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La comisión mexicana que invita a Maximiliano de Habsburgo a ocupar el trono de México en Miramar por Cesare Dell'Acqua (1867)

Maximiliano I: la insólita historia del último emperador de México que murió fusilado

El gran apoyo de Maximiliano, a parte de los conservadores mexicanos, era el ejército francés distribuido por el país. Algunos consideraron este hecho como la prueba de que Maximiliano era un títere en manos de Napoleón III

Cuarenta años después de independizarse de España, México decidió escoger un rey. Ese periodo es conocido como Segundo Imperio Mexicano. La corona monárquica la ostentó Fernando Maximiliano José María de Habsburgo-Lorena, conocido como Maximiliano I. Era el hermano pequeño de emperador Francisco José. Antes de ser coronado rey fue virrey del reino Lombardo-Véneto. ¿Cómo un miembro de la Casa de Habsburgo acabó siendo rey de México?

Llegó a México en el 1864. Por aquel entonces México había perdido la mitad de su territorio en guerra con los Estados Unidos. El país estaba sumido en una profunda crisis y estaba dividido: desde su independencia había tenido 27 presidentes y, se puede decir que ninguno terminó su mandato. México estaba en bancarrota después de haber sufrido revoluciones, golpe de estado y una guerra civil que estuvo marcada por la división del país entre liberales y conservadores. Aquella guerra terminó con el liberal Benito Juárez como presidente de México.

México estaba en bancarrota después de haber sufrido revoluciones, golpe de estado y una guerra civil

Ante la falta de liquidez económica por la bancarrota, Juárez decidió suspender el pago de la deuda externa. España, Francia y Reino Unido entraron en conflicto con México como consecuencia de esta decisión, teniendo en cuenta que eran los países más afectados económicamente por la decisión de Juárez. Sólo llegaron a un principio de acuerdo España y Reino Unido. Con lo cual decidieron retirar las tropas enviadas a Veracruz. El único país que no llegó a un acuerdo fue la Francia de Napoleón III.

Establecer la monarquía en el país

Los conservadores mexicanos le pidieron ayuda a Napoleón III. Deseaban recuperar sus antiguos privilegios y establecer una monarquía en el país. Para ello pensaron en un aristócrata europeo que les devolviera sus privilegios. Napoleón III, atendiendo esta petición, consideró que Maximiliano de Habsburgo-Lorena era la persona adecuada para ocupar dicho trono. El 3 de octubre de 1864 una comisión de conservadores viajaron a Trieste para ofrecerle la corona de México. Estos vieron, desde el primer momento que era el pretendiente ideal. ¿Por qué? Era un joven príncipe católico, casado con la hija del rey Leopoldo de Bélgica, la cual tenía una gran influencia en la política internacional.

Llegada de Maximiliano y Carlota al puerto de VeracruzPicasa / Wikimedia Commons

La llegada de Maximiliano posibilitaría que la Iglesia mexicana recuperara los privilegios que el liberal Juárez les había quitado. El 28 de mayo de 1864 Maximiliano I y su esposa Carlota Coburgo-Sajonia-Gotha, desembarcaron en el puerto de Veracruz. El gran apoyo de Maximiliano, a parte de los conservadores mexicanos, era el ejército francés distribuido por el país. Algunos consideraron este hecho como la prueba de que Maximiliano era un títere en manos de Napoleón III.

Condenado al fracaso

No tardó mucho tiempo en cambiar la situación. Los conservadores mexicanos empezaron a no apoyarlo y él se desilusionó. Uno de los problemas radicó en que no quiso devolver los bienes expropiados a la Iglesia. También defendió las reformas agrarias, la libertad de religión y la extensión del derecho al voto, que habían implantado los liberales. Esto era contrario al pensamiento conservador. Además abolió el trabajo de los menores, restringió las horas de trabajo las horas de trabajo, y se interesó por las condiciones de vida de los indígenas. Esta manera de actuar le granjeó que conservadores y la Iglesia lo acusaran de traidor. Los liberales, a pesar de todo, tampoco le tenían mucho cariño, pues lo consideraban un invasor.

No dejaba de ser un extranjero que se mantenía en el trono gracias a Napoleón III y al ejército francés

Maximiliano I no era lo que se puede decir un buen gestor. Gastaba mucho dinero en obras en el momento que México tenía otras necesidades. Tampoco podemos decir que su carácter fuera idóneo para imponer su voluntad. Aún así, quiso hacerse querer. Aprendió español, iba vestido de charro, pero ni así consiguió su propósito. No dejaba de ser un extranjero que se mantenía en el trono gracias a Napoleón III y al ejército francés.

La guerra civil estadounidense finalizó en el 1865. El nuevo presidente, Andrew Johnson, decidió imponer la Doctrina Monroe, oponiéndose a la presencia francesa en México. ¿Qué decía esa doctrina? En ella se afirma que los Estados Unidos no tolerarían la intervención europea en el hemisferio occidental. Así pues, ningún país europeo podía interferir en América. Por eso le pidió a Francia que retirara sus soldados de México. Así lo hizo no por la doctrina, sino por el conflicto bélico que había estallado en Prusia.

Maximiliano I, en septiembre de 1865, decidió adoptar a dos nietos del antiguo emperador de México, Agustín de Iturbide, al no haber tenido descendencia. Los niños se llamaban Agustín y Salvador. Proclamó que la dinastía reinante en México –si continuaba la monarquía– sería la Casa de Habsburgo-Iturbide.

La sentencia de muerte

Benito Juárez recuperó el control del país en 1866. Mientras todo esto ocurría, Carlota se desplazó a Europa para pedir la protección de Napoleón III y el Papa Pio IX. Ambos se la negaron. Maximiliano I quiso abdicar, pero su familia le convenció para que no lo hiciera. Podríamos decir que lo obligaron, porque su madre Sofía de Baviera –«el único hombre de la familia» según Metternich– en una carta le dijo que «un Habsburgo nunca abdica, bajo ninguna circunstancia».

Voy a morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. ¡Qué mi sangre selle las desgracias a mi nueva patria! ¡Viva México! ¡Viva la Independencia!Maximiliano I de México

Tres años después de ser nombrado rey de México fue arrestado. Francisco I, la Reina Victoria, Leopoldo II, Isabel II, le mandaron telegramas a Juárez pidiéndole el indulto. Inflexible Juárez dijo que «la ley y la sentencia son en este momento inexorables, porque así lo requiere la seguridad pública». Nada se pudo hacer y Maximiliano I fue sentenciado a muerte. La sentencia se llevó a cabo el 19 de junio de 1867. Antes de ser fusilado le dio una moneda de oro a cada uno de los cinco soldados que formaban el pelotón. Les pidió que apuntaran bien y que no apuntaran a la cabeza. Sus últimas palabras fueron: «Voy a morir por una causa justa, la de la independencia y libertad de México. ¡Qué mi sangre selle las desgracias a mi nueva patria! ¡Viva México! ¡Viva la Independencia!».

Su cuerpo fue embalsamado y trasladado a Europa. El 18 de enero de 1868 fueron depositados en la Cripta Imperial de Viena. Tras su muerte se reinstauró la república, conociéndose ese período como República Restaurada.