas) que de la Cierva había creado más de veinte años atrás.
De niño «Juanito» había jugado con aviones de papel en el parque del Retiro de Madrid y en 1925 su autogiro aterrizaba sobre los jardines de la Casa Blanca, en Washington D.C., ante la mirada del presidente H. C. Hoover, que le recibió. A partir de ese año Juan de la Cierva pasó de inventor a empresario de éxito internacional, aunque en España no consiguió inversores, salvo el modesto apoyo que había hecho Aviación Española durante la II República.
Para gestionar sus patentes, creo empresas como The Ciervan Autogiro Company LTd en Reino Unido, y la Pitcairn Cierva Comp en 1929 en Estados Unidos. El éxito del autogiro le aportó un gran reconocimiento internacional con premios como la Gran Medalla de Oro, que le concedió la Federación Aeronáutica Internacional en 1932. A este se sumaron otros premios que provocaron que su girocóptero se vendiera por todo el mundo, desde Nueva Zelanda, Australia, India o China, hasta en Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina, además de los países europeos. Con la expansión, Juan de la Cierva fue perfeccionando sus modelos, aunque su siguiente objetivo era conseguir asentarse en España, donde había tenido una gran acogida. Para conseguirlo salió montado en su autogiro desde Londres y llegó a San Sebastián, donde realizó vuelos de exhibición que extendió a Madrid, Burgos, Santander y Murcia. Incluso el mismo Alfonso XIII voló en uno.
Su girocóptero se vendió por todo el mundo, desde Nueva Zelanda, Australia, India o China, hasta en Estados Unidos
El 9 de diciembre de 1936, Juan de la Cierva subió a un Douglas DC-2 de la empresa KLM en el aeropuerto de Croydon (Londres) para viajar a Ámsterdam, pero durante el despegue el avión chocó con el tejado de una casa deshabitada y se estrelló. En el impacto murieron todos los pasajeros menos una azafata. Juanito tenía 41 años y fue enterrado en Inglaterra, hasta que su familia lo repatrió a España en 1946.