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Hemingway durante la Guerra Civil españolaInstituto CEU de Estudios Históricos

De Hemingway a Capa: corresponsales extranjeros en la Guerra Civil, entre el periodismo y la propaganda

Las primeras semanas de guerra el caos informativo era enorme y para controlar todas las noticias que se enviaban desde Madrid a los respectivos países, las autoridades frentepopulistas instauraron la figura del censor

Durante la Guerra Civil española, el Hotel Florida, ubicado en pleno centro de Madrid, se convirtió en el cuartel general de los periodistas extranjeros. Frente al desamparo de muchos de los civiles en esta lucha fratricida, los periodistas que llegaron a la capital de España en busca de la noticia gozaron de un cuidado estupendo por parte del gobierno republicano ya que éste debía asegurarse de que lo que contaban aquellos ojos extranjeros del conflicto español era acorde con el interés frentepopulista.

La vida del corresponsal de guerra y la censura a la que fueron sometidos son algunos de los temas principales que trata el nuevo proyecto documental del Instituto CEU de Estudios Históricos para narrar de forma audiovisual la Historia de España, titulado Hemingway y los corresponsales extranjeros en Madrid durante la Guerra Civil. En esta ocasión se ha hablado de la Guerra Civil, el conflicto que rompió a España entre 1936 a 1939, pero de una forma en la que «no solo se tocasen aspectos militares, sociales o incluso periodísticos», comentó el pasado jueves Cristina Barreiro, historiadora y directora y guionista del documental en la presentación del reportaje.

Durante los aproximadamente 60 minutos que dura el documental «es difícil discernir lo que es periodismo de lo que puede ser literatura e incluso de lo que termina siendo la historia», explica Barreiro, pero precisamente esa era la idea: «ofrecer una imagen de conjunto sobre lo que se vivió en Madrid durante esos años a través de la mirada de estos corresponsales extranjeros».

Censura y propaganda

Redactores de Roma, Berlín, Washington, Nueva York... se trasladan a la capital ya que desde el inicio del enfrentamiento el público internacional había puesto su interés allí: «en Madrid se estaba dirimiendo el enfrentamiento ideológico que era el fascismo frente al comunismo». Y es que según recogen algunos de estos protagonistas, el conflicto español era el «primer combate entre las ideologías del momento». Las primeras semanas de guerra el caos informativo era enorme y para controlar todas las noticias que se enviaban desde Madrid a los respectivos países, las autoridades frentepopulistas instauraron la figura del censor.

Luis Rubio Hidalgo fue el encargado de revisar las crónicas y controlar que toda la información era la misma que se había permitido contar. Tras su traslado a Valencia, sería Arturo Barea quien asumiría el papel de jefe de los censores. Hasta 1937, gran parte de los corresponsales extranjeros destacados en el bando rebelde pertenecía a medios de comunicación de los países que apoyaban la revuelta: Portugal, Italia y Alemania, pero a medida que el interés y la noticia se iba encontrando en Madrid, las grandes cabeceras de medios conservadores de países como Francia, Gran Bretaña o Estados Unidos enviaron sus corresponsables: destinaron dos periodistas a cubrir la contienda. Uno a cada bando.

Alrededor de 140 corresponsales extranjeros llegaron a España para informar de lo sucedido; sin embargo Hebert Matthews, William P. Carney, Jay Allen, Cecil Garathy, Guy Burgess, Harold Philby, Robert Capa, Ernest Hemingway entre otros tuvieron que enfrentarse a la censura cuyo fin la propaganda. La Guerra Civil Española fue la primera guerra contada por corresponsales a escala internacional. La guerra militar sería ganada por el bando nacional, pero sin duda, la batalla de la opinión pública internacional la ganó la República con la ayuda de los periodistas destacados, primero en Madrid y luego en Valencia y Barcelona.

Los corresponsales en la actualidad

Junto a la historiadora se encontraban en la mesa Carmen de Carlos, redactora-jefe de Internacional en El Debate y Sol Macaluso, corresponsal de guerra y periodista para explicar el papel actual de los periodistas en una guerra. Ambas coincidieron en que la cobertura que se dio de la Guerra Civil española guarda cierto paralelismo a lo que estamos viviendo en la guerra de Ucrania. De Carlos apuntó cómo «la intoxicación [de información] es permanente un lado y del otro», pero que gracias a la tecnología «todo es verificable» por lo que no es posible realizar «crónicas novelescas» como algunos de los corresponsales del documental hicieron.

Por su parte, Macaluso contó su vivencia personal como corresponsal en la guerra de Ucrania y destacó que no hubo «ningún tipo de censura, pero al principio sí que se quería vender más y pedían algo más de 'show'». Por último, ambas periodistas quisieron destacar que el corresponsal debe realizar un trabajo diferencial, porque «de qué sirve enviar a una persona si se va a contar lo mismo que desde Madrid», comentaron. Ese trabajo diferencial tiene que ser buscar las historias personales, de los civiles que se ven atrapados en en el enfrentamiento: «solo los corresponsales pueden contar las historias de a pie».