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Alfonso XIII de España y Miguel Primo de Rivera montados en un descapotable

Alfonso XIII de España y Miguel Primo de Rivera montados en un descapotableEFE

Entrevista I Gerardo Muñoz, autor de La dictadura de Primo de Rivera

Gerardo Muñoz: «Primo de Rivera fue un militar valiente, político paternalista y persona vividora»

El autor explicó en conversación con El Debate que «Durante la dictadura se fundaron monopolios potentes como Telefónica, CAMPSA e Iberia, la primera Confederación Hidrográfica (Ebro), el Patronato Nacional de Turismo»

Se cumplen 100 años del golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera, un periodo de siete años en los que España se trasformó y modernizó. Gerardo Muñoz Llorente es escritor e investigador histórico con casi 30 libros publicados a sus espaldas. Aunque nació en Melilla, lleva muchos años viviendo en Alicante, donde colabora de forma habitual con radios y periódicos locales. Acaba de publicar La dictadura de Primo de Rivera, los seis años que le costaron el trono a Alfonso XIII, coincidiendo con el centenario del pronunciamiento militar del teniente general Miguel Primo de Rivera entre el 13 y el 15 de septiembre.

Gerardo Muñoz Llorente, autor de La dictadura de Primero de Rivera, los seis años que le costaron el trono a Alfonso XIII

Gerardo Muñoz Llorente, autor de La dictadura de Primero de Rivera, los seis años que le costaron el trono a Alfonso XIII

–Un golpe de Estado tiene una connotación negativa evidente y suelen ser violentos, no sucedió así el 13 de septiembre de 1923 ¿Por qué tuvo éxito el golpe de Estado?

–Cuando se produjo el golpe de Estado el país estaba sumido en una grave y prolongada crisis política ocasionada por el desgaste de un régimen basado en una democracia deficiente, con gobiernos inestables e incapaces de dar respuesta a los problemas sociales y económicos que llevaban años produciéndose por la industrialización, la consolidación de movimientos obreros bien organizados y, sobre todo, los desequilibrios crecientes entre las capas sociales y entre los ámbitos urbano y rústico. Además, el rey, en vez de impedirlo, como había hecho en otras ocasiones, lo apoyó.

–¿Qué motivó el golpe? Y, lo más importante, ¿Tuvo apoyo popular?

–Nadie se manifestó abiertamente en defensa del Gobierno constitucional y legítimo, ni siquiera la prensa que se opuso al golpe de Estado. No se produjeron protestas en las calles porque la ciudadanía en general era indiferente a lo que estaba ocurriendo, no sentía simpatía por los gobernantes ni por los políticos en general, y porque las organizaciones izquierdistas, políticas y sindicales, no tenían fuerza suficiente para enfrentarse a los golpistas.

–Incluso los nacionalistas independentistas catalanes estuvieron a favor de Primo de Rivera en un principio ¿Por qué?

–Primo recibió el apoyo de la Lliga Regionalista y de la alta burguesía catalana porque, siendo capitán general de Cataluña, les prometió que, si triunfaba el golpe, protegería los intereses de la industria catalana, sobre todo la textil, y respetaría la Mancomunitat de Catalunya, que tenía aspiraciones autonomistas. Pero, aunque cumplió con los grandes empresarios al conseguir el poder, persiguió el uso del idioma catalán e hizo desaparecer la Mancomunitat.

No se produjeron protestas en las calles porque la ciudadanía en general era indiferente a lo que estaba ocurriendo, no sentía simpatía por los gobernantes ni por los políticos en general

–¿Cómo describiría usted a Miguel Primo de Rivera?

–Como militar fue valiente, aunque su exitosa carrera se basó en el apoyo que tuvo de su tío, un teniente general que llegó a ser ministro. Como político fue inexperto, populista, paternalista, autoritario. Como persona, vehemente, superficial, contradictorio, trabajador, honrado, religioso y vividor.

–Usted da a entender en el libro que Primo de Rivera creó el populismo de derechas, y organizó una comunicación política basada en noticias falsas. Por ejemplo, cuando habla de Manuel Bueno Bengoechea. ¿Podría explicar cómo lo hizo?

–Al mismo tiempo que la prensa sufría una censura rígida, Primo escribía casi a diario unas notas informativas que eran de obligada publicación, a veces con el formato de entrevista. En estas notas las verdades, medio verdades y mentiras se mezclaban con bastante frecuencia. Creó un periódico como órgano de su partido único y envió a Bueno Bengoechea a París para que influyese en la prensa extranjera a través del Bureau des Grands Journals Ibero-Américains.

–Primo de Rivera ilegalizó al Partido Comunista de España y persiguió a los anarquistas de la CNT, pero tuvo el beneplácito de la CNT y el PSOE, incluso algunos como Largo Caballero tuvieron puestos relevantes dentro de la dictadura ¿De dónde nace esa colaboración entre socialistas y Primo de Rivera? ¿Se mantuvo durante los siete años que duró?

–Pese a costarle una grave crisis interna que nunca amenazó la integridad del PSOE y muchos menos de la UGT, los socialistas salieron de la dictadura más fuertes de lo que eran cuando se produjo el golpe de Estado. Al principio no hubo una idea calculatoria premeditada de colaboración por los dirigentes socialistas, sino una apuesta por defender los derechos de los trabajadores, si bien fue un interés más egoísta y oportunista lo que motivó la decisión de apartarse por completo del Gobierno de Primo de Rivera cuando el régimen empezaba a descomponerse.

