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Heribert Barrera, primer presidente del Parlamento de Cataluña

Serie histórica (I)

El racismo histórico del nacionalismo catalán: «Los negros tienen un coeficiente inferior al de los blancos»

En el independentismo catalán es una norma considerar que existe una raza superior y otras razas inferiores que han poblado España. Diferencian el País vasco como iguales, pero el resto para ellos son inferiores

«El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido, es generalmente un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido un poco amplio de comunidad. A menudo da pruebas de una excelente madera humana, pero de entrada constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España. Ya lo he dicho antes: es un hombres destruido y anárquico. Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña. Introduciría en ella su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir su falta de mentalidad».

«No pretendo que un país deba tener una raza pura, pero hay una distribución genética en la población catalana que estadísticamente es diferente a la que de la población subsahariana, por ejemplo. Aunque no sea políticamente correcto decirlo, hay muchas características que vienen determinadas genéticamente, y probablemente la inteligencia es una de ellas».

Cualquier nacionalismo es racista en su esencia y estos dos escritos lo demuestran. El primero fue escrito en el 1958 y su autor tuvo que pedir disculpas públicamente en el 2011. El autor se llama Jordi Pujol, presidente de la Generalitat de Catalunya. El segundo fue escrito por el masón, químico y político de ERC Heribert Barrera, primer presidente del Parlamento de Cataluña.

Las declaraciones racista comenzaron en el 1879 cuando Valentín Almirall, en una discrepancia contra Francisco Pi i Margall, llegó a afirmar que «Pi no cree en los factores geográficos –ríos, montañas con fronteras– lingüísticos, raciales, históricos, etc., como constituyentes de las nacionalidades, ya que los considera mudables, limitados en el tiempo y hasta sin base ideológica». En el Diari Català, 1879, publicó que…

«España se ha ido empequeñeciendo desde que las circunstancias hicieron que la raza menos pensadora y menos ilustrada de la Península fuera la que dominara; iremos de mal en peor hasta tanto que por un medio o por otro logremos que el grupo pirenaico de España tenga en las cosas públicas tanta influencia, por lo nuevo, como el grupo Central o de Mediodía. Creo firmemente que, el elemento de población que hoy representa Cataluña es el único que puede cambiar la marcha desastrosa de la política española».

El pensamiento racista se ha perpetuado con los años sin evolucionar

Almirall, en España tal como es, consideró que los grupos raciales –tanto el Central-Meridional como el Pirenaico- estaban en decadencia, pero conservaban cualidades diferentes. A el Central-Meridional le quedaría «el espíritu de absorción, de reglamentación, de dominio». Al Pirenaico «la rudeza, los apetitos terrenales, el egoísmo celos. Y es que los catalanes y los vascos son los trabajadores de España». Años después Barrera y Pujol pensaban lo mismo, porque el pensamiento racista se ha perpetuado con los años sin evolucionar.

En 1960, Barrera fue nombrado presidente del Parlamento de Cataluña y uno de los dirigentes históricos de ERC, que organizó el partido desde la clandestinidad, y desde 1976 hasta 1987 fue secretario general y posteriormente presidente hasta 1995. En 2001 se publicó el libro ¿Qué piensa Heribert Barrera?, en el que se recopilaban algunas de las declaraciones que expresaba sin miramientos la ideología supremacista, con frases como: «En América, los negros tienen un coeficiente inferior al de los blancos», «se debería esterilizar a los débiles mentales de origen genético». Posteriormente entrevistado en El Periódico de Catalunya, manifestó que «antes hay que salvar a Cataluña que a la democracia» y que «el bilingüismo implica la desaparición de Cataluña como nación».

Pompeyo Gener Babot consideraba que España estaba paralizada por la sangre de razas inferiores como la semítica, la bereber y la mongólica

«Supremacía de la raza catalana»

Almirall en «Lo Catalanisme» considera a la raza castellana como un Don Quijote porque «es del tipo generalizador sin base de observaciones propias no recogidas por el estudio. Creo que todo puede reducirse a una fórmula simple e indiscutible. Con divagación bien vestida pretende resolver el más intrincado problema, y trata a continuación de imponer la solución a los demás». Por eso los vicios y defectos de la raza catalana –según Almirall– habían venido desde Castilla y podrían solventarse tras la reivindicación particularista.

Es una norma considerar que existe una raza superior y otras razas inferiores que han poblado España. Diferencian el País vasco como iguales. Pero el resto son inferiores. Otro artífice de declaraciones absurdas sería Pompeyo Gener Babot. Este personaje consideraba que la inferioridad de la raza castellana se debía esencialmente al «excesivo calor y el extremo frío y las alturas yermas, los terremotos de ciertas comarcas, y sobre todo la sequedad del suelo». Y afirma que «la atmósfera de Madrid es pobre en helio y argón; y en sus aguas faltan el krypton, el neón y el xenón, por lo cual tendría que dejar de ser la capital de España». También consideraba que España estaba paralizada por la necrosis producida por la sangre de razas inferiores como la semítica, la bereber y la mongólica y por expurgo que en sus razas fuertes hizo la Inquisición y el trono, seleccionando todos los que pensaban, dejando apenas como residuo más que fanáticos, serviles e imbéciles.