¿Se realizó en Teruel la última gran carga de caballería?
En marzo de 1945 los escuadrones polacos cargaron a sable seguidos por la infantería, conquistando el pueblo: murieron casi 150 polacos frente a 500 alemanes. Esta fue la última carga a sable de la caballería en la historia
La entrada del siglo XX implicó una encrucijada para la caballería tradicional. La generalización de las ametralladoras, las mejoras en los fusiles y la aparición de los carros de combate en la Primera Guerra Mundial obligaron a la transformación de este arma. A pesar de estas circunstancias, la caballería mantuvo cierta actividad en dicho conflicto, aunque ya en un proceso de transición a los blindados.
Las guerras coloniales de los años veinte y treinta precisaron de la utilización de la caballería, debido a lo extenso y difícil de los territorios en los que se producían. En el caso español, es muy llamativa la carga del laureado Regimiento Alcántara, el 23 de julio de 1921, durante el desastre de Annual (Marruecos), tratando de proteger a las columnas del ejército español durante una caótica retirada. Tras cuatro cargas de los escuadrones del Regimiento, perdieron la vida el 90% de sus 700 efectivos bajo el mando del teniente coronel Fernando Primo de Rivera.
En 1939, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, el ejército polaco contaba con once brigadas de caballería (algunas en proceso de transformación en unidades blindadas), sin embargo, las famosas cargas con lanzas y sables de la caballería polaca contra las unidades acorazadas alemanas no pasan de ser un mito histórico que, obviamente, nunca se produjeron más allá de la literatura patriótica y romántica. Las brigadas polacas disponían habitualmente de tres regimientos, similares en composición a los españoles de la época (cuatro escuadrones de sables y uno de ametralladoras). Es cierto que hubo cargas con sable de la caballería polaca, pero contra unidades de infantería y caballería alemana, o para escapar de situaciones embarazosas, así como también hubo combates pie a tierra entre unidades de caballería contra unidades blindadas alemanas.
En algunas de las batallas se llegaron a producir ataques con participación de tres regimientos, como sucedió en la batalla de Lomianki. En el mismo mes de septiembre de 1939, también combatió la caballería polaca contra el ejército Rojo soviético que invadía Polonia por el este (Polonia fue repartida entre Hitler y Stalin), siendo su última carga en el valle del río Bug, logrando un regimiento poner en fuga a la infantería soviética.
Tras los combates de 1939 en Polonia, se produjo una carga de un regimiento realizado por los italianos. En agosto de 1942, el Regimiento Saboya cargó con unos 500 jinetes, arrollando a dos batallones soviéticos en las proximidades de un pueblo ucraniano en el valle del Don. En septiembre de 1943, cuando Badoglio firmó el armisticio de Italia frente a los aliados, los alemanes exigieron a las unidades militares italianas la entrega de las armas, así como su acuartelamiento, sin embargo, los oficiales alemanes en el norte de Italia respetaron al Regimiento Saboya, permitiendo que la unidad, bajo el mando del coronel Bettoni, se retirara a la frontera con Suiza, en formación y con todo su armamento.
Los escuadrones polacos cargaron a sable seguidos por la infantería, conquistando el pueblo
Finalmente, la última carga de la Guerra Mundial fue realizada por un par de escuadrones polacos (unos doscientos jinetes) contra una unidad de infantería alemana atrincherada en el pueblo de Schoenfeld, entonces alemán y hoy polaco, en marzo de 1945. Los escuadrones polacos cargaron a sable seguidos por la infantería, conquistando el pueblo. En la carga apenas perdieron la vida siete jinetes, aunque en el combate posterior murieron casi 150 polacos frente a 500 alemanes. Esta fue la última carga a sable de la caballería en la historia.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, la caballería fue profusamente utilizada por los dos bandos de la Guerra Civil española, habitualmente en operaciones que involucraban exclusivamente a un regimiento, con cargas de un escuadrón o incluso sólo de una sección. La excepción se produjo en la Batalla de Teruel, que tuvo lugar entre diciembre de 1937 y febrero de 1938. Durante la batalla hubo acciones relevantes, como la carga de caballería republicana dirigida por el comandante Escofet en Campillo o la de su enemigo, el teniente Sanlinós, en Singra. Pero el mayor ataque de la caballería de toda la guerra se produjo, durante esta batalla, en el valle del Alfambra.
La caballería fue profusamente utilizada por los dos bandos de la Guerra Civil española
En febrero de 1938, previamente a la recuperación de la ciudad de Teruel por las fuerzas de Franco, éste precisaba ocupar la margen occidental de río Alfambra para disponer de la plataforma desde donde lanzaría el ataque final a la ciudad. Un grupo de divisiones de infantería atacó por el norte del valle del Alfambra y otro por el sur. Para unir ambos grupos, se asignó a la División de Caballería del general Monasterio la evolución por los llanos situados entre la sierra Palomera y el río Alfambra. La División disponía de seis regimientos, con unos tres mil jinetes, bajo el mando de Monasterio, militar carlista que se aferraba al uso clásico de la caballería.
El seis de febrero de 1938, se ordenaba el ataque a cinco regimientos de caballería, con unos 2.500 jinetes, por los citados llanos del Alfambra. El espectáculo debió ser impresionante, tal y como nos relata un comandante: «llega la orden de montar a caballo. La noticia corre de boca en boca, los rostros se animan, los jinetes aprietan cinchas, se ajustan los correajes y se agrupan y se organizan las unidades. Se destacan los Grupos de Escuadrones de vanguardia y éstos inician el galope y siguen la dirección de la carrera Bueñas a Argente; el enemigo abre un fuego lejano. Espectáculo emocionante, avanza la caballería, arrogante e impetuosa; los jinetes empuñan sus sables desenvainados, que reflejan destellos al ser heridos por el sol. Y sigue avanzando la masa de Caballería, con ese ruido producido por las herraduras de los cascos al chocar con el suelo, el de los correajes con cartucheras llenas de municiones, el de la agitada respiración de los caballos, las voces de mando repetidas».
Ese día se efectuó la última gran carga de caballería con cinco regimientos al completo, siendo el principio del fin de la caballería como posteriormente se iría confirmando en la Segunda Guerra Mundial, hasta su definitivo final en marzo de 1945 en Schoenfeld.