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Nacionalismo catalán

Serie histórica (II)

De Almirall a Junqueras: la idea de la superioridad catalana a lo largo de la historia

Desde 1879 a hoy en día el mundo ha evolucionado, pero no las declaraciones absurdas del independentismo catalán. Ya sea en 1905 o en 2017 su discurso sigue siendo el mismo: el racismo y la superioridad de la raza catalana

¿Por qué Cataluña se salvó, según Gener, de la invasión de semitas y bereberes? Escribe que «así la actividad del pueblo catalán se dirigió toda entera a fomentar ese elemento de inferioridad que lleva consigo desde que se lo comunicaron los fenicios: el comercio. Así, esta función que constituye el fondo del pueblo judaico pasó a constituir el suyo. Sin príncipes de su sangre, proscrita su lengua de las altas esferas y de los usos elevados. Sus nobles obligados a declararse títulos de Castilla, o a ser desposeídos, subordinados sus talentos al servicio del Rey de España (…). La feroz tiranía política que pesó sobre el catalán, durante siglo y medio, contribuyó a que fuera semejándose al judío (…). Así el escaso fondo de semitismo que hubiera en el pueblo catalán triunfó del ario y se sobrepuso».

Gener consideraba que el catalán salvaría España del desastre, pero dentro de una unidad nacional porque «en esta Nueva España, Cataluña marchará sola avanzando, para llegar a ser el centro de una República aristárquica mediterráneas, porque nos sentimos profundamente europeos, y no queremos morirnos vegetando en el pudridero de los sepulcros. No somos separatistas. Marcharemos mirando hacia adelante, hacia Europa. En todo caso, los separatistas serán los que se queden atrás, mirando hacia áfrica. Eso sí, conocemos los catalanes que somos Arios europeos y que como hombres valemos más en el camino del Superhombre».

La inferioridad de los castellanos

Con respecto a todo esto, en 1907, escribió el empresario gerundense Francesc Jaume que «los separatistas catalanes han empezado por ejercer de verdaderos demagogos, adulando la vanidad de los catalanes. No han cesado en insistir en la pretendida inferioridad de los castellanos. Que formamos dos razas distintas y aún opuestas, entre las cuales, ellos los castellanos, eran los inferiores y nosotros los catalanes, los superiores. Que por efecto de esta inferioridad era inútil esperar que los castellanos pudiesen seguir nunca el impulso que nosotros, los catalanes, hemos dado al progreso de nuestra patria común; y que en consecuencia nosotros teníamos que perder siempre, habíamos de ser necesariamente las víctimas en este consorcio de ambos pueblos, y por ende que la separación pura y simple era lo que procedía. Que nada les debíamos, que nunca los castellanos han hecho por nosotros, los catalanes, más que explotarnos».

Hasta este momento se habló de raza catalana, pero en ningún momento de separatismo. Se sienten bien en España pues con su superioridad ayudarían a que no se hundiera. Ellos eran los salvadores, no gandules, porque la patria común los necesitaba. Cuando se iniciaron los movimientos fascistas en Europa las cosas cambiaron. Daniel Cardona y su organización «Nosaltres Sols!» –una entidad reivindicada por Quim Torra– mantuvieron contactos con los nazis y fascistas italianos. Este personaje consideraba que los catalanes tenían un mayor coeficiente de inteligencia que los españoles. A estos los denominaban «africanos españoles». Su emigración a Cataluña supondría un peligro de contagio de carácter gandul y proafricano español. Teniendo en cuenta este «peligro» publicaron unas reglas de patriotismo sexual. Aquellos catalanes/catalanas no mantendrían relaciones con hombres y mujeres castellanas y menos tendrían hijos pues «dejando aparte honrosas y rarísimas excepciones, veremos que el individuo de sangre catalana-castellana es híbrido, infecundo, como no puede ser de otra manera».

No pensaban en independencia, aunque Macià y Companys lo proclamaran a los cuatro vientos, pero sí en mantenerse aislados y no mezclarse al ser el catalán una raza superior. Como afirmaba el veterinario Pere Màrtir Rossell, había un abismo entre los catalanes y los castellanos. Por eso era muy peligroso un matrimonio mixto. Pues sus descendientes padecerían aberraciones mentales, degeneraciones biológicas y descomposiciones morales. Finalizamos con este discurso patriótico…

«Esta España grande y noble, esta España de nuestros ensueños, esta España que, organizando inteligentemente sus industrias, puede acudir a la lucha económica en el mercado extranjero, y allí, en aquel terreno libre de la inteligencia y del trabajo, vencer; único medio de llegar a ser una Nación rica y poderosa».

El autor de estas palabras fue teniente en Madrid, capitán en Sevilla y Lérida, de 1905 a 1915 fue diputado, y que se sentía español por encima de todo, se llamaba Francesc Macià. Ese año, 1915, el Congreso de los Diputados se negó a aceptar una propuesta de modernizar la armada española adquiriendo submarinos y torpederos. Esa decisión supuso que se pasara al lado oscuro, al independentismo. Si en el Congreso decía que «no sólo Cataluña no es separatista ni quiere serlo», en 1923 pensaba así…

«El pleito catalán no se soluciona económicamente; no tiene solución jurídica… Hace falta que la tierra catalana se riegue con sangre de los defensores de la máxima liberación… Si los sectores diversos del nacionalismo catalán no se cruzan con el valor de comenzar la faena abnegada y cruel, que dejen en manos de todos los patriotas la decisión. Que es fácil un plebiscito y si la mayoría de los nacionalistas catalanes opinan afirmativamente, que los jóvenes líderes del movimiento catalán ocupen su lugar… Ser combatiente de la acción directa quiere decir tener una cuerda a punto para que el traidor no se venda por segunda vez la Patria… quiere decir imponer el browning en mano al respecto de la dignidad de la raza… Esta falta de violencia con el enemigo ocasiona graves perjuicios a nuestra causa… Oh, patriotas, como se nos rebela la sangre el día –cada día que tenemos de bajar de un tranvía avergonzados de la esclavitud; que hasta un insignificante cobrador de tranvía, castellano, nos puede poner en la observación… Hay un solo camino bueno y es este: la acción directa».

Desde 1879 a hoy en día el mundo ha evolucionado, pero no las absurdas declaraciones del independentismo catalán. Ya sea en 1905 o en 2017 su discurso sigue siendo el mismo. De Almirall a Junqueras todos han sido xenófobos y racistas. Porque siguen pensando igual y lo demostró Quim Torra al afirmar que «la configuración racial catalana es más puramente blanca que la española y por tanto el catalán es superior al español en el aspecto racial».