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El Reichstag a la mañana siguiente después del incendioBundesarchiv / Wikimedia Commons

90 aniversario

El incendio del Reichstag: el plan de Adolf Hitler para acabar con la democracia alemana

A día de hoy, 90 años después, todavía no se sabe quien provocó el incendio. Eso sí, el Gobierno de Adolf Hitler culpabilizó, desde el primer momento, a Marinus van der Lubbe, un comunista neerlandés

A las 21:14 horas del 27 de febrero de 1933 se produjo el Der Reichstagsbrand o el incendio del Reichstag. A día de hoy, 90 años después, todavía no se sabe quien provocó el incendio. Eso sí, el Gobierno de Adolf Hitler culpabilizó, desde el primer momento, a Marinus van der Lubbe, un comunista neerlandés de 24 años. Su culpabilidad era estar cerca del lugar del incendio, ser extranjero y estar en el paro. Después de torturarlo, según se dijo, confesó todo lo que querían oír. Lo juzgaron y sentenciaron a muerte. Lubbe murió en la guillotina de la prisión de Leipzig el 10 de enero de 1934, tres días antes de cumplir los 25 años. Lo enterraron en una tumba sin nombre en el Südfriedhof. En 1981 se le declaró no culpable, bajo el argumento de que se había tratado de una operación de «bandera falsa» del Gobierno nazi y que van der Lubbe había sido su chivo expiatorio.

Marinus van der Lubbe (1909-1934)

El termino bandera falsa es una operación encubierta llevada a cabo por gobiernos, corporaciones y otras organizaciones, diseñada para aparentar que otras entidades las habían llevado a cabo. El nombre se deriva del concepto militar de izar colores falsos, esto es, la bandera de un país diferente al propio.

Pues bien, al enterarse Hitler del incendio obligó, por decirlo de una manera clara, al presidente Paul von Hindenburg a firmar un decreto de emergencia para suspender las libertades civiles, con el fin de «contrarrestar la confrontación despiadada del Partido Comunista de Alemania». El «Verordnung des Recihspräsidenten zum Schutz von Volk und Staat» (Decreto del Presidnete del Reich para la Protección del Pueblo y del Estado), fue elaborado por líderes nazis que ocupaban cargos en el Ministerio del Interior, en Baviera, a las órdenes de Hermann Göring. El decreto sólo tenía 6 artículos.

Fachada del Reichstag durante el incendioWikimedia Commons

Acabar con las libertades

El artículo primero suspendía «hasta nuevo aviso» el ejercicio del derecho a la libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad individual de la persona, la libertad de asociación, la libertad de reunión y el secreto de las comunicaciones, mientras a la vez permitía a las autoridades practicar arbitrariamente registros de domicilios o de oficinas, confiscar bienes privados y ejecutar otras restricciones a la propiedad.

Los artículos 2 y 3 otorgaban al Gobierno del Reich todas las facultades propias de los Länder de Alemania, establecidos por la Constitución de Weimar, en cuanto a la «custodia de la seguridad pública», vulnerando las autonomías locales previstas por la Constitución. Los artículos 4 y 5 fijaban penas severas para los actos contrarios a la seguridad pública, desde multas por 15,000 Reichsmark hasta penas de cárcel mayores a las fijadas hasta entonces por el Código Penal, el cual quedó ampliamente modificado para aumentar drásticamente diversas penas, incluyendo la pena de muerte para quienes causaren daños a bienes públicos o quienes «opusieran resistencia a autoridades del Reich».

El artículo 6 fijaba finalmente que el decreto entraba en vigencia en todo el país con efecto retroactivo, lo que permitió aplicar la pena de muerte al supuesto causante del incendio del Reichstag, Marinus van der Lubbe y construir los primeros campos de concentración.

Reichstag: la cámara del consejo incendiada, 1933Bundesarchiv / Wikimedia Commons

El historiador estadounidense William L. Shirer recoge una declaración jurada del general alemán Franz Halder, donde este afirma que Hermann Göring en el juicio de Núremberg, se jactó acerca del incendio. Según Halder afirmó Göring que «en un almuerzo con ocasión del cumpleaños del führer en 1943, las personas alrededor del führer dirigieron la conversación hacia el incendio del Reichstag y su valor artístico. Escuché con mis propios oídos como Göring irrumpió en la conversación y gritó: el único que realmente sabe sobre el edificio del Reichstag soy yo, porque yo le prendí fuego. Y diciendo esto, dio una palmada».

A lo que Göring respondió que «no tenía razón o motivo alguno para incendiar el Reichstag. Desde el punto de vista artístico no me arrepiento en absoluto de que la cámara se quemara; tenía la esperanza de construir una mejor. Por lo que si lo lamento mucho es porque me vi obligado a buscar un nuevo lugar de encuentro para el Reichstag, y al no ser capaz de encontrar uno, tuve que renunciar a mi Ópera Kroll. La ópera me parecía mucho más importante que el Reichstag».

Persecución al Partido Comunista

Aquel incendio fue aprovechado por Hitler. ¿Cómo? En primer lugar, como hemos dicho, quedaron suspendidas las libertades civiles de la Constitución de la República de Weimar de 1919. Asimismo sirvió para perseguir y detener a miembros del Partido Comunista Alemán (KPD). La sede del Partido Comunista fue asaltada con el pretexto de que estaban preparando un golpe de Estado. Y, aprovechando el decreto, se detuvo a aquellos que estaban en contra del movimiento nazi. En total se arrestaron unas 10.000 personas en pocos días.

Sembrar confusión mediante el fuego y el terror para hacerse con el poder en medio del pánico generalJoseph Goebbels, ministro de Propaganda

Aquella misma noche Joseph Goebbels, ministro de Propaganda y de Información, ante la prensa declaró que «éste es el último intento comunista de sembrar confusión mediante el fuego y el terror para hacerse con el poder en medio del pánico general». Y Hermann Göering que «éste es el inicio de una insurrección comunista. ¡Esa hora cuando van a atacar! No hay que perder un minuto». Adolf Hitler definió públicamente el incendio «como la antorcha que precede a una nueva era en la historia de la Humanidad».

Podemos concluir que el incendio del Reichstag también sirvió para acabar con la democracia en Alemania. Con el decreto y las elecciones de marzo, se daría paso a la instauración de un estado totalitario represivo.

Sobre el incendio y si realmente Lubbe fue el chivo expiatorio, tuvo algo que ver, y quién provocó el incendio. Alexander Bahar y Wilfried Kugel sostienen que miembros de las tropas de asalto hitlerianas accedieron al Reichstag a través de un pasadizo secreto desde el palacio del presidente de la Cámara Baja, Hermann Göring, y llegaron al salón de plenos donde habrían preparado el fuego que más tarde van der Lubbe, ayudado por un agente nazi, prendió.