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Una familia de Berlín Occidental saluda a sus familiares de Berlín Oriental el 10 de septiembre de 1961©GTRESONLINE

13 de agosto de 1961: la construcción del Muro de la Infamia

Aquella noche comenzó la construcción del Muro de Berlín, bajo la excusa de defenderse de la intromisión y agresividad occidental

Tras la Segunda Guerra Mundial, la Alemania perdedora fue ocupada y dividida administrativamente entre varias potencias vencedoras como Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética. Inicialmente, el plan de los Aliados se basaba en desmilitarizar todo ese territorio, desindustrializar desmontando y destruyendo el entramado tecnológico, potenciando su economía hacia una especialización en el sector primario. Además, se dividió la capital, iniciándose un programa para desnazificar la población y educarla en valores democráticos pero el estallido de la Guerra Fría entre las dos grandes superpotencias, Estados Unidos y la URSS lo cambió todo.

Ese enfrentamiento inició una nueva etapa en la historia de la humanidad, ya que se compararon dos modelos de sociedad, economía y organización política. Por un lado, el único totalitarismo superviviente de la Segunda Guerra Mundial, basado en la economía del socialismo real y la construcción de una sociedad y Estado comunista. Frente al modelo occidental, capitalista y propio de una sociedad democrática. A partir de entonces, el territorio alemán fue considerado zona fronteriza por lo que ambas superpotencias revirtieron el plan inicial y comenzaron de nuevo a apoyar su industrialización, rearme y propaganda.

¿Debía dejarse el futuro de esa población a un único Estado alemán? Ninguna superpotencia lo aceptó, teniendo en cuenta también la historia más reciente, ya que los alemanes eran vistos como unos fanáticos que, a pesar de perder la Primera Guerra Mundial, habían apoyado el estallido de una Segunda, con el desastroso resultado conocido.

En consecuencia, se consolidó la división del antiguo Reich con la creación de la comunista República Democrática Alemana, un régimen totalitario de partido único protegida por los rusos, y de la República Federal Alemana, democracia capitalista y occidental, con apoyo estadounidense. La división afectó a la población, así como la división de Berlín, afectando a numerosas familias. Pronto la libertad existente en la Alemania occidental fue un imán atrayente para que más de tres millones de alemanes que sufrían el yugo del comunismo, en la otra zona, quisieran pasarse como fuera –arriesgado su propia vida– a la República Federal a través de la división existente en Berlín.

Aquellos que huían lo intentaron de todas maneras, lo cual fue detectado por el gobierno comunista que calificó el hecho como un desprestigio de su proyecto político y social pues ¿cómo era posible que los trabajadores huyeran del «paraíso del proletariado»? ¿Cómo explicar al mundo que alemanes antifascistas se pasaban a la Alemania Occidental, calificada de «país fascista»? Si la mayoría que pasaban eran jóvenes, ¿entraría la zona alemana comunista en colapso económico en poco tiempo?

Construcción del Muro de Berlín©GTRESONLINE

La noche del 13 de agosto de 1961 comenzó la construcción del Muro de Berlín, bajo la excusa de defenderse de la intromisión y agresividad occidental. La hipocresía era impresionante, pues no existían masas ni familias de alemanes que quisieran pasarse a la zona comunista para «huir del imperialismo occidental», pero muchos intelectuales europeos lo creyeron, aunque ninguno se pasó, instalados cómodamente en sus países capitalistas.

El canciller occidental, el demócrata-cristiano Konrad Adenauer, exigió calma y prudencia a la población, a través de un mensaje emitido por radio. En las primeras dos semanas tras la construcción del muro visitó Berlín Oeste, solo el alcalde socialdemócrata Willy Brandt protestó con energía, aunque al fin no pudo hacer nada ante la consolidación de los hechos y la negativa de las potencias occidental a que el muro fuera un motivo de conflicto bélico.

Ese mismo año, fue creado en Salzgitter un centro de documentación judicial sobre las violaciones a los derechos humanos perpetradas por la República Democrática Alemana. El 16 de agosto, Willy Brandt convocó una manifestación que reunió a más de 300.000 berlineses occidentales junto al Ayuntamiento, como protesta y acto de reafirmación democrática.

Obras de construcción del Muro de Berlín en 1961©GTRESONLINE

Pero el muro de Berlín no fue solamente una valla de alambres de 155 kilómetros que construyó la Unión Soviética, ya que, con el paso del tiempo, se convirtió en una auténtica muralla militar con búnkeres, rejas electrificadas, zonas vigiladas por perros policías y crueles trampas en lo alto del muro que hacían imposible escalarlo. Su distancia terminó siendo de 1.200 kilómetros, 45 kilómetros sólo en Berlín, con una altura de 3,6 metros. Así, intentaron convertir a Berlín en una auténtica cárcel. La construcción del muro sorprendió a muchas personas y a familias, que se encontraron separadas por una barrera enorme de hormigón, sin posibilidad de contactar ni comunicarse con el otro lado de la ciudad.

Esta construcción de la Guerra Fría fue bautizado como «Muro de Protección Antifascista» (Antifaschistischer Schutzwall) por los comunistas, mientras que los medios de comunicación y parte de la opinión pública occidental le tildaron como «Muro de la Vergüenza o de la Infamia» (Schandmauer).

Este calvario duró casi 30 años, y durante ese período, decenas fueron las personas que murieron por intentar cruzar, y miles los que acabaron detenidos por las autoridades soviéticas. Pero también hubo berlineses que consiguieron cruzar a la zona oeste de la capital, cavando túneles o escondidos en coches y camiones. Se cree que unas 100.000 personas trataron de cruzar el Muro de Berlín, pero sólo entre 5.000 y 10.000 tuvieron éxito, el resto desaparecieron o fueron castigados.