Dinastías y poder
Picasso: Costa Azul, mujeres y ¿comunista?
El autor del Guernica se había inclinado por el Partido Comunista a mediados de los años cuarenta, pero jamás perdió sus vínculos con España o al menos, su obra, no lo hizo
La conmemoración del cincuenta aniversario de la muerte de Picasso ha devuelto protagonismo al genio malagueño. ¿Quién fue Picasso? ¿Qué le unía con la dinastía de los Dominguín tan taurina y varonil? El autor del Guernica se había inclinado por el Partido Comunista a mediados de los años cuarenta, pero jamás perdió sus vínculos con España o al menos, su obra, no lo hizo. Aficionado al buen vivir, tuvo numerosas amantes y mujeres. Todos sus biógrafos coinciden en que no era, precisamente, respetuoso: egoísta, celoso y temeroso de la muerte.
Picasso nació en Málaga en 1881. Su padre trabajaba como conservador y profesor de dibujo, aunque de niño vivió en La Coruña porque se había incorporado como docente en la Escuela de Bellas Artes. Con diez años realizó en la ciudad gallega su primera exposición. Su explosión artística llegó tras su paso por Barcelona, al entrar en contacto con el modernismo y las nuevas vanguardias que se estaban abriendo paso en Europa. De ese tiempo es la relación con su primera esposa, la bailarina rusa Olga Khokhlova, que había abandonado Moscú antes de la Revolución de octubre de 1917.
Era una artista de élite y estuvo veinte años con ella, hasta que terminó cambiándola por una amante más joven, algo recurrente en su agitada trayectoria amorosa. Cuando se proclamó la Segunda República, Picasso vivía en Francia y también cuando comenzó la Guerra Civil. Tenía su estudio en París, en la Rue des Grands-Augustins y había comenzado una relación con la fotógrafa, poeta y también pintora surrealista, Dora Maar.
En diciembre de 1936, desde la subsecretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, enviaron a Picasso una carta informándole que acababa de ser nombrado director del Museo del Prado. Siempre quiso estar entre los más grandes, pero nunca viajó a España ni tomó posesión del cargo. Fue bajo petición del director general de Bellas Artes del Gobierno de la Segunda República, Josep Renau, cuando se encargó a Picasso realizar un cuadro para exponer en el Pabellón Español durante la Exposición Internacional de 1937 en París.
España estaba en plena guerra y el objetivo era atraer la atención del público hacia la causa republicana. Así comenzó a pintar el Guernica, un cuadro para representar los horrores del conflicto y que durante casi cuarenta años estuvo expuesto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. En 1981 llegó al Casón del Buen Retiro y desde 1992 está en el Museo Reina Sofía.
En los cuarenta, su amistad con el poeta Paul Eluard le llevó a afiliarse al Partido Comunista. Pensaba que había que luchar contra el fascismo, igual que su amigo Alberti. Pero como dirá Dalí: «Picasso es comunista. Yo tampoco». Picasso retrató a Stalin por encargo de la cúpula del Partido, aunque lo cierto es que el dictador no salió bien parado. También recibió el Premio Lenin pero no acudió a recogerlo.
¿Antifranquista? Claramente. Sin embargo, con su camiseta de rayas y aficionado a la fiesta, Picasso hizo buena amistad con el torero de los toreros, el apuesto Luis Miguel Dominguín una de las figuras más aclamadas de los ruedos durante el régimen. Como él también era picaflor empedernido, aunque su matrimonio con la guapísima actriz italiana Lucia Bosé, los convirtió en carne de cañón de noticiarios y revistas gráficas.
Parece que fue Jean Cocteau quien lo presentó en 1950. Picasso seguía viviendo fuera de España, cada día más en el sur de Francia, cerca de Cannes y menos en París, aunque las visitas de los Dominguín eran frecuentes y también los cuadros con los que unos y otros terminaron haciendo fortuna. Luego se fueron distanciando, en parte por los celos de la última esposa del pintor, Jacqueline Roque, hacia la italiana.
En 1971, el gobierno francés celebró el noventa aniversario de Picasso con un gran homenaje en el que cedía, por primera vez en su historia, la Grande Galerie del Louvre para una exposición dedicada a un artista vivo. En España, todavía franquista, aunque tardía, se le reconoció como «español universal» y le nombraron académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En Barcelona, con Fraga como ministro de Información y Turismo, inauguraron un museo monográfico al pintor. ¿Hubo quizá un intento de proyectar una imagen más abierta de España?
Picasso falleció en su casa de la Costa Azul en 1973. No hizo testamento y sus descendientes pelearon por su herencia durante décadas. Tuvo cuatro hijos de tres mujeres diferentes en las que no dejó precisamente buen recuerdo. Su hija Paloma durante un tiempo fue diseñadora de gafas. Una de sus nietas, Marina, escribió el libro Picasso, mi abuelo, el relato de una historia familiar a la sombra del genio.