¿Qué tiene que ver el general carlista Cabrera, la Ryder Cup e Inglaterra?
En el enorme latifundio del general Cabrera vivieron décadas más tarde Pinochet y Elton John, y sirvió de cuartel general de operaciones británicas durante la Segunda Guerra Mundial
El general carlista Ramón Cabrera nunca jugó al golf. Tampoco llegó a ser obispo, como le hubiese gustado a su madre. Entró en el seminario, pero lo abandonó en 1833, año en el que descubrió que su vocación era la guerra y defender el carlismo. Su carrera en el ejército de Carlos María Isidro empezó de cabo en Morella como secretario personal de varios mandos durante la Primera Guerra Carlista. Pero enseguida ascendió a coronel y, al año, a general, sustituyendo a Carnier como Jefe de las tropas de Aragón y Valencia, donde batalló a los liberales con gran habilidad.
En 1836 su visión de la guerra como una lucha entre caballeros cambió cuando el general liberal Espoz y Mina autorizó el fusilamiento de su madre
Durante las diferentes campañas en tierras mañas, colocó su cuartel general en Cantavieja, su joya en el Maestrazgo. Lo que hoy es un pueblo rural de poco más de cien habitantes, Cabrera lo trasformó en un fortín, donde construyó una fábrica de cañones y unas defensas. Era también un centro de información donde se empezó a publicar el Boletín del Ejército Real de Aragón. En 1836 su visión de la guerra como una lucha entre caballeros cambió cuando el general liberal Espoz y Mina autorizó el fusilamiento de su madre, Ana María Griñó. Había nacido el «Tigre del Maestrazgo», como le apodaron los liberales. En represalia Cabrera fusiló a varios prisioneros liberales y a los alcaldes de Torrecillas y Valdealgorfa, acusados de traición. Su fama y sus técnicas lo convirtieron en el terror de sus enemigos, pero también en un militar defensor del honor.
De la victoria al exilio
Participó en las expediciones de Andalucía, Extremadura y llegó a combatir en Vallecas, a las puertas de Madrid durante la Expedición Real en la que iba también el pretendiente Carlos V. Su fama fue en aumento, al igual que sus éxitos, como la toma de Morella en 1838, por la que recibió el título nobiliario de conde de Morella. Aunque su gran victoria fue en la ciudad de Maella, donde aplastó al ejército liberal del general Pardiña. Cuando los liberales y carlistas pactaron la paz en el convenio de Oñate, el general Cabrera se opuso al «abrazo de Vergara» entre Espartero y los trece miembros del Estado Mayor de Maroto. En 1840 vencido por Espartero se exilió en Francia y vivió varios años en Lyon. Regresó a España en 1848 para luchar junto al nuevo pretendiente, Carlos Luis de Borbón y Braganza, en la Segunda Guerra Carlista, hasta que se exilió en Londres por amor.
Decepcionado con el carlismo, encontró la fortuna –literalmente– en Londres, donde se casó en 1850 con Marianne Catherine Richards
Un año después, viendo que las aspiraciones carlistas carecían de futuro decidió retirarse de la guerra y abandonar España. El «Tigre del Maestrazgo» decepcionado con el carlismo, encontró la fortuna –literalmente– en Londres, donde se casó en 1850 con Marianne Catherine Richards, una rica heredera inglesa. La pareja se mudó a Wentworth, un pequeño pueblo del sur donde Marianne adquirió una finca inmensa. A pesar de estar lejos, el general siguió interesado por las noticias que llegaban desde España sobre el carlismo y otros asuntos políticos.
En 1874, el futuro Rey Alfonso XII aprovechó que estaba estudiando en la Academia Militar de Sandhurst y visitó a Cabrera en su lujosa mansión. Durante la conversación entre ambos salió el asunto carlista y la legitimidad monárquica para gobernar el país, y al acabar la visita, Cabrera aceptó a Alfonso XII como legítimo Rey de España, y éste reconoció los dos títulos de Conde de Morella y marqués del Ter, que había conseguido el general durante las guerras carlistas.
Cantavieja Cottaje, un «paraíso carlista» en Inglaterra
Los dominios de la pareja alcanzaron casi las 700 hectáreas, contando la vivienda principal, los establos y numerosas casas adyacentes. El Tigre murió allí en 1877 y está enterrado desde entonces en el cementerio de Virginia Water, junto a su esposa que falleció en 1915. Pero cuando Richards enviudó, además de heredar los títulos, recordó a su marido de otra forma muy peculiar. Al recorrer el pueblo uno puede empezar en Crown Road y pasar a Cabrera Ave, o Morella Close al girar la calle. La mujer también rebautizó algunas casas con nombres tan llamativos para un paisaje inglés como Ebro, Cantavieja y Tortosa Cottage. Años después, la heredera vendió todas las posesiones y la residencia familiar pasó a ser la casa club del campo de golf de Wentwoths. En la antigua finca de Cabrera se jugó en 1926 un torneo al que acudió Samuel Ryder, y parece ser que de ahí sacó la idea de crear la Ryder Cup, una de las competiciones de golf más importantes del mundo.