Roland Garros, el aviador que cambió la historia del tenis sin pretenderlo
El Abierto de Francia se juega en el estadio Roland Garros gracias a un exjugador de rugby amigo de un piloto francés de la Primera Guerra Mundial
En la isla francesa Reunión, situada en el Océano Índico frente a Madagascar, nació Eugène Adrien Roland Garros el 6 de octubre de 1888. Aunque hoy su nombre se asocie a uno de los campeonatos más importantes del tenis mundial, nunca jugó de forma profesional a ese deporte, tampoco participó en la organización del campeonato o en la construcción del estadio que lleva su nombre. Aunque jugó al tenis, jamás llegó a tener un golpe de revés lo suficientemente bueno como para ser profesional, algo que tampoco deseaba. Entonces ¿Por qué hay un torneo de tenis con su nombre?
Aunque su nombre se asocie a uno de los campeonatos más importantes del tenis mundial, nunca jugó de forma profesional a ese deporte
Cuando Eugéne tenía 12 años enfermó de neumonía y los médicos le recomendaron viajar a Cannes y practicar algo de ejercicio. Fue entonces cuando empezó a montar en bicicleta y ganó algún que otro campeonato colegial, después se interesó en el fútbol, el rugby y el tenis, aunque su pasión estaba muy lejos de las pistas de tierra batida. En el verano de 1909 asistió a una exhibición de aviación que lo dejó impresionado, y desde aquel momento se empezó a interesar por aquel mundo de frágiles artefactos voladores.
Aprendió a pilotar gracias al histórico Luis Blériot, obtuvo la licencia de piloto un año después y participó en varios espectáculos aéreos durante los años previos a la guerra. En poco tiempo se convirtió en uno de los mejores pilotos franceses del momento, y consiguió varios récords de altitud. Garros fue uno de los 20 inscritos en la carrera aérea entre París y Madrid con un premio de 200.000 francos. De todos los participantes solo llegaron a la primera escala, que era San Sebastián, entre ellos Garros. Sin embargo, no conseguirá llegar a Madrid. Pero su futuro como As del aire estaba por escribirse, en 1913 apareció en los periódicos galos e internacionales tras ser la primera persona que cruzaba el Mediterráneo desde la localidad francesa de Fréjus a Bizerta, en Túnez, en tan solo seis horas.
Un héroe de la Gran Guerra
Roland era un patriota y no dudó en alistarse para defender su nación del enemigo alemán. Pilotó varios aviones de reconocimiento y se trasformó en un héroe nacional cuando se difundió la noticia de que había muerto tras lanzar su planeador contra un zepelín enemigo, lo que muchos entendieron como la primera batalla aérea de la historia. Sin embargo, el piloto francés apareció horas después, la noticia se desmintió y Roland continuó luchando en la Gran Guerra.
Durante la contienda ayudó a mejorar el sistema que permitía disparar la ametralladora frontal del avión entre las aspas de la hélice en movimiento de forma sincronizada. En abril de 1915, durante un vuelo rutinario una defensa antiaérea germana alcanzó el avión de Roland Garros, que consiguió planear la aeronave hasta que se estrelló y fue capturado por los alemanes.
Murió en el aire cumpliendo con su deber, como tantos otros militares franceses durante la Gran Guerra
Por desgracia, Roland no consiguió destruir el novedoso mecanismo que permitía disparar la ametralladora mientras la hélice estaba en movimiento, y los ingenieros alemanes lo aprovecharon para perfeccionarlo y adaptarlo a sus aviones. Tras pasar tres años en el campo de Magdeburgo, consiguió escapar junto a otro compañero vestidos con uniformes de soldados alemanes. Empezó una fuga de película en la que atravesaron parte de Alemania, Países Bajos, Inglaterra, y regresaron a París.
El teniente de Infantería Eugéne continuó luchando como piloto de la Legión de honor Aeronáutica Militar hasta que fue derribado durante un combate aéreo en Francia, el 5 de octubre de 1918, un día antes de su cumpleaños. Murió en el aire cumpliendo con su deber, como tantos otros militares franceses durante la Gran Guerra, pero su perpetuidad como héroe nacional no llegó hasta diez años después.
En 1928 la final de la Copa Davis se celebró en París, que solo tenía estadios de tenis para albergar a unas 4.000 personas. La organización encargada del evento debía construir un nuevo estadio de mayores dimensiones para albergar la competición. El jugador de rugby y empresario, Emile Lesieur, famoso por lograr el primer ensayo de la historia en el torneo de las Cinco Naciones, cedió unos terrenos para la construcción a cambio de que el nuevo estadio tuviera el nombre de su amigo Roland Garros.