Fundado en 1910

Puerta de Ishtar de Babilonia en el Museo de Pérgamo, Berlín, AlemaniaWikimedia Commons

Pérgamo, el museo con una de las puertas más antiguas de la humanidad

El Museo de Pérgamo de Berlín cerrará sus puertas en octubre durante 14 años, en los que se harán una serie de obras de acondicionamiento de las salas

Cuando uno piensa en Berlín se imagina el muro, o imágenes de la Segunda Guerra Mundial. Pero no acaba ahí, existe una Isla de los Museos llena de tesoros de mundo. Es un puzle de edificios que alberga las colecciones reales prusianas, los expolios de piezas griegas y de oriente próximo y las pinturas y esculturas más importantes de artistas alemanes y europeos. La isla de Spree es un núcleo artístico y cultural rodeado por un canal navegable que protege cinco museos. Una vez cruzado el puente ya no hay vuelta atrás y como buenos turistas hay que visitar, al menos, uno de ellos. Pero, ¿cuál?

Sin duda alguna, el que toca este año es el Museo de Pérgamo, que hay que visitar sí o sí antes del próximo octubre, mes en el que cerrará sus puertas durante 14 años para una remodelación general, aunque pasados los primeros cuatro años de obras abrirá ciertas salas de forma progresiva. Durante 2023 solo se podrá visitar una de sus tres alas, pero una de las más impresionantes, porque contiene la famosa Puerta de Ishtar, una de las ocho puertas monumentales de la muralla de Babilonia.

Detalle de la puerta de IshtarGonzalo Jiménez Tapia

Puede parecer poca cosa, pero se trata de una estructura de adobe y cerámica vidriada que mandó construir Nabucodonosor II en el siglo VI a.C. Es decir, hace 25 siglos. La puerta estaba consagrada a la diosa mesopotámica Ishtar, y daba acceso al templo del dios Marduk. En la sala del Museo de Pérgamo el visitante puede recrearse e imaginar que está recorriendo la avenida procesional que llevaba a la puerta, rodeado por cerámicas de lapislázuli de un azul intenso decorado con relieves de leones y dragones, símbolo de Ishtar y Marduk. Ya en la inmensa puerta, los ojos se dispersan y ascienden para contemplar los 15 metros de altura de la reconstrucción.

Un equipo de arqueólogos que lideraba Robert Koldewey excavó y trasladó pieza a pieza los fragmentos de esta construcción desde Irak a Berlín

La puerta lleva en el museo desde su inauguración en 1930, cuando un equipo de arqueólogos que lideraba Robert Koldewey excavó y trasladó pieza a pieza los fragmentos de esta construcción desde Irak a Berlín. Todavía quedan partes de la estructura guardadas en los almacenes del museo por falta de espacio para colocarlos. La visita se puede extender de nuevo hacia la zona de oriente próximo en varias salas que rodean la avenida procesional, donde se encuentran entre otras piezas, una copia del código de Hammurabi, una estela que recopila uno de los primeros códigos legales de la historia de la humanidad.

Altar de PérgamoWikimedia Commons

Una vez se cruza la puerta de Babilonia, los siglos avanzan hasta la puerta del Mercado de Mileto, construida en el siglo II en dicha ciudad romana, al que acompaña el Mosaico de Orfeo. Ya instalada en su lugar actual, durante la Segunda Guerra Mundial sufrió graves daños, de hasta el 50 %, por los bombardeos aliados, pero pudo restaurarse tras la contienda. El itinerario acaba aquí. Por desgracia, el famoso Altar de Pérgamo, que da nombre al museo, y el resto de las salas de época helenística siguen cerradas por reformas. Sin embargo, para aquellos amantes del mundo egipcio pueden comprar una entrada doble que también da acceso al Nuevo Museo (Neues Museum) por un túnel lleno de tumbas egipcias y sarcófagos. En la segunda planta de este museo se puede ver el magnífico busto de busto de Nefertiti, imponente y elegante.

Después de este paseo por la historia de Mesopotamia, el Antiguo Egipto y parte de Roma queda mucha Isla por conocer, como el Museo Antiguo (Altes Museum), que fue el primero en construirse en 1830. Poco después, en 1876 abrió sus puertas la Antigua Galería Nacional (Alte Nationalgalerie), un edificio peculiar con forma de templo griego, con obras de Friedrich, Rodin o Monet. Y el Museo Bode, que custodia arte egipcio y bizantino.