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Ilustraciones de Miguel y Luisa. Captura del video sobre Luisa de Abrego en la plataforma La FloridaLa Florida

La Florida española celebró la primera boda interracial 500 años antes de que fuera legal en Estados Unidos

Juan Ponce de León, célebre por haber participado en el segundo viaje de Colón para conquistar «La Española» (hoy República Dominicana y Haití), se embarcaría de nuevo en 1508 para ampliar el horizonte español: conquistó San Juan de Puerto Rico y cuatro años más tarde decidió invertir gran parte de sus ganancias en explorar las tierras al norte de Puerto Rico. Tras obtener un acuerdo con el Rey Fernando para explorar la isla de Bimini, Ponce armó tres navíos, bien provistos de gente y marineros y partió del puerto de San Germán (Puerto Rico) el 3 de marzo de 1513. El 27 de marzo avistó La Florida por primera vez, y el 3 de abril de 1513 tocó tierra en la que creyó que era una isla, a la que bautizó con el nombre de La Florida.

Será aquí en 1565, y más concretamente en San Agustín donde se celebraría la primera boda cristiana documentada en el territorio continental de lo que hoy es Estados Unidos. Los protagonistas serían el segoviano Miguel Rodríguez y Luisa de Abrego, una negra libre de Andalucía.

En 2018, el profesor de la Universidad de Florida Saint Petersburg (USFSP) Michael Francis, lanzó un proyecto La Florida: el archivo digital interactivo de las Américas con el que se intenta reconstruir y divulgar las vidas de los habitantes de aquellas tierras entre los siglos XVI y XIX. Entre esos relatos se encontraba la de Luisa y Miguel. Él era un herrero y soldado que quería probar suerte en la Nueva tierra; ella trabajaba como sirvienta en una casa de Jerez de la Frontera.

Fue en esta ciudad gaditana donde otro negro libre llamado Jordán le propuso matrimonio y al que contestó positivamente. De acuerdo al testimonio recogido en la plataforma, Luisa cayó enferma, y durante los meses en los que se recuperaba, Jordán contrajo matrimonio con otra mujer. Por aquel entonces, y hasta el Concilio de Trento, era válido todo matrimonio aunque no hubiera testigos ni hubiese sido oficiado por un sacerdote. Recuperada de sus achaques, Luisa decidió empezar de cero en la ciudad hispalense, donde tiempo más tarde conoció a Miguel. Juntos decidieron embarcarse en la travesía liderada por Menéndez de Avilés en 1565 en la que se fundó San Agustín, la ciudad más antigua habitada sin interrupción de Estados Unidos.

Una vez instalados en la nueva ciudad ambos se casaron: él tenía 25 años y ella 19. Pero Miguel no sabía que aquel no era el primer matrimonio de su mujer. Diez años más tarde, viviendo ya en México, a Luisa le entró dudas sobre su situación civil y religiosa porque aunque consideraba que el matrimonio en Jerez no era real, pensó que podía estar viviendo un caso de bigamia: su corazón «se escandalizó» ante esta idea, según su testimonio recogido en el expediente de la Inquisición.

Para salir de dudas, acudió a su confesor para contarle lo que había sucedido en España y consideró que el matrimonio con Jordán era válido por lo que ordenó a la pareja a separarse hasta que el asunto se solucionase. El 28 de febrero de 1575, Luisa de Abrego compareció ante la Inquisición y, tras un año de investigación, el Santo Oficio decretó que el matrimonio entre los españoles no era real, por lo que Miguel y Luisa ya no eran marido y mujer.

Matrimonio interracial

A pesar del desenlace del matrimonio, la unión entre Miguel y Luisa también fue la primera boda interracial el territorio continental de lo que hoy es Estados Unidos. Francis apunta que, «el hecho de que el primer matrimonio cristiano documentado ocurrió entre una pareja interracial es algo que merece ser conocido en todo el país».

En 1503, la Reina Isabel reclamó al gobernador Nicolás Ovando, hombre fundamental en los primeros años de presencia europea en América, que fomentara los matrimonios mixtos, «que son legítimos y recomendables porque los indios son vasallos libres de la Corona española» como método para facilitar la evangelización. A pesar de ello, todavía existían grandes vacíos legales en cuanto la situación de los indígenas y el tipo de matrimonio que autorizaba la Corona, aunque a principios del siglo XVI la mitad de los colonos castellanos de La Española estaban casados de alguna manera con mujeres indígenas.

Por ello, el Rey Fernando el Católico, aprobó en 1514 una Real Cédula del 14 de enero de 1514 por el que validaba oficialmente el matrimonio entre españoles e indias. No sería hasta 1967, casi 500 años después, cuando en Estados Unidos los matrimonios fueron declarados completamente legales en todos los estados al considerar la Corte Suprema como inconstitucionales las leyes «anti-miscegénicas» que aún seguían vigentes en algunos lugares del país.