Fundado en 1910

Pintura con el viaje inaugural del ferrocarril de Liverpool y Mánchester

Picotazos de historia

El primer accidente ferroviario de la historia: arrollado por una locomotora a 25 km/h

Viendo que la máquina se le echaba encima, no supo reaccionar. Se quedó clavado como un conejo frente a los faros de un coche y, lo mismo que el pobre conejo, fue arrollado

William Huskisson (1770 – 1830) fue miembro del Consejo Privado de la Corona Británica y miembro de su parlamento. Se le consideró uno de los mejores economistas de su tiempo pero el motivo del presente picotazo es hablar sobre la singularidad de su muerte.

El 15 de septiembre de 1830, en contra de la opinión de su médico, ya que se encontraba convaleciente de una intervención por sufrir de estranguria (micción dolorosa, frecuente y en pequeña cantidad), decidió asistir al importante acontecimiento que sería la inauguración oficial de la línea ferroviaria que uniría la ciudad de Liverpool con Mánchester. Decenas de miles de personas contemplaron el solemne avanzar de las ocho diferentes máquinas locomotoras que tiraban de rectangulares carruajes, que empezaban a llamar vagones. A la cabeza de la procesión estaba la locomotora Northumbria, conducida por George Stephenson (llamado 'padre de los ferrocarriles'), fundador de la empresa que fabricó las primeras locomotoras y padre de Robert Stephenson, ingeniero y diseñador de la Rocket, primera locomotora oficial. La Northumbria remolcaba varios esplendidos vagones, en cuyo interior viajaban: el primer ministro, duque de Wellington; el secretario de estado, sir Robert Peel y lo más granado de la política y la sociedad inglesa.

Retrato de William Huskisson

A unas 17 millas de la ciudad de Liverpool, en una pequeña estación junto a la población de Newton, las máquinas hicieron una parada para aprovisionarse de agua y combustible para sus calderas. Mientras se procedía, la Northumbria se situó en una línea paralela, lo que permitió al duque de Wellington contemplar a su placer el paso de las diferentes locomotoras. Al tiempo, algunos pasajeros de la Northumbria aprovecharon para bajarse de los vagones y estirar las piernas. Uno de estos fue William Huskisson, que andaba con cierta dificultad junto a los vagones. Wellington se fijó en él y le llamó, haciendo el gesto de querer estrecharle la mano desde la ventanilla del vagón. Huskisson se apresuró a acercarse donde estaba el primer ministro que así le honraba, pues pocas semanas antes había sido muy crítico y ácido con las políticas de Huskisson en el Parlamento. Como he mencionado antes, Huskisson estaba convaleciente de una intervención médica pero, además, era una persona muy torpe. Era un patoso.

El monumento a Huskisson en 1913

Huskisson se acercaba para estrechar la mano del duque cuando se oyó un grito «¡Cuidado!». Sin darse cuenta se había situado en medio de la línea que pasaba paralela frente a la que ocupaba la locomotora Northumbria. Por esta se acercaba, a la escalofriante velocidad de 25km/h, la locomotora Rocket, la famosa máquina que diseñó Robert Stephenson y que ganó el concurso para la línea Liverpool – Mánchester. William Huskisson, viendo que la máquina se le echaba encima, no supo reaccionar. Se quedó clavado como un conejo frente a los faros de un coche e, igual que el pobre conejo, fue arrollado. Murió en la villa de Eccles, a donde le trasladaron para recibir asistencia médica.

Huskisson fue la primera víctima de un accidente ferroviario de la historia, arrollado por la locomotora más famosa que ha existido.