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La aplastante derrota de la expedición de Drake y Hawkins en San Juan de Puerto Rico

La defensa de San Juan de Puerto Rico o el final del pirata inglés Drake

En noviembre de 1595, los corsarios ingleses Drake y Hawkins fueron derrotados al intentar tomar el enclave español donde se custodiaban tres millones de pesos de plata

Durante la segunda mitad del siglo XVI, la enemistad entre España e Inglaterra fue en aumento y llegó a mayores cuando la Reina Isabel I financió al pirata inglés Francis Drake y animó a que este atacase a la costa española, Santo Domingo y a Cartagena de Indias. Dichos ataques no tardaron en realizarse: de casi todas las provincias españolas en el Caribe llegaba información de la presencia enemiga en sus aguas, llegando a contabilizar unas 80 velas inglesas. «El atrevimiento y osadía con que los corsarios luteranos han infestado la mar estos años», denunciaban desde Puerto Rico. Desde Cuba también el gobernador informó de 20 navíos ingleses bordeando la costa de Tierra Firme (actuales Guayana, Venezuela, Colombia, Panamá, Honduras y Nicaragua) robando y quemando todo a su paso.

Francis Drake

En el marco de la guerra anglo-española de 1585 a 1604, una de las incursiones mejor conocidas de este pirata financiado por la Reina fue la que emprendió entre 1585 y 1586 hacia las provincias hispanas del Nuevo Mundo. Allí, saqueó con éxito las poblaciones de Ribereira Grande o Ciudad Velha (Cabo Verde), Santo Domingo, Cartagena de las Indias y San Agustín (La Florida) forjándose la leyenda de un caudillo «invencible» y de «héroe» para nacional cuya fama aumentó con su participación en el fracaso de la Grande y Felicísima Armada española en 1588.

Sin embargo, poco tiempo le duraría aquella gloria al corsario inglés pues un año después en La Coruña se produciría su primera gran humillación: sus más de 20.000 hombres no fueron capaces de hacerse con una plaza defendida por 1.500 soldados, cuya mayoría eran milicias, y un número indeterminado de civiles –donde destacaría la acción de la valiente María Pita– además de las escasas fuerzas navales sitas en el puerto.

El ocaso del pirata inglés

Y decimos primera porque a esta le seguirían otras más. Tras otras empresas particulares motivadas por el lucro y la fama, en octubre de 1595 decidió, junto a su primo John Hawkins, atacar Las Palmas de Gran Canaria, donde realizaron una parada de abastecimiento gratuito y de conquista rápida de la isla en favor de la Corona británica, antes de partir hacia Panamá para cumplir con su intención de establecer una colonia en pleno Imperio español. Con la soberbia y enaltecimiento del pirata inglés pusieron rumbo a Las Palmas confiando en una conquista fácil.

Al ver que se aproximaban embarcaciones enemigas se desplegó la artillería en La Isleta y el Castillo de Nuestra Señora de la Luz, al tiempo que 15 buques ingleses lanzaban su artillería contra la fortificación, unas 47 barcazas desembarcaban en la playa a medio millar de soldados –habían enviado al mayor contingente inglés hasta la fecha para atacar el Caribe español–. Sin embargo, los arcabuceros de Baltasar de Armas repelieron el desembarco: al cabo de una hora y media los ingleses habían perdido varias barcazas, conseguido daños en sus buques y causado pérdidas ínfimas en la defensa. Los corsarios ingleses intentaron un ataque sorpresa para obtener al menos los víveres, pero la defensa española, con la ayuda de algunos campesinos locales, consiguieron nuevamente rechazar la incursión.

Recorrido aproximado de la expedición de Francis Drake y de John Hawkins de 1595-1596Wikimedia Commons

Huyendo de Las Palmas, consiguieron reabastecerse en La Gomera. Arrastrando aquella derrota, la flota inglesa llegó al Caribe en noviembre de ese mismo año y a sus oídos llegó la información del estado del galeón español Nuestra Señora de Begoña el cual meses atrás se había separado de su convoy debido a un fuerte temporal y tuvo que arribar, con gran trabajo, en San Juan de Puerto Rico, donde la tripulación intentaría reparar el buque mientras esperaba el auxilio español.

Con la prepotencia característica de Drake y su menosprecio al enemigo, a pesar de las derrotas sufridas, se lanzó a la caza del galeón español, consciente de que éste custodiaba tres millones de pesos de plata. La escasa guarnición que había en la ciudad era de 400 hombres, pero se vio reforzada por 300 hombres del galeón Nuestra Señora de Begoña y los 500 marines de la flotilla de Téllez de Guzmán, quien capitaneaba las fuerzas de auxilio.

San Juan de Puerto Rico resiste

Drake, Hawkins y su tripulación llegaron a San Juan de Puerto Rico el 22 de noviembre de 1595 para buscar el ansiado tesoro y convertir la isla en un bastión inglés. Cansados y hambrientos decidieron pasar la noche frente a la bahía, sin saber que se encontraban al alcance de un grupo de baterías españoles, que cautelosos aguardaron hasta bien entrada la madrugada para atacar por sorpresa.

En el momento en el que Drake y sus oficiales se dispusieron a cenar, los soldados españoles abrieron fuego: 28 disparos, uno de los proyectiles impactó en la cabina, provocando la muerte a tres capitanes y un guardiamarina. En aquel primer ataque, el pirata inglés también resultó herido. Ante el caos producido por el ataque español, intentó desembarcar a sus hombres sin éxito debido a la fuerte artillería por lo que levantó anclas y se alejó de su posición para volver a intentar un nuevo ataque en la noche del 23.

Imitando el factor sorpresa, el corsario inglés envió a varios de sus hombres a incendiar los navíos de Téllez de Guzmán. A pesar de la rápida reacción de las fragatas españolas, no pudieron salvar a la Magdalena que fue engullida por las llamas muriendo en ella 40 de sus tripulantes. Sin embargo; la luz que desprendieron las llamas de la Magdalena eran tan grande que dejó al descubierto las barcazas inglesas. Aprovechando aquel destello, los artilleros y tiradores españoles de las fragatas restantes acribillaron a los asaltantes, matando a centenares de ingleses. Cegado por la avaricia y con el orgullo dañado, Drake no cesó en su intento y organizó nuevos desembarcos, pero fueron rápidamente vencidos por las defensas españolas hasta que humillado, Drake ordenó la retirada el 25 de noviembre.

El pirata inglés abandonaba San Juan de Puerto Rico dirigiéndose a Panamá, donde moriría por disentería en enero de 1596.