–El subtítulo de su libro es claro ¿Qué papel jugó Alfonso XIII durante la dictadura?

–Más incluso que su apoyo al golpe de Estado, fue el compromiso e identificación de la Corona con la dictadura lo que supuso a la postre la abolición de la monarquía española y la consecuente proclamación de la república, puesto que se quedó sin el apoyo del pueblo y de las élites que hasta entonces la sostenían.

Primo terminó siendo borbonizado como todos los presidentes de Gobierno anteriores de la Restauración

–¿Hubo algún tipo de represión violenta o sangrienta, como suele suceder en otros regímenes dictatoriales?

–El régimen primorriverista persiguió y reprimió a sus opositores multándolos, encarcelándolos, desterrándolos, pero no se ordenó la muerte de nadie por este motivo.

–Fueron seis años de crecimiento económico, de reformas legislativas, agrarias, educativas y de algunos derechos como el voto femenino, que cambiaron España ¿Cuáles fueron los principales éxitos de la dictadura?

–Primo consiguió una relativa modernización del país, cierto avance social y económico. Durante la dictadura se fundaron monopolios potentes como Telefónica, CAMPSA e Iberia, la primera Confederación Hidrográfica (Ebro), el Patronato Nacional de Turismo, se apoyó la exportación y se crearon los comités mixtos en las empresas (precursores de los actuales comités de empresa) que sirvieron para lograr cierto grado de paz social.

–¿Y su mayor fracaso?

–Los avances económicos que se consiguieron tenían un precio intolerable: la grave restricción de las libertades de los españoles. Fracasó en su intento de imponer un régimen fiscal más justo y un ritmo de mejora social más determinante, así como en su deseo de llevar a cabo una reforma agraria. No solo no lo consiguió, sino que se ganó la antipatía de los terratenientes y de los grandes propietarios. Fracasó al final en la economía de Estado por su desinterés en cumplir con los presupuestos y de intervenir despreocupadamente en la política monetaria. Se enfrentó con los universitarios, los intelectuales y hasta con parte importante de los militares.

–La economía creció, aunque no era difícil teniendo en cuenta la situación previa ¿Dónde estuvo el «milagro» económico de Primo de Rivera?

–Obviamente, la bonanza económica mundial que hubo durante los primeros años de la dictadura primorriverista y la severa crisis que se inició en octubre de 1929 tuvieron incidencia en España; pero no fue tan grande como algunos autores han manifestado. El boom económico internacional no explicaría por sí solo el crecimiento español, ya que fueron las medidas intervencionistas de los Directorios las que, con mayor o menor acierto, impulsaron principalmente el desarrollo de diversos sectores industriales y comerciales del país. Del mismo modo que el célebre crac del 29 iniciado en la Bolsa de Nueva York sucedió cuando en España se venía padeciendo, desde hacía meses, una crisis monetaria provocada por la deficiente gestión del Gobierno y no tener adoptado el patrón oro. La ola negativa de la Gran Depresión no empezaría a notarse en España hasta la segunda mitad de 1930, medio año después de la dimisión de Primo.

–Ante todo, Primo de Rivera era militar, consiguió acabar en Alhucemas con el problema de Marruecos ¿Qué supuso para los españoles poner fin a esa contienda?

–El fin de las guerras marroquíes hay que apuntarlo como uno de los éxitos de Primo, a pesar de que él mismo fue de los que siempre había defendido una posición abandonista, en confrontación con los militares africanistas.

–Unamuno que al principio lo elogió acabó criticando al dictador, igual que muchos otros intelectuales como Blasco Ibáñez y otros sectores de la sociedad ¿Qué les hizo cambiar de parecer?

–Unamuno, como la inmensa mayoría de los intelectuales españoles, se enfrentó a Primo en cuanto este no cumplió con su promesa de retirarse en unos meses del poder para dejar paso a un gobierno civil que recuperase la normalidad constitucional.

–Primo de Rivera dimitió y salió del Palacio Real de manera pacífica y tranquila ¿Qué razones le llevaron a renunciar?

–Aunque mantuvo durante bastante tiempo a la Corona supeditada a su voluntad, Primo terminó siendo borbonizado como todos los presidentes de Gobierno anteriores de la Restauración. Dimitió porque se lo pidió el monarca, una vez que se encontró sin apoyos, ni siquiera el de los militares, y bastante enfermo. Murió dos meses después en el exilio.

Portada del libro

Portada del libro

–Ya llevaba dos años de dictador, y Primo siempre dijo que se iría cuando todos los problemas de España se hubieran solucionado ¿Cree que Primo de Rivera debió marcharse antes?

–La mayor parte de los historiadores opinan que Primo habría pasado a los anales de la historia de España como un héroe si hubiese dimitido tras el desembarco de Alhucemas en septiembre de 1925, cuando la guerra marroquí comenzaba la recta final. El propio marqués de Estella fue consciente de la oportunidad que se le brindaba para retirarse en honor de multitudes, pero le pudo más su vanidad, su deseo de concluir la tarea que se había autoimpuesto: la revolución desde arriba con mano de cirujano de hierro.

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