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El momento en que Carlos el Calvo crea las cuatro barras del escudo de armas de BarcelonaClaudi Lorenzale

Desmintiendo el mito en torno a Wifredo el Velloso y el Condado de Barcelona

Se le atribuye la independencia de facto de los condados, el escudo de las cuatro barras, y lo que sería la base patrimonial de la casa condal de Barcelona

En los últimos años, algunos miembros de la historiografía catalana han tergiversado la realidad y, en vez de decir Corona de Aragón, la llaman Corona catalano-aragonesa. Esta terminología nunca existió, pues el reino era el de Aragón, siendo Cataluña una unión de condados. Lo que es cierto es que los condes y reyes de Aragón lo fueron de Cataluña. En esta serie de artículos hablaremos del inicio de esta dinastía, desde Wifredo el Velloso hasta Martín I el Humano, último miembro de esta dinastía antes de la llegada de los Trastámara.

Una biografía rodeada de mentiras

Wifredo el Velloso. En catalán Guifré el Pilós. Era hijo de Sunifredo I y fue el primer conde de Barcelona que legó sus condados a sus hijos. De los reyes carolingios recibió –año 878– los condados de Barcelona, Gerona y Besalú. Debido a la decadencia del Imperio Carolingio se le atribuye la independencia de facto de los condados, el escudo de las cuatro barras, y lo que sería la base patrimonial de la casa condal de Barcelona.

Wifredo, entre otras medidas, repobló la Plana de Vic. Este territorio era tierra de nadie, pues era fronterizo con los territorios carolingios y musulmanes. Con los años se fundó el condado de Osona. En el 870 Carlos el Calvo lo nombró conde de Urgell y Cerdaña, al ayudarlo, junto a Luis el Tartamudo, contra Bernardo de Gothia. El concilio de Troyes le concedió los condados antes referidos. Fundó los monasterios de Ripoll, Sant Joan de les Abadesses y restableció el obispado de Vic.

Esta posibilidad de herencia fue debida a la decadencia del poder real de los carolingios y no por una voluntad explicita de Wifredo de independizar Cataluña

Wifredo mantuvo su fidelidad a los monarcas carolingios. Eso sí, evitó implicarse en las luchas del Imperio. Se opuso a las imposiciones eclesiásticas e hizo prevalecer su voluntad. A partir del 883 los musulmanes se sintieron amenazados por la expansión de Wifredo en Osona, Berguedá y Vall de Lord (Solsona). Banu Qasi fortificó la ciudad de Lérida y ante tal provocación Wifredo atacó la ciudad. Perdió la batalla. El 11 de agosto del 897, durante el ataque de Lobo Ibn Muhammad sobre Barcelona, Wifredo murió.

Heredaron los condados sus hijos Wifredo Borrell y Suñer los de Barcelona, Gerona y Osona; Sunifredo el de Urgell, Miró los de Cerdaña, Conflent y Berga. Esta posibilidad de herencia fue debida a la decadencia del poder real de los carolingios y no por una voluntad explicita de Wifredo de independizar Cataluña –que no existía como tal– de Hispania.

La idea romántica que, gracias a él nació la actual Cataluña, es obra de Serafín Pitarra. Esta surgió de la Gesta comitum barchinonensius escrita en el siglo XII por los monjes de Ripoll. En ella se sobredimensionó su figura. La realidad es que la independencia de facto de los condados se debe a la decadencia del Imperio carolingio y no a un afán independentista de Wifredo. Con respecto al escudo de armas, del cual se estableció a senyera, la historia es romántica, pero falsa.

Los escudos heráldicos se empezaron a utilizar 400 años después de la muerte de Wifredo

Carlos el Calvo, antes de morir Wifredo, puso la mano en su herida y con los dedos ensangrentados pintó su escudo de defensa. La leyenda es romántica, pero nada más. Los escudos heráldicos se empezaron a utilizar 400 años después de la muerte de Wifredo. Tampoco Carlos el Calvo pudo hacerlo, pues murió en el 877, veinte años antes que Wifredo. Los escudos heráldicos se empezaron a utilizar porque los caballeros iban completamente tapados y no se les reconocía. Con un dibujo en su escudo se sabía quien era cada uno de ellos. Por otra parte, la senyera empezó a ser emblema de Cataluña cuando Ramón Berenguer IV se casó con Petronila, uniéndose Aragón y Cataluña en un solo reino. La senyera, mal que les pese a algunos, es de origen aragonés.

El condado de Barcelona

El Condado de Barcelona es el núcleo histórico de lo que hoy en día forma Cataluña. Esta división territorial fue regida por el conde de Barcelona desde el siglo IX hasta el siglo XVIII. Lo formaban los condados de Roselló, de Cerdaña, de Pallars Sobirà, de Pallars Jussà, de Urgell, de Ampurias, de Besalú, de Gerona, de Osona, de Berga, de Barcelona y los marquesados de Lérida y Tortosa.

El origen de esta distribución territorial y jurisdiccional la encontramos en el siglo VIII. El motivo fue el avance de los musulmanes hacia Francia. Los monarcas carolingios para defender sus territorios crearon lo que se conoce como Marca Hispánica, que presta vasallaje al Imperio y, por lo tanto, formaban parte de él, pero estaba compuesto por condados independientes, que podían unirse circunstancialmente.

En el siglo X los condes de Barcelona se alejaron de la influencia franca

La autoridad de aquellos condados recayó en la aristocracia visigoda. Cuando en el 801 fue conquistada Barcelona por Ludovico Pio, fue nombrado primer conde de Barcelona Bera, que gobernó hasta el 820. Este fue acusado de traición y, tras perder un duelo, el poder pasó a manos de los francos. La nobleza visigoda volvió al ser nombrado, año 844, Sunifredo I conde de Barcelona. Con aquel nombramiento la hegemonía franca se fue debilitando y se produjo un cambio significativo. Si hasta ese momento los condes habían sido nombrados por los francos, a partir de Sunifredo se sucederían por herencia.

Ramón Berenguer y Petonila de Aragón

En el siglo X los condes de Barcelona se alejaron de la influencia franca. La ruptura definitiva se produjo en el 988. La dinastía carolingia fue sustituida por la capeta. El conde Borrell II no quiso prestar juramento de fidelidad al capeto. Se iniciaba un periodo de independencia franca que sería iure, de derecho, con el tratado de Corbeil (1258).

Con la boda de Ramón Berenguer y Petronila de Aragón se creó lo que conocemos como Corona de Aragón. Cada uno de los territorios mantuvo sus usos, costumbres, moneda propia y se crearon instituciones de gobierno privativas. El conde de Barcelona pasó a ser rey de Aragón. Como consecuencia de los Decretos de Nueva Planta, 1714, el Condado de Barcelona dejó de ser una entidad política soberana y el titulo quedó absorbido por la corona española. El Rey de España también es Conde de Barcelona.