¿Quién fue Lord Elgin, el «expoliador» de los mármoles del Partenón?
El conde Elgin decidió hacer una lectura libre de los permisos que le habían concedido y comenzó a retirar diversas piezas escultóricas del Partenón y sus alrededores
La joya de la corona de la colección del Museo Británico es, sin duda, la galería con las antiguas esculturas del Partenón de Grecia. En Inglaterra se conocen como «los mármoles de Elgin», en honor a Lord Elgin, que fue quien las trajo al museo a principios del siglo XIX. Pero, resulta sorprendente, a la vez que extraño, ver estas esculturas en el Museo Británico cuando permanecieron durante tanto tiempo en Grecia. Conscientes de ello y de la polémica que genera su pertenencia, el museo aborda este tema y subraya que «entre 1801 y 1805 Lord Elgin, el embajador británico del Imperio otomano, actuando con pleno conocimiento de las autoridades otomanas, se llevó en torno a la mitad de las esculturas que quedaban de las ruinas derruidas».
Grecia pide su repatriación
Al finalizar la ocupación otomana de Grecia en 1832, se inició una campaña para buscar las reliquias que se sacaron del país. Años más tarde, en 1925, varios organismos griegos señalaron que las piezas que el conde Elgin se llevó debían regresar a Grecia ya que era su lugar de origen y pertenencia. Argumentaban que quien autorizó a Lord Elgin para sacar los frisos era un agente invasor y, por lo tanto, no tenía autoridad para otorgar un permiso de esa naturaleza.
Esta disputa se remonta a 1983 cuando se realizó por primera vez una solicitud formal para la devolución permanente a Grecia de todas las esculturas del Partenón de la colección del Museo. En aquel entonces, la ministra de Cultura, Melina Mercouri, dijo que los mármoles del Partenón eran el «orgullo», «identidad», «alma» y «herencia cultural» de los griegos y formalizaba la petición al Gobierno británico. Tras aquellas declaraciones se abría una cadena de reuniones y debates que hasta día de hoy sigue sin resolverse. En respuesta a la solicitud de la ministra, tanto la directiva del museo como el Gobierno británico señalaron que eran dueños legítimos de aquellas obras y se negaron a devolver los mármoles.
Thomas Bruce, embajador británico en Constantinopla
Se sabe poco de quién fue Thomas Bruce, también conocido como el séptimo conde de Elgin. Nació en Broomball (Escocia) en 1766. Antes de comenzar su carrera como diplomático, ingresó en el ejército como alférez en la Guardia Escocesa en 1785, llegando a ser nombrado teniente general en 1814. Como diplomático fue enviado extraordinario a Austria, Bruselas y Prusia. Sería en 1798 cuando le nombrarían embajador británico en Constantinopla y poco antes de partir, se casó con Mary, hija heredera de William Hamilton Nisbet.
Tras visitar Atenas, quedó impresionado por la majestuosidad del Partenón y decidió realizar un estudio del conjunto arquitectónico con la expresa intención de traer moldes y bocetos que pudieran servir para mejorar el «gusto» general en Gran Bretaña. Para ello, reclutó a varios artistas para trabajar bajo las órdenes de Giovani Lusieri, pintor de la corte napolitana y que contrató de camino a su puesto en Constantinopla.
Durante su estancia como embajador, recibió un decreto oficial que le permitía moverse libremente en la acrópolis de Atenas. Aquel decreto ordenaba «que nadie se entrometiese con los andamios o implementos de los trabajadores de Lord Elgin, ni les impidiesen llevarse ningún trozo de piedra con inscripciones o figuras». Pronto, el embajador británico decidió hacer una lectura libre de los permisos que le habían concedido y comenzó a retirar diversas piezas escultóricas del Partenón y sus alrededores.
«Rescatar las grandezas griegas»
Según relató el profesor Christopher Casey de la Universidad de California en Berkeley en un artículo publicado en la revista Fundations, la intención inicial de Lord Elgin no fue retirar las esculturas de su lugar de origen; sin embargo, al enterarse del estado en el que se encontraban gran parte de las estatuas decidió «llevarse las grandezas griegas». Al tiempo que realizaba sus primeros estudios, aprovechó para preguntar a los habitantes de la zona sobre la ubicación de algunas estatuas que habían sido documentadas en el siglo XVII. Las respuestas que obtuvo fueron desalentadoras: según un turco de la zona, las estatuas que se habían caído del santuario habían sido quemadas para obtener cal con la que fabricar el mortero utilizado en los edificios modernos que salpicaban la acrópolis.
La retirada del material escultórico del Partenón bajo la dirección de Lusieri comenzaría en 1801 y se prolongaría hasta 1812. En total, durante los años que financió la excavación y la retirada, Lord Elgin adquirió 247 pies del friso, 15 metopas y 17 esculturas frontales, que viajarían a Gran Bretaña. Esta adquisición del material escultórico dejó al embajador británico con una onerosa deuda con varios acreedores que ascendía a 74.240 libras, y en 1811 empezó a presionar al Gobierno británico para que adquiriera su colección (que siempre había tenido la intención de dejar al público). Tras extensas audiencias parlamentarias, en junio de 1816 la Cámara de los Comunes concedió 35.000 libras a Lord Elgin a cambio de las esculturas. Desde 1939 estas joyas se exponen en el Museo Británico, mientras que en el Museo de la Acrópolis tan solo se exhiben copias.
Nuevo capítulo en la polémica
El último avance en este debate ha sido la posibilidad de un acuerdo con el Museo Británico para que los mármoles del Partenón regresen a Grecia por medio de un «préstamo» e «intercambio» de piezas arqueológicas. Sin embargo, Alexis Tsipras, líder del izquierdista Syruza ha recalcado que el museo no se puede prestar o intercambiar algo que no le pertenece y recuerda la posición firme de todos los gobiernos griegos de no reconocer ningún derecho sobre los mármoles a ninguna entidad legal, como el Museo Británico, ni a ningún otro Estado aparte del griego.