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Wifredo el Velloso

El legado que dejó Wifredo el Velloso: sus hijos toman el control del condado de Barcelona

Cada uno de ellos empezó a gobernar sus territorios sin estar ligados a los carolingios o a los capetos. Era un nuevo periodo dentro de la historia de aquellos condados

Una vez muerto Wifredo el Vellos, sus hijos se dividieron los diferentes condados heredados. Aún no eran condados independientes de iure, pero cada uno de ellos empezó a gobernar sus territorios sin estar ligados a los carolingios o a los capetos. Era un nuevo periodo dentro de la historia de aquellos condados.

Wifredo II Borrell era hijo de Wifredo el Velloso y Guinidilda de Ampurias. A la muerte de su padre se hizo cargo de su hermano menor Suñer y moriría en Barcelona en el 911 sin descendencia. Así los condados de Barcelona, Gerona, Osona, Besalú, Cerdaña y Urgell pasaron a su hermano.

Wifredo II Borrell

Suniario nació alrededor del 890 y falleció en el monasterio de la Grassa (Conflent) en el 950. El condado de Besalú lo perdió a favor de su hermano Miró después de la muerte de su tío Radulfo I. De esta manera Miró renunciaba al condado de Barcelona. Se casó dos veces: la primera con Aimilda, año 914, con la que tuvo a Gudinilda, casada con Hugo I, conde del Alto Quercy. La segunda con Riquilda de Tolosa, año 925, con la que tuvo a Armengol, Miró, Borrell, Adelaida y Guillermo.

Como hiciera su padre fortaleció las instituciones eclesiásticas y protegió la repoblación del condado de Osona. Luchó contra los musulmanes en Lérida y Tarragona. Mantuvo relaciones diplomáticas con el califato de Córdoba. A pesar de esta buena relación, en el 912, el gobernador musulmán de Lérida atacó el condado de Barcelona y lo derrotó en el valle de Tárrega. En el 914 volvieron a enfrentarse y en esta ocasión falleció el gobernador musulmán de Lérida.

El nombre de Cataluña empezó a utilizarse a mediados del siglo XII, para designar el conjunto de condados que formaban la Marca Hispánica

Organizó una expedición militar, años 936 y 937, por el sur del litoral para conquistar territorios musulmanes. La expedición fue exitosa al dejar Tarragona sin ocupación musulmana e imponer un tributo a Tortosa. Durante esa expedición falleció el cadí de Valencia. A los 57 años decidió dejar las armas, sus condados y retirarse para ejercer vida monacal en la Abadía de Lagrasse, La Grassa en occitano, cerca de Carcasona. Sus condados los heredaron sus hijos Borrell y Miró.

La abadía de Lagrasse es una de las más antiguas de Europa. Carlomagno la amplió y la convirtió en abadía en el 779. Esta abadía benedictina era la más importante en la época de Suniario I. de éste recibió donativos y privilegios. Entre ellos tierras, castillos, diócesis y prioratos. La abadía se convirtió, entre los siglos IX y XII, en la capital espiritual del Languedoc. Por eso Suniario I decidió acabar allí sus días. A lo largo de los años, 74 abades se han ido sucediendo al frente de esta abadía benedictina. Durante la Edad Media la abadía reinó eclesiásticamente sobre el Languedoc, condado de Barcelona y Corona de Aragón.

Abadía de LagrasseWikimedia Commons

Miró de Barcelona nació en el 926 y era hijo de Suñer I y Riquilda de Tolosa. Junto a su hermano gobernó los condados de Barcelona, Gerona y Osona. Él se encargó de las funciones internas de los condados. A él se debe el rec comtal, con el cual se hizo llegar el agua del río Besós hasta las murallas de Barcelona. Falleció sin descendencia en el 966.

Borrell II nació un año después de su hermano y pasó a gobernar los condados en solitario a la muerte de este. Al morir su tío Sunifredo II en el 948 heredó el condado de Urgell. Aparte del título de conde de Barcelona, también fue el último que utilizó el de dux Gothie –la antigua Septimania romana– que en época de Carlo Magno se pasó a llamar Gotia y hoy sería el Languedoc-Rosellón. Casado con Letgarda de Tolosa, hija del duque de Aquitania, tuvieron cuatro hijos: Ramón Borrell, Ermengol, Ermenegildo y Riquilda. Al enviudar se casó con Eimurunda de Auvernia.

Mantuvo muy buenas relaciones con los franceses y con los musulmanes. Con ellos firmó un tratado de paz

La característica principal de su política fue la diplomacia. Mantuvo muy buenas relaciones con los franceses y con los musulmanes. Con ellos firmó un tratado de paz. Al igual que su padre consolidó el poder eclesiástico. Por eso en el 970 viajó a Roma para restaurar el arzobispado de Tarragona.

Pese a su espíritu diplomático, tuvo que mantener varias guerras con el militar andalusí Abu Amir Muhammad ben Abi Amir al-Maafirí, conocido como Almanzor. En una de ellas, año 985, Barcelona quedó arrasada. También perdió el dominio de Tarragona. Al no haber recibido ayuda por parte del Rey franco Lotario, año 988, al cambiar la dinastía carolingia por la capeta, Borrell II no renovó el Pacto de Vasallaje. Con lo cual instauró la separación de facto de los territorios que estaban en su poder.

Borrell II fue quien instauró la separación de facto de los territorios que estaban en su poder

Borrell II fue protector de Gerberto de Aurilloc que, en el 999, se convirtió en el Papa Silvestre II. Este estuvo durante tres años en el monasterio de Santa María de Ripoll. Allí pudo iniciarse en el estudio de las matemáticas y la astronomía. Ambos viajaron a Roma en el 970. Como Papa se le conoció como la luz de la iglesia y la esperanza de su siglo.

Monasterio de Santa María de RipollWikimedia Commons

Desde el momento que no aceptó el vasallaje a la dinastía capeta, Borrell II compartió el gobierno de sus condados con sus hijos Ramón Borrell y Ermengol. Borrell falleció en el 993. Al respecto debemos decir que los estados, tal y como los conocemos hoy en día, surgieron en Europa en el siglo XIII. Hasta ese momento el señor feudal defendía sus condados, que eran entes en sí y que no formaban parte de nada. Dicho de otra manera, suponer que los condados de Borrell II formaban una Cataluña independiente es una necedad. En aquella época Cataluña, como ente, no existía. Eran condados agrupados o peleados entre sí, pero solo eran eso, condados. Por eso, intentar darle a esto una forma de estado independiente llamado Cataluña es dar un salto mortal sin red. El nombre de Cataluña, que posiblemente deriva de «tierra de castillos», empezó a utilizarse a mediados del siglo XII, para designar el conjunto de condados que formaban la Marca Hispánica.