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Gente de Wola (al oeste de la ciudad) abandonando la ciudad después del levantamiento

Gente de Wola (al oeste de la ciudad) abandonando la ciudad después del levantamientoBundesarchiv / Wikimedia Commons

La insurrección de Varsovia: el primer levantamiento civil contra la Alemania nazi

La estupidez de Roosevelt, la incapacidad y falta de recursos de Churchill y la malévola inteligencia de Stalin iban a sumir a la nación polaca en medio siglo de esclavitud

El 24 de julio de 1944 Stalin comunicaba a sus aliados occidentales que acaba de crear un gobierno, títere, para Polonia bajo la denominación Comité Polaco de Liberación Nacional (Gobierno de Lublin), absolutamente controlado por Moscú al tiempo que informa que se negaba, como era lógico desde el punto de vista de Moscú, a reconocer y tener cualquier tipo de relación como el gobierno polaco en el exilio de Londres del general Sikorski.

Recordemos que cuando los alemanes invadieron Polonia el 1 de septiembre de 1939, previamente, Hitler y Stalin habían llegado a un acuerdo de reparto de Polonia (Pacto Molotov-Ribbentrop), que se sustanció con la invasión por la frontera este polaca de tropas del Ejército Rojo y el fusilamiento por orden de Stalin de miles de polacos en Katyn. Al tiempo que nacía el Gobierno prosoviético de Lublin, Stalin creaba su propio ejército polaco de liberación bajo el mando del general polaco comunista Zygmunt Berling compuesto por 104.000 hombres absolutamente sovietizados.

Los polacos libres llevaban ya cinco años luchando contra los nazis y soportando la ocupación soviéticas

En el verano de 1944 los polacos libres llevaban ya cinco años luchando contra los nazis y soportando la ocupación soviética, mientras que en Londres y en Washington se ignoraba la actuación rusa sobre la mitad de Polonia. En la Polonia ocupada, el Gobierno polaco legítimo exiliado en Londres contaba con una fuerza de resistencia a los alemanes en el interior de su país, el Ejército Interior (Armia Krajowa, AK), compuesto por 400.000 hombres y de estos 25.000 en Varsovia. La muerte del general Sikorski hizo que fuese sustituido en su mando por Stanislaw Mikolajczyk. Su gobierno, más o menos protegido por Inglaterra y con la simpatía de los Estados Unidos (dada la gran cantidad de polacos que votaban en los EE.UU.), seguía desconfiando lógicamente de los soviéticos.

En el verano del 44 las tropas soviéticas estaban a punto de rodear Varsovia, tomar el pueblo / barrio de Praga, al otro lado del río Vístula, mientras los alemanes se preparaban para una resistencia numantina.

A las 4:10 de la madrugada del 1 de agosto, unas horas antes del inicio del levantamiento de las tropas del AK en Varsovia, Stalin ordenó a las tropas polaco-soviéticas Rokossovski que dejasen de avanzar, lo que permitió reforzar la zona de combate de Varsovia por parte de los alemanes.

Himmler en persona acudió a Varsovia para supervisar el aplastamiento de los polacos, ordenando a los comandantes de las SS que fusilasen a todos los hombres, mujeres y niños que apoyasen la insurrección. En 13 días los fusilamientos ya superan las 40.000 personas, al tiempo que la artillería y la Luftwaffe se cebaba en la Ciudad Vieja de Varsovia hasta convertir sus casas y calles en un enorme descampado repleto de cascotes. El 26 de agosto las bajas polacas ya superaban los 100.000 muertos. Este día las tropas de Rokossovski reemprendieron el avance, dado que en aquellos momentos la resistencia de las tropas polacas fieles al Gobierno de Londres había sido pulverizada por los alemanes.

Las peticiones de Churchill a Stalin para apoyar a los polacos en Varsovia no solo cayeron en saco roto sino que incluso los soviéticos impidieron que llegase ayuda por el aire por parte de los ingleses y norteamericanos, ya que Stalin prohibió a los aviones angloamericanos aterrizar en los aeropuertos soviéticos. Mientras tanto, el Ejército Rojo y los polacos procomunistas se dedicaban a eliminar a todos los miembros del AK que caían en sus manos.

El 9 de septiembre, por fin, Stalin permitió que algunos aviones de carga aliados aterrizasen en Ucrania. El día 2 los alemanes habían eliminado los últimos focos importantes de resistencia de los nacionalistas polacos en la Ciudad Vieja.

Los sucesos de Praga animaron a los alemanes a continuar resistiendo en Varsovia, a pesar de que la ciudad estaba rodeada por el Ejército Rojo

Stalin no iba a ayudar a los polacos libres pero sí había decidido pasar a la historia como el liberador de la ciudad. El 16 de septiembre las tropas polacosoviéticas de Berlín recibieron la orden de vadear el Vístula para entrar en Varsovia, pero no lo lograron. Pero si pudieron entrar en el pueblo barrio de Praga (población polaca al otro lado del Vístula) donde los NKVD soviéticos procedieron a asesinar y detener a todos los polacos de AK que encontraron con vida. Los sucesos de Praga animaron a los alemanes a continuar resistiendo en Varsovia, a pesar de que la ciudad estaba rodeada por el Ejército Rojo, viendo la masacre que cometían los soviéticos sobre sus teóricos aliados, los polacos libres. Se lanzaron sobre los últimos bastiones de resistencia del AK en Varsovia, el de Mokotow que cayó 27 septiembre y el de Zoliborz que los hizo el 30 septiembre. Los pueblos cercanos a Varsovia, que habían dado refugio a los combatientes polacos nacionalista, fueron incendiando por los nazis ante la mirada impasible del Ejército Rojo. Los alemanes estaban ahorrando trabajo a los batallones de verdugos de NKVD de Stalin.

