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Un equipo internacional de científicos ha logrado reconstruir la historia del galeón San Giacomo di Galizia -también conocido como Santiago-, un buque de guerra construido en Nápoles que naufragó en 1597 en el estuario de la ría de Ribadeo (Lugo)CSIC / EFE

Decenas de huesos hallados en un galeón en Galicia desvelan información sobre la alimentación de los marinos

Los 78 huesos analizados por un equipo del CSIC confirman que el vacuno era el alimento principal de los marineros y que transportaban a los animales vivos

Un equipo internacional de científicos, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha conseguido reconstruir la historia del galeón San Giacomo di Galizia, también conocido como Santiago de Galicia, un buque de guerra construido en Nápoles que naufragó en el año 1597 en el estuario de la ría de Ribadeo. Gracias al descubrimiento de 78 huesos de animales en el interior del pecio, los expertos han podido comprobar la importancia del ganado que viajaba a bordo de los barcos así como de la cerámica en la navegación del siglo XVI y, de forma concreta, su influencia en la alimentación y en la forma de vida de sus tripulantes.

El hallazgo de los restos del Santiago o el Pecio Ribadeo I permite estudiar un navío de guerra del siglo XVI en aguas territoriales españoles y ofrece «una ventana al pasado» que hace posible conocer el tipo de ganado del que se alimentaban los marineros o la clase de cerámica utilizada para almacenar agua y conservar alimentos, detalla el CSIC en una comunicación.

«Gracias al estudio de los artefactos sumergidos, la revisión de documentos históricos y los análisis espectroscópicos, los investigadores se aproximan como nunca a las actividades ocurridas a bordo del navío, durante su breve período de servicio en la Armada española, desde su construcción en un astillero de Nápoles alrededor de 1590 hasta su naufragio en 1597», añade la nota.

La vida a bordo de un barco

Los resultados de esa investigación que han liderado Ana Crespo Solana y Marta Moreno García del Instituto de Historia (IH-CSIC) junto a Sagrario Martínez Ramírez del Instituto de Estructura de la Materia (IEM-CSIC), han sido publicados en la revista Heritage, concretamente en un número monográfico especial sobre la vida a bordo de barcos de los siglos XVI al XIX.

Tanto este naufragio como otros de la misma época representan un valioso patrimonio histórico-arqueológico que, según indica el estudio, ha recibido poca atención desde el punto de vista de la investigación subacuática. No obstante, este estudio proporciona «nuevas perspectivas sobre los contextos históricos y materiales de los siglos pasados», comentó Crespo. Y añadió que estos estudios «ofrecen una riqueza de datos significativos sobre la cultura material de la época, las dinámicas a bordo, las prácticas marítimas, las redes comerciales, los comportamientos y los conocimientos náuticos, así como el subsiguiente desarrollo y transformación de los sitios arqueológicos, los cuales se convierten en cápsulas históricas del tiempo».

En el caso del pecio Santiago, los 78 huesos recuperados dentro del navío revelan, según el análisis arqueológico del Laboratorio de Arqueobiología de IH-CSIC, que los restos corresponden a diferentes porciones cárnicas de vacas, corderos, cerdos, un ganso e incluso merluza, lo que sugiere el papel fundamental del ganado como fuente primaria de proteínas para la tripulación.

El análisis de los huesos

Por su parte, Moreno detalla que frente a las otras especies, la carne de vacuno fue una fuente importante de proteínas para la tripulación. Además, la identificación de partes de animales con menor valor cárnico, como cráneos y extremidades distales de las patas, plantea la posibilidad de que se transportara ganado vivo para su posterior procesamiento a bordo.

Los patrones en la carnicería, como la frecuencia y ubicación de marcas de troceado en porciones pequeñas y manejables, indican a los científicos que los métodos de cocción más habituales eran la ebullición y el guiso. Además, los datos de envejecimiento denotan el probable consumo de carne tierna de vaca y cordero, indicando diferencias entre la alimentación de los oficiales de alto rango y el resto de la tripulación.

Por último, la recuperación de un tarsometatarso de ganso, un hueso sin rendimiento cárnico, supondría la presencia de aves de corral vivas a bordo, mientras que una vértebra de merluza se relacionaría con la provisión de pescado seco.

Asimismo, los análisis arqueométricos y químicos de las cerámicas, artefactos y restos óseos de fauna del yacimiento, han permitido a Ramírez, especialista en materiales del IEM-CSIC, reconstruir el itinerario de navegación del galeón. Combinado con el registro arqueológico y la documentación histórica, ahora se puede afirmar que el buque partió de Nápoles y pasó por Cádiz y Lisboa antes de hundirse en Galicia.