Así fue la batalla de Guadalcanal que cambió el rumbo de la Segunda Guerra Mundial
El oficial John F. Kennedy pidió ayuda con un mensaje escrito en un coco que entregaron unos indígenas a los mandos norteamericanos. Su buque naufragó durante la campaña de Guadalcanal, en la que participó
La gran campaña de Guadalcanal determinó el futuro de la guerra en el Pacífico a favor de los aliados. Empezó en agosto de 1942 y la operación Watchtower, nombre en clave de la ofensiva que tenía como objetivo apoderarse y controlar las Islas Salomón para evitar que los japoneses la utilizaran como bases para cortar la ruta de suministros entre Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. 60.000 tropas aliadas se enfrentaron a poco más de 36.000 japoneses durante seis meses por tierra, mar y aire. Aunque Midway fue el antecedente para descubrir la debilidad de los japoneses, la batalla naval de Guadalcanal pasó a la historia como una de las mayores ofensivas de Estados Unidos y la primera victoria estratégica de los aliados en el frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
Todo sucedió en la isla de Guadalcanal, situada en el archipiélago de las Islas Salomón, una zona estratégica para el control del Pacífico. El ejército japonés estaba construyendo un aeródromo en Salomón, lo que no esperaban era el desembarco por sorpresa de las tropas aliadas en agosto de 1942. Los norteamericanos se hicieron con el control del emplazamiento sin apenas oposición. Durante las siguientes semanas y meses los enfrentamientos entre una fuerza conjunta de norteamericanos, australianos y neozelandeses contra los japoneses se intensificó, causando numerosas bajas en ambos bandos.
El 13 de noviembre de 1942, una flota de transportes japoneses, escoltada por dos acorazados, un crucero ligero y 11 destructores de la marina imperial, partió hacia Guadalcanal para llevar refuerzos a las tropas japonesas que luchaban en la isla. Además, debían destruir el aeródromo provisional del Campo Henderson, construido en la isla por los aliados. La operación no pilló por sorpresa a los americanos, que detectaron las embarcaciones en un vuelo de reconocimiento, e interceptaron al convoy con una fuerza muy inferior compuesta por dos cruceros pesados, tres ligeros y ocho destructores. La batalla naval comenzó en plena noche, con mala mar y luna nueva que dificultaba la visibilidad, aunque a pesar de la aparente inferioridad numérica podían localizar los buques enemigos gracias a un nuevo sistema de radar.
Los aliados habían perdido a su almirante y los japoneses uno de sus navíos más poderosos, aunque seguían teniendo la capacidad necesaria para acabar con el aeródromo, pero Ade decidió retirarse
El vicealmirante Hiroaki Abe, que comandaba la misión, no esperaba encontrarse, casi de frente, con los buques de Estados Unidos dirigidos por el almirante Daniel Callaghan. La batalla naval fue un auténtico desastre para ambos por problemas de comunicación y una estrategia compleja de defensa y ataque. La primera baja fue japonesa, en pocos minutos el destructor Akatsuki se hundió a causa de una lluvia de proyectiles que lo hicieron explotar, no sin antes lanzar un torpedo que acabó colisionado con el timón del Atlanta dejándolo sin rumbo. Al estar a la deriva se cruzó en la línea de fuego del San Francisco, que estaba disparando contra los japoneses, y una ráfaga de ametralladora rebotó en el puente del Atlanta hiriendo de muerte a Callaghan. En el lado nipón, Abe sufrió graves heridas durante la batalla, que acabó en poco menos de una hora con las dos frotas muy dañadas. Los aliados habían perdido a su almirante y los japoneses uno de sus navíos más poderosos, aunque seguían teniendo la capacidad necesaria para acabar con el aeródromo, pero Ade decidió retirarse. Además, el Hiei, el buque insignia de aquella formación, acabó destruido por un bombardeo de la aviación aliada horas después de la batalla durante su retirada. Los japoneses no consiguieron terminar su misión y el almirante Isoruko Yamamoto, jefe de la Flota Combinada de la Armada Imperial, destituyó a Abe, lo degradó y expulsó de la armada.
Al día siguiente, el vicealmirante Nobutake Kondo regresó a Guadalcanal con el mismo encargo de su predecesor: neutralizar Campo Henderson de una vez por todas y realizar el necesario reabastecimiento de tropas y material en la isla. A media mañana apareció sobre las aguas del mar de Coral una flota nipona formada por dos cruceros pesados, dos ligeros, nueve destructores y el famoso acorazado Kirishima, ante la sorpresa de los norteamericanos, que tan solo tenían cuatro destructores y los acorazados USS South Dakota y USS Washington. Durante la batalla, ambas flotas intercambiaron fuego de artillería, y los barcos estadounidenses lograron infligir graves daños, aunque el South Dakota también tuvo que aguantar una lluvia de proyectiles. Mientras, el Washington disparó todo el arsenal que pudo sobre el Kirishima, dejándolo tan afectado que acabó siendo hundido tras la batalla. Los americanos lograron repeler de nuevo el ataque, aunque en un primer momento los japoneses pensaban que habían ganado la batalla. Consiguieron desembarcar a casi 3.000 soldados cuyas naves de trasportes quedaron varadas en la playa a tiro de las defensas aliadas. Aunque fue una victoria estratégica para los Estados Unidos y un golpe importante para las fuerzas japonesas en el Pacífico, durante dos meses más la lucha continuó, hasta que en febrero de 1943 los japoneses dieron por perdido el control sobre Guadalcanal y empezaron la Operación Ke, para evacuar a 10.000 militares que seguían en la isla.