Soldados polacos patrullando las calles de Varsovia

Soldados polacos patrullando las calles de Varsovia

El 30 de septiembre, el presidente del Gobierno polaco en el exilio, Mikolajczyk imploró la ayuda de los soviéticos, que miraban los que sucedía al otro lado del Vístula si hacer nada: «Tras sesenta días de lucha interrumpida, los defensores de Varsovia han alcanzado el límite de su resistencia humana... En esta hora extrema de necesidad, acudo a usted (Mariscal Stalin), para que ordene el inicio inmediato de las operaciones que puedan socorrer a la guarnición de Varsovia, conduciendo a la liberación de la capital. (El general del AK Bór-Komorowski) ha hecho el mismo llamamiento al mariscal Rokossovski». Sus angustiosas peticiones no fueron atendidas. El Ejército Interior polaco estaba abandonado a su suerte. Los soldados de Stalin no iba a hacer nada para salvarles de una muerte cierta.

Levantamiento de Varsovia

Levantamiento de Varsovia

El 2 de octubre de 1944 los polacos capitularon. El Ejército Interior polaco perdió en Varsovia entre 16.000 y 18.000 soldados y Polonia sufrió bajas civiles entre 120.000 y 130.000 en los combates o fusilados por los alemanes. Del aproximadamente medio millón de supervivientes ocultos entre los escombros de la ciudad, 90.000 terminaron en los campos de trabajo alemanes y otros 60.000 en los campos de concentración nazis.

Los 5.000 aproximadamente supervivientes del AK que no murieron o fueron hechos prisioneros tuvieron que esconderse primero de la persecución alemana y luego de la soviética. Los que no fueron eliminados por los nazis lo fueron por los rusos y sus colaboradores polacocomunistas. Cuando el Ejército Rojo entró en las ruinas de Varsovia, Radio Moscú emitió un mensaje del Gobierno Provisional polaco de Lublin proruso en el que acusaba al Ejército Interior Polaco de colaborar los alemanes y de ser el causante de los asesinatos de la población polaca en Varsovia: «¡Hermanos! ¡Os prometemos que daremos a esos traidores a la nación (polaca) el trato que merecen!». El último jefe del Ejército Interior, el general Leopold Okulicki, fue detenido por los rusos junto al ministro Stanislaw Jaslukowski y al vicepresindete Jan Saint Jankowski y 9 dirigentes de diversos partidos polacos. Churchill protestó y Stalin le respondió con cinismo que los detenidos no era 15 sino 16. Los soviéticos deportaron a 90.000 polacos a sus gulags.

Los soviéticos deportaron a 90.000 polacos a sus gulags

Entre el 17 y 25 de septiembre de 1944, en el Frente Occidental, los aliados realizaban la Operación Market-Garden. En ella la Primera Brigada Polaca de Paracaidista Independientes del general Stanisław Sosabowski participó de forma activa. Su comandante solicitó a los mandos aliados acudir con sus tropas a Varsovia a ayudar a sus compatriotas en su insurrección. Su petición fue rechazada. Durante los combates por el control del puente Arnhem (Holanda) la 1.ª División Aerotransportada británica, a las órdenes del mayor general Roy Urquhart, y la 1.ª Brigada Independiente de Paracaidistas polacos fueron lanzados en el punto más lejano de plan de avance aliado. El puente de Arnhem, de 600 m. de longitud, era el objetivo más importante de toda la operación Market-Garden. Sin su conquista, el cruce del Rin no quedaría asegurado para los aliados.

La estupidez de Roosevelt, la incapacidad y falta de recursos de Churchill y la malévola inteligencia de Stalin iban a sumir a la nación polaca en medio siglo de esclavitud

Sin su control, toda la operación habría sido un fracaso. Con un retraso de dos días por mal tiempo, los paracaidistas de la 1.ª Brigada Independiente de Paracaidistas polacos llegaron finalmente a la zona de Arnhem, aterrizando por la tarde cerca de Driel, al sur del Rin. Sus provisiones cayeron a 15 km de distancia. Los polacos planeaban usar un ferry para cruzar el río y reforzar a la 1.ª División británica, pero vieron que la orilla opuesta del río estaba dominada por el enemigo y que el ferry no estaba, sus amarras se habían soltado días atrás. Impotentes, los polacos se replegaron hacia Driel. Antes del salto, Sosabowski había tenido oportunidad de ver el puente de Arnhem desde el aire. Al ver carros de combate alemanes sobre el puente supo que estaba en manos alemanas, al contrario de lo que le habían dicho esa mañana. ¡Todo estaba perdido! Viendo que los británicos habían fracasado en la toma del puente, y a juzgar por el intenso fuego antiaéreo que los recibió al saltar, Sosabowski se convenció de que él y sus tropas estaban saltando hacia un sacrificio seguro. En la batalla de Arnhem la última unidad militar de la Polonia libre fue casi aniquilada por los alemanes.

La estupidez de Roosevelt, la incapacidad y falta de recursos de Churchill y la malévola inteligencia de Stalin iban a sumir a la nación polaca en medio siglo de esclavitud a manos de los soviéticos y sus cabos de vara comunistas polacos.

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