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Imagen del papiro de Ebers de una operación ocular

Un arte milenario: así operaban de cataratas en el Antiguo Egipto

Desde la época de los faraones, muchos egipcios sufren la «Oftalmia del desierto» o Tracoma, una enfermedad ocular provocada por la bacteria parasita 'Chlamydia trachomatis'

No es casualidad que el ojo de Horus sea uno de los símbolos más representativos del Antiguo Egipto, ni que los egipcios se pintaran los ojos con el famoso khol negro para evitar picaduras de mosquitos. «El cuidado de los ojos» tenía una gran relevancia para los egipcios. Aunque parezca asombroso los oculistas egipcios trataban todo tipo de infecciones e incluso operaban de cataratas, pero ¿Cómo lo hacían?

Para los egipcios, la oftalmología se reducía al conocimiento externo del ojo, del cual se estudiaban las cejas, pestañas, iris y la pupila

Para los egipcios, la oftalmología se reducía al conocimiento externo del ojo, del cual se estudiaban las cejas, pestañas, iris y la pupila. Contaban con grandes tratados a modo de guía o vademécum, como el famoso papiro Ebers, datado aproximadamente en el año 1534 a.C., que tiene un apartado dedicado al «cuidado de los ojos y sus enfermedades». Los médicos, que muchas veces estaban acompañados de sacerdotes invocaban a los dioses relacionados con los ojos.

Es el caso de Toth, el dios de la sabiduría y la ciencia, que curó a Horus, dios de la guerra, cuando Seth, deidad del caos, le arrancó los dos ojos. Este aspecto mágico y religioso convive con el desarrollo médico que consiguió la civilización de los faraones, con periodos de auténtico esplendor en las cirugías oculares durante el gobierno de Neferkara Pepy I, el tercer faraón de la dinastía VI.

El arte de curar las cataratas

La técnica del abatimiento se realiza desde hace milenios. Pero los egipcios fueron pioneros en esta técnica quirúrgica. Para hacerse una idea de la importancia que le daban, lo mejor es visitar la tumba de Skar, el primer cirujano faraónico, donde se han encontrado jeroglíficos y pinturas sobre el asunto, y 30 utensilios quirúrgicos de bronce de más de 4.000 años de antigüedad. En otros yacimientos arqueológicos han aparecido cuchillos y bisturís de bronce, piedra y hierro, también garfios y martillos utilizados en trepanaciones.

Relieve con parturienta e instrumental quirúrgico del templo de Kom Ombo

Además, muchas de las herramientas están representadas en los bajorrelieves de las paredes de templos como el de Kom Ombo, como las plumas de buitre que servían de goteros. A estos objetos se suma el papiro de Ebers, donde se hace referencia a lo que podrían ser las cataras cuando se refiere a la «ausencia de luz». El procedimiento en el momento de intervenir al paciente era muy sencillo en cuanto a instrumental y medios se refiere. Empleaban una especie de bisturí con una hoja muy fina para el corte. Sujetándolo estaba el cirujano, que solamente tenía una oportunidad para desprenderla.

En el papiro se dan diferentes soluciones para otras enfermedades oculares, en las que el médico (oftalmólogo) aplicaba ungüentos y recetaba medicamentos. Por ejemplo, se menciona un tratamiento a base de bilis de cerdo que se vertía en el oído, para solucionar el problema de ceguera; esto se explica porque los egipcios consideraban que ambos, los ojos y los oídos, estaban unidos por una cavidad interna.

La técnica de abatimiento de las cataratas se siguió utilizando durante siglos, y aunque la tecnología ha cambiado, es prácticamente la misma operación

Existían otro tipo de heridas oculares, las techen, aunque no se describe con precisión la herida, en el propio papiro podemos ver los pasos a seguir para su curación. El tratamiento duraba varios días, el primer día se debía aplicar agua de marisma; el segundo día, poner miel o pintura negra en los ojos del paciente. En caso de producirse una hemorragia podía agregar miel y tapar los ojos durante dos días. Si ésta no se detenía, se cocinaba pintura verde, incienso y otros productos para hacer un remedio.

Este conocimiento ha quedado en el recuerdo de la historia gracias a los papiros y las paredes de sus tumbas. Aunque se ha demostrado a nivel médico que la mayoría de las preparaciones oftalmológicas no surgían efecto en la curación del paciente, existen otras que sí funcionaron, y siguen funcionando, como la miel o la malaquita. Incluso la técnica de abatimiento de las cataratas se siguió utilizando durante siglos, y aunque la tecnología ha cambiado, es prácticamente la misma operación.