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28 de septiembre de 2024

Un grupo de partisanas italianas que pertenecían a la resistencia

Un grupo de partisanas italianas que pertenecían a la resistencia

Cuando Italia unificó sus movimientos de resistencia contra el fascismo

A lo largo de 1943, hace ochenta años, la presión aliada –y soviética en el caso de los comunistas– logró que opositores de ideas enfrentadas coordinasen sus estrategias hasta el final de la Segunda Guerra Mundial

El 9 de septiembre de 1943, al día siguiente de la firma del armisticio entre el Gobierno del mariscal Pietro Badoglio –que había asumido el cargo dos meses antes tras la destitución de Benito Mussolini– y los Aliados, fue creado en una Roma aún ocupada por los alemanes el Comité de Liberación Nacional (Cln), constituido por las distintas corrientes opositoras al fascismo: democristianos, socialistas, comunistas, liberales y republicanos. Era el germen de la Italia política de la era contemporánea.

Sin embargo, por sí solos representaban bien poco al no ostentar ningún tipo de poder efectivo, que estaba en manos de Badoglio. Y de forma bien frágil: la inmediata consecuencia del armisticio fue la invasión alemana de la mitad norte de Italia. Por eso los Aliados tuvieron claro desde muy pronto que la liberación solo podía acelerarse si se daba una colaboración entre el Cln y Badoglio. Por si las cosas se torcían, ya habían creado una «Comisión Aliada de Control», encargada de regir por su cuenta los destinos de una Italia liberada. Una perspectiva que aterraba al Cln.

los Aliados tuvieron claro desde muy pronto que la liberación solo podía acelerarse si se daba una colaboración entre el Cln y Badoglio

Fue entonces cuando se desencadenó un sutil proceso político que desembocaría, al cabo de varios meses, en el segundo Gobierno Badoglio. El motivo de la tardanza se debió a la ardua tarea de convencer al líder del Partido Comunista, Palmiro Togliatti, de aceptar semejante posibilidad.

Pietro Badoglio

Pietro BadoglioWikimedia Commons

Para que así fuera, se iniciaron una serie de conversaciones entre los emisarios de Badoglio, los diplomáticos Renato Prunas y Raimondo Manzini y altos funcionarios soviéticos, cuya tarea consistía en hacer cambiar de opinión a Togliatti. En enero de 1944 la parte italiana logró mantener dos conversaciones con Andreí Vichynski, la primera en Nápoles y la segunda en Salerno, ciudad de la costa napolitana ya liberada por los Aliados. Tras esta toma de contacto –en la que Prunas declaró que el Gobierno italiano no tenía «ninguna objeción ni dificultad» en permitir la repatriación de Togliatti–, el 14 de marzo de 1944 se restablecieron las relaciones diplomáticas entre Italia y la Unión Soviética.

Palmiro Togliatti

Palmiro Togliatti

Esta es la tesis sostenida por primera vez por el historiador Maurizio Serra en 2005 y ampliada años después en El Aliado Stalin –cuyas aportaciones novedosas fueron halladas en los archivos soviéticos–, según la cual la iniciativa habría partido del gobierno de Badoglio antes de recibir apoyo de Moscú a raíz de una serie de consultas, entre las que destacan las de Togliatti con sus interlocutores en el Kremlin.

La otra cuestión candente era la forma del régimen, o si los partidos del Cln estaban dispuestos a colaborar con la desprestigiada Monarquía de los Saboya, de la que dependía orgánicamente Badoglio. Togliatti aceptó desde el principio aparcar el debate entre Monarquía y República hasta que se celebraran elecciones constituyentes. Otros integrantes del Cln mantenían posturas más recalcitrantes. Al final, se optó por una solución intermedia: Víctor Manuel III, que toleró el advenimiento del fascismo, renunciaría a sus poderes en favor del príncipe heredero Humberto –fugaz Rey entre mayo y junio de 1946–, pero sin abdicar.

Así quedó desbloqueado el camino definitivo hacia la liberación: el 24 de abril de 1944 tomaba posesión el segundo Gobierno Badoglio, del que formaban parte todos los partidos representados en el Cln. En Ravello, cerca de Salerno, donde estaba el cuartel general de Víctor Manuel III hasta la renuncia de sus facultades institucionales, tuvo lugar la jura de los nuevos ministros: el comunista Togliatti juró su cargo como ministro sin cartera ante un Saboya.

Era el símbolo del pragmatismo con la liberación de Italia en perspectiva. La svolta (giro) di Salerno, es decir, el decisivo cambio de opinión por parte de Togliatti, había alcanzado sus objetivos. Ahora quedaba otro: que los partidos del Cln permanecieran unidos, al margen de sus diferencias ideológicas, no solo hasta la liberación, sino también hasta la aprobación de una Constitución democrática. Cumplieron.

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