Fundado en 1910
Imagen del cartel con el que el que el PSOE celebraba su centenario

Imagen del cartel con el que el que el PSOE celebraba su centenario

PSOE: siglo y medio de historia o la ambición del poder a cualquier precio

Desde su fundación, pasando por la Dictadura de Primo de Rivera, la República y su 'desaparición' durante el franquismo, el partido ha sido sobre todo pragmático en su deseo por ocupar las instituciones

A lo largo de sus de 150 años de historia el Partido Socialista Obrero Español ha buscado siempre alcanzar el poder a casi cualquier precio. Fundado en 1879 por Pablo Iglesias Posse, durante cien años se autodefinió como un partido de clase obrera, socialista y marxista, hasta el Congreso Extraordinario de 1979, en tiempos de Felipe González y Alfonso Guerra, en el que parecía haber abandonado definitivamente el marxismo extremo y revolucionario.

El Partido, desde su nacimiento, llevaba la violencia en su código genético. El más civilizado de los viejos socialistas, Pablo Iglesias –como lo calificó Primo de Rivera a su muerte–, en la sesión parlamentaria del 7 de julio de 1910, afirmó que antes que permitir el regreso a la presidencia del gobierno de Antonio Maura habría que considerar el atentado como alternativa: «Hemos llegado al extremo de considerar que, antes que S. S. suba al poder, debemos llegar hasta el atentado personal».

La revolución rusa de febrero del 17 que tiró al Régimen Zarista alentó los deseos del PSOE de derribar a Alfonso XIII. La huelga general revolucionaria de agosto 1917 fue convocada por la UGT y por el PSOE, siendo en algunos lugares de España apoyada por los anarquistas de la CNT. La huelga fue un fracaso que se saldó con el terrible balance de 71 muertos, 156 heridos y 2.000 detenidos. Sus organizadores (Largo Caballero, Saborit, Besteiro y Anguiano) fueron detenidos y conducidos al penal de Cartagena. Para obtener su libertad el PSOE los incluyó en sus listas de candidatos para las elecciones generales de febrero de 1918, resultando elegidos los cuatro que, junto a Pablo Iglesias e Indalecio Prieto, formaron la minoría socialista del Congreso de los Diputados. Su elección como diputados obligó al gobierno a concederles una amnistía el 8 de mayo de 1918. Tomaron los cuatro revolucionarios posesión de sus escaños diez días después.

Portada del número 1 del periódico «El Socialista», órgano del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) desde su fundación, el 12 de marzo de 1886.

Portada del número 1 del periódico «El Socialista», órgano del PSOE desde su fundación, el 12 de marzo de 1886EFE

El PSOE siempre fue un partido pragmático. En su búsqueda del poder no tuvo repararos de convertirse en el socio principal del dictador don Miguel Primo de Rivera en 1923. Primo y el PSOE eran contrarios a la Guerra de Marruecos, abandonistas, lo que no impidió al Dictador lanzarse con decisión a ganar la guerra con la tranquilidad social que le daba un PSOE, en una España sin parlamento, que comía de su mano.

La alianza Dictadura + PSOE permitió a los socialistas anular al recién nacido Partido Comunista y lograr que la Dictadura persiguiese a los anarquistas de la CNT, el más popular de los movimientos obreros de España, mientras la Casa del Pueblo del PSOE seguía abierta y protegida por la Guardia Civil. Largo Caballero entró en las instituciones, en el Consejo de Estado, al tiempo que Primo de Rivera pensaba formar un sistema bipartidista en el que el PSOE sustituyese al viejo Partido Liberal de Sagasta en un nuevo turno pacífico.

Dos golpes

Cuando la Dictadura cayó en desgracia el PSOE y su líder Largo Caballero se unieron al pacto antimonárquico de San Sebastián, al tiempo que Julián Besteiro presentaba su renuncia irrevocable a la presidencia del PSOE. El antiguo consejero de Estado, Largo Caballero, pasó a autodenominarse el Lenin Español y a trabajar, por cualquier medio, para convertir a la II República Española en el trampolín que permitiese que en España se produjese una revolución social semejante a la acaecida en la Unión Soviética durante la I Guerra Mundial. El PSOE recobraba sus viejos proyectos revolucionarios de 1917.

Francisco Largo Caballero, Miguel de Unamuno e Indalecio Prieto durante la manifestación del Primero de Mayo de 1931

Francisco Largo Caballero, Miguel de Unamuno e Indalecio Prieto durante la manifestación del Primero de Mayo de 1931EFE

Con el triunfo electoral del centro de Lerroux y la CEDA de Gil Robles, en noviembre de 1933, el Partido Socialista Obrero Español comenzó a preparar un nuevo golpe de estado revolucionario en toda España que terminaría por estallar con fuerza en octubre de 1934 en Asturias y en Cataluña. El PSOE logró el apoyo de algunos partidos de izquierda e independentistas y se preparó comprando armas y municiones para subvertir por la fuerza el orden republicano alegando que el gobierno de los partidos de centro derecha, ganadores legítimos de las elecciones, eran un gobierno fascista que pretendía apropiarse de la República. El fracaso del golpe de estado revolucionario socialista, liderado, nuevamente, por Largo Caballero e Indalecio Prieto, se saldó con 4.000 muertos y varias decenas de miles de detenidos.

