Duesenberg J, el automóvil que salvó la vida a Alfonso XIII
El Rey marchó al exilio abordo de su Duesenberg. Le acompañaban en el automóvil el infante Alfonso de Orleans y su ayudante Moreu
Los años 20 y 30 del pasado siglo son unas décadas en las que los occidentales vivían fascinados por la velocidad y todos los adelantos que proporcionaban unos motores de explosión cada vez más fiables. Automóviles y aviones era objeto de un enorme interés por parte de los europeos y americanos de aquellos tiempos. Carreras y gestas aéreas ocupan las primeras páginas de todos los periódicos y noticiarios.
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Los hermanos Duesenberg en 1905 comenzaron a fabricar sus primeros automóviles. Sus vehículos eran y son probablemente los mejores automóviles que se han construido en los Estados Unidos. Extremadamente lujoso, con gran perfección mecánica, sorprendentemente rápidos para su época, enormes de tamaño y de gran peso, pero ágiles en su conducción. Se conducían con extrema facilidad.
En 1928 se presentó en el Salón de Nueva York el Duesenberg J proyectado por Fred Duesenberg. El modelo J estaba construido por la Lycoming de Williamsport, en Pennsilvania, tenía un motor de ocho cilindros en línea, 6.882 cc., 265 cv. a 4.250 r.p.m. con doble árbol de levas en culata, 4 válvulas por cilindro y doble encendido. Estaba dotado de frenos servoasistidos y lograba alcanzar sin problemas las 150 millas / 240 km. por hora. Antes de entregar el vehículo al comprador cada unidad se probaba en el circuito de Indianápolis. Su coste variaba desde 8.500 hasta 11.750 dólares. Un precio extraordinariamente alto para aquel tiempo, lo que le convertía en un coche para la elite entre las elites. Actores como Gary Cooper, Tyrone Power o Clark Gable fueron algunos de los afortunados propietarios de unos de estos icónicos automóviles.
Su coste variaba desde 8.500 hasta 11.750 dólares: un precio extraordinariamente alto para aquel tiempo, lo que le convertía en un coche para la elite entre las elites
Alfonso XIII era un enamorado de los automóviles. Encargó un Duesenberg J a Francia, a través de Raúl Pateras, Marqués de Pescara, un enamorado de los automóviles y fabricante de vehículos de lujo bajo la marca Nacional Pescara. El Duesenberg de Alfonso XIII fue comprado en Francia al representante en París de la marca, Sadovich. La nobleza automovilística europea le compraría a Sadovich 14 Duesenberg entre octubre y enero de 1931. En el salón de París de ese año, el Presidente de la República francesa hizo una visita especial al stand de Duesenberg para examinar los modelos. La publicidad que hacía Sadovich presentaba a los Duesenberg como «el coche más rápido, más hermoso, más poderoso y más caro del mundo».
Alfonso XIII adquirido un modelo con carrocería Binder tipo Coupé de Ville que le fue entregado en 1930. Siendo casi con total seguridad traído a España, conduciéndolo desde Francia el Marqués de Pescara, haciendo un alto en Barcelona donde ganó un concurso de elegancia. Este Duesenberg J fue usado por Alfonso XIII para acudir al gran Premio de España en el circuito de Lasarte siendo conducido por el propio Rey.
Al caer la tarde del 14 de abril de 1931 Alfonso XIII abandonó el Palacio Real de Madrid por la puerta secreta que daba a los jardines del Campo del Moro, como consecuencia de la inesperada proclamación de la república en España. El Rey marchó al exilio abordo de su Duesenberg. Le acompañaban en el automóvil el infante Alfonso de Orleans y su ayudante Moreu. El ministro José Rivera y el duque de Miranda les seguían en otro automóvil. Más tarde descubrirían que también los acompañaba un coche patrulla de la Guardia Civil. Escribe José Rivera
«La primera parada la hicimos en pleno campo y pasado Aranjuez. Bajamos todos y nos reunimos con el Rey Miranda y yo, también el infante, que nunca se separaba de él. El Rey me dijo:
–¿Quién me ha empaquetado a mi para Cartagena? ¿Tú?
Y le contesté que sí, que el Gobierno.
–¿A dónde vamos después?
–Ya se lo diré a S.M. –y al oído–, a Marsella».
Tres veces más detendrían su camino hasta llegar al Arsenal de Cartagena. Allí, describe Rivera, se agolpaban miles de personas que celebraban el advenimiento de la República y que era contenida por las fuerzas del orden. Inmediatamente el ya exmonarca de España embarcó en un bote para subir a bordo del buque Príncipe Alfonso. Antes, el almirante Cervera, jefe del buque, dio siete vivas al Rey, al que este contesto con un ¡Viva España!
El viaje a Cartagena por las carreteras de firmes especiales construida por Primo de Rivera se hizo a gran velocidad gracias al Duesenberg J en que viaja el monarca. Puede que esto salvase su vida pues algunos grupos violento de militantes de izquierdas salieron a las carreteras, las cortaron, para intentar capturar a Alfonso XIII. Estando ya en Paris Alfonso XIII le comentó a Sadovich, medio en broma medio en serio: «tu coche me salvó la vida».
En el 2018 se vendió en la subasta de Pebble Beach un Duesemberg SSJ, de 1935, propiedad de Gary Cooper, por 22 millones de dólares, convierte a este Duesenberg en el coche americano más caro de la historia, superando al que hasta ahora era el automóvil estadounidense vendido por más dinero, un Shelby Cobra por el que se pagaron 13,75 millones de dólares en 2016. Aún más impresionante es que dicha cifra lo coloca también como el vehículo de preguerra, anterior a la Segunda Guerra Mundial, más caro jamás subastado.