La historia a la vista de todos: el recuerdo del Dos de Mayo de 1808 vuelve a las calles de Madrid
La capital ha podido asistir al homenaje que trescientos recreadores han querido dedicar a este acontecimiento clave en el imaginario español
Habiendo firmado Godoy el tratado de Fointanebleau en 1807 y tras la desestabilización de la monarquía con el motín de Aranjuez, Napoleón decidió aprovechar la situación para pedir a Fernando VII acudir a su encuentro en Bayona. Este era el inicio del plan para convertir España en un estado satélite de París, mediante una invasión pacífica camuflada bajo su condición de aliado. Sin embargo, frente a la vacilación de las autoridades, el pueblo de Madrid tomó las armas o los útiles que tuviera a su alcance para enfrentar la presencia militar francesa.
Desde antes de la salida del sol, con el ambiente enrarecido, los madrileños estaban pendientes de la posible salida de los únicos miembros de la familia real que quedaban en la Villa y Corte. En esas primeras horas, parte de las tropas napoleónicas se encontraban acuarteladas en El Retiro, por eso, este fue el lugar donde comenzó la Recreación de los sucesos del 2 de mayo el pasado domingo 30 de abril.
Se trata de una actividad organizada por la Asociación Histórico-cultural 'Voluntarios de Madrid 1808-1814' y la Comunidad de Madrid, en colaboración con la Asociación Napoleónica Española. Su principal objetivo era dar a conocer a la mayor cantidad de gente posible lo que ocurrió el 2 de mayo de 1808 en la ciudad, haciendo la historia cercana y accesible a todos.
A las 11:00 horas de la mañana iniciaban los actos de la jornada con un desfile por el parque desde la puerta de Infanta Mercedes, perteneciente a la Avenida Menéndez Pelayo, hasta el paseo de las estatuas. A ritmo de tambor y pífano, los trescientos recreadores han recorrido diferentes zonas para dar noticia de sus actividades a las personas presentes. Esta comitiva estaba formada por los altos mandos del ejército francés a caballo, los regimientos franceses y el pueblo de Madrid.
A continuación, a las 12:00 horas, los recreadores se dividieron en grupos y ofrecieron paseos históricos por el Parque del Retiro. En ellos se simularon pequeñas escenas, como, por ejemplo, un joven madrileño repartía pequeñas proclamas incendiarias sobre lo que estaba sucediendo tras la marcha de Fernando VI a Bayona y fue apresado y fusilado por los soldados de la guardia imperial. Como iban haciendo pequeñas pausas la gente podía acercarse para hacerse fotos con ellos y preguntarles cuestiones históricas.
Se perdió la batalla
La llegada de los primeros soldados franceses a Madrid se produjo el 23 de marzo de 1808 bajo las órdenes de Murat. Se trataba de cuerpos del ejército organizados especialmente para la ocasión y, aunque recibieron la mejor preparación posible, sus tropas más fuertes se encontraban en la zona de Alemania, así como en la costa del Canal ante la amenaza austriaca, británica y rusa.
Por eso, fuentes de la época como Alcalá Galiano describen que algunos soldados franceses presentaban mal aspecto y se encontraban algo flacos, sobre todo los miembros de los regimientos provisionales. Esto animó a los madrileños y se formaron la ilusión de que, en un momento dado, una sublevación armada podría vencer a los ocupantes.
A pesar de la extraordinaria valentía del pueblo, el levantamiento fue reprimido duramente y no pudo impedirse el posterior nombramiento del hermano de Napoleón, José Bonaparte, rey de España. El evento del 30 de abril destinó varios momentos de la tarde a homenajear a los caídos por España el 2 de mayo de 1808.
El primer homenaje, y probablemente el más emotivo, fue el que tuvo lugar a las 17:00 horas en la Plaza de la Lealtad, donde reposan los restos de Daoíz y Velarde. En este enclave ambos bandos lanzaron unas salvas y se colocó una corona de laurel en recuerdo de los caídos. Una segunda corona fue dispuesta en la Puerta del Sol hacia las 18:00 horas, frente a una gran multitud.
Para continuar con la labor de divulgación de la Historia, los recreadores hicieron otro desfile por el centro de Madrid y recorrieron el Paseo del Prado, la calle Alcalá, la ya mencionada Puerta del Sol, llegaron a la Plaza Mayor y continuaron hasta su destino final: la Plaza de Oriente, el lugar escogido para la recreación de la batalla.
La gente los acompañó, aplaudió, abucheó a los franceses, enalteció a Fernando VII y al pueblo de Madrid, se fotografió junto a ellos y continuó preguntando qué era lo que se representaba. Con ello se refuerza la necesidad de plasmar con imágenes cómo eran las personas que vivieron aquellos acontecimientos.
La batalla recreada
Tras la salida de María Luisa de Borbón, hija de Carlos IV, hacia Bayona, el pueblo de Madrid empezó a inquietarse ante la posibilidad de que quisieran llevarse también al infante Francisco de Paula, la única conexión directa que les quedaba con la monarquía española. Sobre las 19:30 un coche de caballos circulaba desde la Puerta del Príncipe hacia la calle Bailén para representar el momento en el que Francisco de Paula salía y los madrileños se agolpaban a la puerta del Palacio Real para cargar contra los franceses.
Los recreadores han presentado ante el público una versión del enfrentamiento, donde su principal interés era despertar la curiosidad por los hechos históricos. Los franceses dispararon los fusiles y también los cañones. El pueblo de Madrid lanzó frutas y verduras, dispararon las armas que tenían y lucharon cuerpo a cuerpo hasta caer rendidos.
Entre los participantes no faltaron las mujeres madrileñas y francesas que atendieron a los caídos y repartieron agua entre los heridos. También había un médico francés y varios religiosos españoles que ofrecieron auxilio a las víctimas. Después de la batalla el acto terminó con un abrazo entre recreadores de ambos bandos y una conversación con los asistentes que quisieron conocer más detalles de lo que sucedió el 2 de mayo de 1808.