En 1936 el PSOE promovió la formación de una coalición electoral de izquierdas que bajo el nombre de Frente Popular se propuso tomar el poder de forma democrática o por cualquier otro sistema. Las elecciones de febrero no fueron favorables al Frente Popular pero el PSOE, con sus milicias, los chiribís, y en especial la famosa Motorizada, gracias a un gobierno apocado y a una propaganda apabullante, pudo realizar un pucherazo electoral, gracias al cual el Frente Popular se hizo con el poder.

El asesinato de Calvo Sotelo

Sus 157 días de gobierno, trufados de asesinatos, atracos, huelgas sin cuento, quema de iglesias, invasiones de fincas, cierre de periódicos, etc. terminaron con el asesinato de Calvo Sotelo por miembro de las fuerzas de orden público afines al PSOE acompañados por los pistoleros guardaespaldas de Indalecio Prieto. La puerta que iba a llevar a la Guerra Civil quedaba definitivamente abierta.

Durante los tres años que duró la guerra Largo Caballero y luego el doctor Negrín, ambos miembros del PSOE, desde la jefatura del Gobierno arrastraron a la España frentepopulista a una derrota que, desde muy pronto, se hizo inevitable, pero no necesariamente tan sangrienta y prolongada como fue. En las calles de España, tras los incontrolables asesinatos y horrores del comienzo de la guerra, los gobiernos liderados por los socialistas consistieron que las checas, los paseos y el terror rojo se enseñorease de su zona hasta los últimos días de la guerra. Ahí está la novela de Cercas Soldados de Salamina que narra el intento de asesinato del escritor falangista Sánchez Mazas en 1939 cuando todo ya estaba perdido para el Frente Popular.

Don Inda y sus amigos dejaron España acompañados de los últimos tesoros rapiñados para irse a un dorado exilio cuando la guerra estaba ya perdida. Gracias a estos tesoros, evaluados en la enorme cantidad de 7.000.000 dólares de la época, que fueron embarcados en el buque Vita, los líderes socialistas pudieron tener un cómodo exilio en absoluto comparable a la situación de sus correligionarios internados en los campos de concentración franceses.

El ex secretario general del PSOE, Rodolfo Llopis, desciende del avión acompañado de su hijo, a su llegada al Prat de Llobregat, tras 36 años de exilio en Francia

El ex secretario general del PSOE, Rodolfo Llopis, llega a España tras 36 años de exilio en FranciaEFE

Muerto Franco, gracias a la voluntaria autoliquidación de franquismo y a la apertura política llegada con la monarquía de Juan Carlos I, el PSOE, que durante el franquismo ni estaba ni se le esperaba, puedo regresar a España listo para intentar conseguir el poder en el nuevo escenario político de la Transición. Felipe González y Alfonso Guerra con sus amigos del Clan de la Tortilla lideraron un nuevo PSOE que dejó atrás a sus líderes de la Guerra Civil y los rencores que venían de los casi 40 años de Dictadura para competir democráticamente por el poder. Con el PSOE de González llegó la corrupción, los GAL, pero también la reforma industrial, la normalización de la vida política española, la Ley Boyer y la entrada en el Mercado Común y en la OTAN.

Giro a la izquierda

Cuando el PSOE perdió el poder tras 14 años sus líderes se dedicaron a vivir de las importante fortunas atesoradas dentro y fuera de España durante su Gobierno, dejando para otros hacer la revolución a la que tan inteligentemente habían renunciando en 1982.

Los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004, gracias a una exitosa campaña de mensajes de móvil y correos electrónicos liderada por Alfredo Pérez Rubalcaba, lograron en horas arrebatar el poder a un PP que se creía seguro vencedor. Un político socialista elegido para perderlas se convirtió inesperadamente en presidente de Gobierno. Rodríguez Zapatero imprimió al PSOE un giro a la izquierda que más tenía que ver con los escenarios políticos de las repúblicas bananeras sudamericanas que con España y con Europa. El PSOE reavivó los viejos fantasmas de la Guerra Civil y de la lucha de clases sin que esto sirviese para consolidar su inesperada victoria. El triunfo electoral del PP, liderado por un blando y tendente a la molicie Mariano Rajoy, permitió que un Partido Socialista, herido electoralmente de muerte, lograse, mediante la creación de un nuevo Frente Popular y gracias a un voto de censura, arrebatar el poder a los conservadores.

En la actualidad las acciones del PSOE del 2023 demuestran que al igual que en el pasado los socialistas están dispuestos a casi cualquier cosa para seguir el poder (compra de votos, secuestros, promesas imposibles, relación con grupos mafiosos…). La España de 2023 no se parece, afortunadamente en nada, a la de 1936, pues la frase de Alfonso Guerra de que los socialistas iban a cambiar España y que no la iba a conocer ni su padre se hizo realidad. Pero la verdad es que el tercer PSOE, el de Zapatero y Sánchez, cada vez tiende más a las formas de hacer política tal y como la entendía Largo Caballero y Negrín.

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