Pueblos con historia: Burgo de Osma, un pueblo soriano medieval que fue sede episcopal
El Camino del Cid pasa por las calles de Burgo de Osma, pero no hay pruebas que afirmen la presencia de Don Rodrigo Díaz de Vivar en Osma, aunque llegó a ser alcaide de Gormaz y seguramente conocía la zona
En la provincia de Soria (Castilla y León), siguiendo el tramo de la N-122 que conecta Aranda de Duero y Soria, se sitúa El Burgo de Osma-Ciudad de Osma, una localidad de algo más de 5.000 habitantes en la que se puede viajar por la historia de la Península Ibérica desde época celtíbera hasta la actualidad a través de sus ruinas y edificios. Puede que llame la atención que se refieran a ella como burgo y ciudad al mismo tiempo en su nombre, esto es así porque, en realidad, son dos núcleos de población distintos. El Burgo se encuentra, como Mesopotamia, entre la confluencia de dos ríos: el Ucero y el Abión, y es la más moderna. Mientras, cruzando alguno de los puentes del Ucero se llega a los orígenes históricos de la población: la antigua ciudad de Osma y a los yacimientos celtíberos, romanos y visigodos.
El primer asentamiento fue Uxama, ciudad que fundaron los arévacos, uno de los pueblos prerromanos que lucharon en las guerras celtibéricas (155–133 a.C.) contra el Imperio romano. Allí, como en Numancia, se enfrentaron con fiereza y fueron derrotados en el 99 a.C., y poco después Pompeyo el Magno la destruyó como castigo por una rebelión. Los romanos aprovecharon el espacio, y lo que había quedado en pie, para reconstruir la nueva ciudad de Uxama-Argaela: con una muralla, un acueducto, varias villas e incluso un pequeño foro en época de Tiberio.
Los romanos pusieron el asentamiento en el mapa y los visigodos aumentaron su importancia al convertirla en sede episcopal
Fue una ciudad hispanorromana bastante importante por la que incluso pasó la famosa calzada que unía Caesaraugusta (Zaragoza) y Asturica Augusta (Astorga, León). Los romanos pusieron el asentamiento en el mapa, e incluso Plinio el Viejo escribió sobre la ciudad, pero los visigodos aumentaron su importancia al convertirla en sede episcopal en el siglo VI d.C., con la construcción de una iglesia dedicada a San Miguel. La vieja Uxama, pasó a conocerse como Oxoma u Osoma durante este periodo y vivió hechos significativos, como la participación en el Concilio de Toledo con una pequeña delegación.
Pero llegó el siglo VIII, y los musulmanes tomaron la ciudad tras invadir la península, construyeron en el cerro una atalaya de estilo árabe defensiva para controlar el territorio, y Osoma fue una tierra de frontera durante varios años, en la que musulmanes y cristianos se disputaron la hegemonía de esta posición estratégica. La ciudad cambió de manos cada cierto tiempo, hasta su reconquista definitiva por los reinos cristianos en torno al siglo X. De aquellas batallas quedan atalayas y un castillo del siglo XI que se sitúan en un cerro cercano. Osma estaba a punto de cambiar.
El monje benedictino que fundó la ciudad medieval
La Reconquista trajo consigo una repoblación de la zona que impulsó el Rey Alfonso VI en 1088. El monarca buscaba introducir la reforma cisterciense en la península y encargó al abad de la abadía de Cluny en Francia que enviara monjes benedictinos a los territorios reconquistados de Castilla. Entre esos lugares se encontraba la ciudad de Osma, que había crecido extramuros en la margen izquierda del río Ucero.
Pedro de Osma fue santificado y venerado en El Burgo de Osma y otras localidades cercanas, además de santo lo nombraron patrón de la ciudad por ser su fundador
En el 1101 el monje Pedro de Bourges fue nombrado obispo de Osma con el objetivo de reorganizar la diócesis local. Con su llegada se empezó a construir la nueva catedral de estilo románico en la parte derecha del río. Esto provocó que una nueva urbe se formara en torno a ella y Osma fue perdiendo población rápidamente. El nuevo núcleo de población se constituyó como villa de El Burgo de Osma por el Rey Alfonso VIII de Castilla, famoso por vencer a los almohades en las Navas de Tolosa.
Había nacido la ciudad medieval por la que hoy pasean sus visitantes. El obispo recuperó la sede episcopal visigoda y consagró la catedral a la virgen de la Asunción. Pedro de Osma fue santificado y venerado en El Burgo de Osma y otras localidades cercanas, además de santo lo nombraron patrón de la ciudad por ser su fundador, y su sepulcro ocupa desde 1551 una capilla de la catedral.
Durante la Edad Media El Burgo de Osma, como sede episcopal, era un centro económico, de saber y religioso principal en la región. El obispo Juan Domínguez tiró la catedral románica y construyó una de estilo gótico, la actual. A mediados del siglo XV el obispo Pedro García de Montoya ordenó la construcción de las murallas y fundó el hospital de San Agustín. Tal fue el esplendor de la ciudad que en 1550 el obispo Pedro Álvarez de Acosta consiguió fundar la Universidad de Santa Catalina, gracias a una bula del Papa Julio III.
La Universidad estuvo en activo hasta 1841, cuando se trasladó a Soria por disputas internas del claustro entre carlistas y liberales. El Renacimiento también propició la construcción del Palacio del obispado y el Seminario de Santo Domingo de Guzmán, erigido por orden del confesor de Carlos III. Este recorrido por la historia de El Burgo de Osma termina caminando por los soportales castellanos que conducen a la Plaza Mayor con sus pórticos, sus balcones y los tejados de pizarra típicos de las construcciones de la dinastía Habsburgo.