Fundado en 1910

El entusiasmo de los soldados alemanes que viajan a Paris en 1914 no será la misma que al final de la contienda

¿Por qué perdió Alemania la Primera Guerra Mundial?

Unos 10 millones de personas murieron en la Primera Guerra Mundial y hubo 20 millones de soldados heridos, entre militares de la Entente y las Potencias Centrales. Además, se estima que más de siete millones fueron víctimas civiles

Expansión, victoria e inmortalidad es lo que definía al Ejército alemán en los primeros años de la guerra. Habían hecho retroceder a franceses, ingleses y rusos demasiadas veces, además dominaban los territorios del centro de Europa y atemorizaban los mares con sus buques y submarinos. Con casi todo a su favor y por raro que parezca, en 1917 la república de Weimar se centró en conseguir la paz. Entonces, ¿por qué los alemanes perdieron la guerra? La respuesta está en ese «casi».

Los alemanes tenían demasiados frentes abiertos y el ahogamiento de sus aliados como el Imperio austrohúngaro, que le proporcionaba suministros, generó la escasez de alimentos y productos básicos en toda Alemania. El malestar de las trincheras y la precariedad de la guerra se trasladó a la población civil, que debía esperar horas hasta recibir un poco de pan y otros productos de primera necesidad que años antes se adquirían fácilmente. Además, después de tres años de contienda los ciudadanos estaban empobrecidos y agotados, lo que derivó en varias protestas y un descontento generalizado entre la población y los grupos políticos más izquierdistas. El 19 de julio de 1917 el Reichstag aprobó una resolución de paz de entendimiento entre los pueblos, pero no evitó que la guerra continuara. Erich Ludendorff, afamado general que había salido victorioso en 1914, seguía defendiendo la victoria a toda costa, para evitar una derrota o una paz pactada que fuese desfavorable para Alemania. Entre noviembre de 1917 y marzo de 1918, emprendió una estrategia para aplastar definitivamente a los aliados que pasaba por evitar la enemistad con Estados Unidos. Y casi lo consigue, pero el hundimiento del transatlántico Lusitania provocó que los norteamericanos entraran en la guerra como aliados de Gran Bretaña y Francia.

El 19 de julio de 1917 el Reichstag aprobó una resolución de paz de entendimiento entre los pueblos, pero no evitó que la guerra continuara

Las tropas americanas eran pocas y estaban poco entrenadas, por lo que no supuso una amenaza para el Ejército alemán en un primer momento. Pero el presidente Wilson y su plana mayor diseñaron un plan de despliegue de unos 300.000 efectivos al mes en Francia, lo que marcó un punto de inflexión en la lucha contra un Ejército alemán con demasiadas pérdidas humanas, que no podían remplazar. Además, una de las principales causas que hicieron perder la guerra a los alemanes fue su dependencia en armamento, artillería, munición y cañones de otros países europeos que se las vendían. Aunque el mayor lastre que determinó la derrota alemana fue la mentalidad de sus tropas. La entrada de Estados Unidos motivó el espíritu de los aliados y les hizo creer que podían ganar la guerra. La moral cayó entre los soldados alemanes, las deserciones se multiplicaron y la desesperación por la paz de hizo patente. Tanto es así que a su último intento de vencer a los aliados le dieron el nombre de Friedenssturm, que se puede traducir como «golpe para la paz». Este ataque se inició en Reims el 16 de julio, pero los aliados soportaron la embestida y el general Ludendorff perdió el último cartucho que le quedaba. Ahora era el turno de los aliados. Al mando del mariscal francés Ferdinand Foch iniciaron el contrataque en todos sus frentes.

Mapa del avance alemán en la ofensiva entre marzo y julio de 1918

El armisticio parecía ser la única vía para acabar esta guerra que había costado demasiadas vidas y una inversión económica sin precedes para todos, especialmente para los alemanes. El Gobierno alemán temía más que nunca que las nuevas ideas bolcheviques procedentes de Rusia y la frustración de su población provocasen la revolución interna en Alemania. Al mismo tiempo se decidió sustituir la república por un nuevo modelo de monarquía parlamentaria para favorecer un pacto de paz. El dialogo entre vencedores y vencidos estuvo moderado por el presidente norteamericano. Woodrow Wilson se reunió con su homólogo francés, Georges Clemenceau, para pactar los puntos de la rendición y acordaron que Alemania tendría que desmantelar su Ejército, no podría tener armamento ofensivo y se le imponía unas sanciones económicas a modo de reparaciones de guerra para los vencedores. En esos momentos la prioridad fue reconstruir Europa en todos sus niveles.

Varios líderes de la Entente conversar durante la Conferencia de París en 1919

En cierto modo, los alemanes no tuvieron una oportunidad clara de conseguir una victoria duradera. Tuvieron que enfrentarse a las principales potencias del mundo, a las que se sumó Estados Unidos. Perdieron la guerra por agotamiento, por un problema de suministros de armamento y alimentos que generó el hundimiento del sistema político y social alemán. La fácil victoria de los primeros años se convirtió en una derrota amarga y desgraciada que Alemania nunca perdonaría.