El Valle de los Caídos: una basílica y monumento erigido para la reconciliación nacional
Poco antes de su inauguración fueron llevados a la basílica los restos de soldados del bando republicano que carencia de identificando aparecidos en diversos campos de batalla de toda España que fueron enterrados junto a otros muertos adscritos al bando de los nacionales
El 1 de abril de 1959 el generalísimo Franco inauguraba uno de los monumentos más emblemáticos del Régimen. Hacía 20 años que había terminado la Guerra Civil española y el entonces jefe del estado inauguraba la basílica del valle de los Caídos nacida como una magna obra concebida, se diga lo que se diga en la actualidad, como un monumento a la victoria de los nacionales y a la reconciliación entre todos los españoles.
Franco ordenó su construcción en 1940. Poco antes de su inauguración fueron llevados a la basílica los restos de soldados del bando republicano que carencia de identificando aparecidos en diversos campos de batalla de toda España que fueron enterrados junto a otros muertos adscritos al bando de los nacionales. Entre ambos grupos de españoles sumaban un total 33.847 combatientes de caídos en la Guerra Civil. Los columbarios se situaron dentro de las dos grandes capillas del Santísimo y del Sepulcro (ambas a los lados del crucero) y de las seis capillas laterales de la Virgen ubicadas en la nave. No hubo separación por bandos, unos y otros fueron depositados entremezclados como prueba permanente de la inmensa tragedia que fue la última guerra civil. Nacía así lo que se calificaba como la «mayor fosa común de España» que con el tiempo ha formado un «cadáver colectivo indisoluble». Hecho que fue constatado por las pruebas realizadas por el CSIC en 2018.
A la inauguración por Franco de la nueva basílica subterránea, acto cargado de enorme simbolismo, asistió el Gobierno en pleno, el cuerpo diplomático representado en Madrid –lo que demostraba la aceptación del Régimen por la sociedad internacional de aquel tiempo–, 37 obispos y 8.000 alféreces provisionales. En los alrededores de la Basílica había más de 40.000 personas presenciando la ceremonia.
Franco penetró en el templo mientras el órgano tocaba el Himno Nacional. La misa fue oficiada por el cardenal primado de España, Plá y Deniel. Finalizada la misa, Franco salió al exterior de la basílica para pronunciar un discurso en el que señaló que era «necesario que mantengamos viva, de generación en generación, las lecciones de la historia para hacer fecunda la sangre que los caídos generosamente derramaron». Al finalizar el discurso los presentes entonaron el Cara al sol. El Jefe del Estado y sus ministros marcharon a continuación a la parte trasera del Valle de los Caídos donde se encuentra la Escuela de Estudios Sociales.
El Valle de los Caídos, en su diseño participaron los arquitectos Pedro Muguruza y Diego Méndez. Las esculturas nacen de la mano de Juan de Ávalos y Taborda, entre otros. El Valle de los Caídos está considerado uno de los mayores exponentes de la arquitectura franquista. La cruz tiene 150 metros de altura, con brazos de 24 metros cada uno, coronándose así como la más alta del mundo. Desde 1990 el número de visitantes varía entre los 150.000 y los 500.000 al año.