El general Zvi Zamir, el jefe del Mossad que avisó del ataque árabe en Yom Kippur
Sin embargo, sus informaciones no fueron inicialmente consideradas por Golda Meir, un error de apreciación que pudo haber sido nefasto para Israel
Tiene 98 años, y hace 50 fue el único oficial israelí de alto rango en avisar de la inminencia de la Guerra del Yom Kipur. A última hora del 5 de octubre de 1973, hace 50 años, el general Zvi Zamir, desde Londres y en su condición de ramsad (director) del Mosad, envió a autoridades políticas y militares un telegrama en el que auguraba un ataque inminente de Egipto y Siria al Estado judío. «Saben», escribía., «que hoy es un día festivo en Israel y creen que pueden atravesar nuestra orilla del Canal de Suez antes de que anochezca. El 'Ángel' estima que (Annuar) El Sadat [sucesor de Gamal Abdel Nasser como presidente de Egipto] no puede aplazar el ataque para no incumplir la promesa que había hecho al resto de dirigentes árabes, por lo que desea mantener su compromiso hasta el final».
Añadía el ramsad: «La fuente estima que, pese a las hesitaciones de Sadat, las posibilidades de que lleve a cabo el ataque son del 99,9 %». Falló por una décima y puede que por unas horas: las alarmas, pues egipcios –por el Canal de Suez, como había indicado Zamir– y sirios atacaron hacia primera hora de la tarde del día sagrado del calendario judío. El resto de las previsiones se cumplió a rajatabla, dando lugar al inicio de una guerra de más de dos semanas en la que Israel, por primera vez, empezó perdiendo.
Al final, la ganó in extremis, tras acorralar al III Ejército egipcio en su orilla del Canal de Suez y llegar, en el Frente Norte, a 20 kilómetros de Damasco. La cruda realidad tiene una doble vertiente: sin la intervención de Zamir, las consecuencias podrían haber sido nefastas para Israel y que el escepticismo inicial mostrado por el Gobierno israelí acerca de la información valiosa proporcionada por el ramsad lastró a su Ejército.
La implicación del jefe del espionaje exterior israelí en lo que sería la Guerra del Yom Kipur empieza el 5 de octubre: a la una de la madrugada de aquel día, un agente del Mosad conocido como «Dubi» y basado en Londres recibe una llamada urgente desde El Cairo. Al otro lado de la línea está el «Ángel» espía al que los escasos israelíes que conocen su existencia cuidan con especial esmero. La conversación es algo atropellada, pero «Dubi» entiende que su interlocutor pronuncia la palabra «chemicals», sinónimo, en el lenguaje codificado pactado por ambas partes, de ataque egipcio inminente. Cuando la noticia llega a Zamir, éste decide viajar inmediatamente a Londres.
En la capital británica, el ramsad acude de inmediato al piso franco del Mosad, cercano al Hotel Dorchester, y fuertemente custodiado por un equipo a cuya cabeza se encuentra Zvi Malkin, uno de los agentes que participó en la captura del nazi Adolf Eichmann trece años antes. El general Zamir está nervioso, por la sencilla razón de que el «Ángel», al que espera, no termina de llegar desde Egipto. Cuando por fin se reunieron, la valiosa fuente le confirma y amplía lo que había hablado unas horas antes con Dubi, Inmediatamente manda el telegrama a Israel y ordena a sus subordinados que alerten a las autoridades políticas y militares.
Pero se topa con un inesperado y entorpecedor freno en la persona del jefe de Aman, el servicio de inteligencia militar, el general Eli Zeira, que no otorga credibilidad a la información aglutinada por Zamir. Por eso, durante el Consejo de ministros celebrado a las 8 de la mañana del 6 de octubre, tanto la primera ministra, Golda Meir, como el ministro de Defensa, general Moshe Dayan, dudaron de la posibilidad de un ataque egipcio que se produjo seis horas después.
Los hechos dieron, pues, la razón a Zamir, que salió completamente blanqueado de las conclusiones de la comisión constituida para dirimir los graves fallos políticos, militares y de inteligencia cometidos por Israel antes y durante la Guerra del Yom Kipur. Zeira, en cambio, se vio obligado a dejar su cargo; al igual que el general David Elazar, jefe del Estado Mayor de la Defensa. Meir, como responsable última del desaguisado de los primeros días del conflicto, también terminó renunciando a la jefatura del Gobierno.
Sin embargo, esas dimisiones en cadena no sofocaron la polémica: Zamir –jefe del Mosad hasta el término de su mandato, en 1974– y Zeira –que hoy tiene 95 años– se han enzarzado públicamente durante décadas. Este último emponzoñó aún más la rivalidad entre ambos al revelar, en la segunda edición de sus memorias, la identidad del «Ángel», al que siempre consideró un agente doble, que a fin de cuentas servía los intereses del país de las pirámides.
El «Ángel» era Ashraf Marwan, entonces casado con Mona, una de las hijas de Gamal Abdel Nasser, al que asesoró antes de hacer lo propio con Sadat, con el que despachaba casi a diario y al que acompañaba en todos sus viajes al extranjero. Por ejemplo, en los que realizó a la Unión Soviética para comprar armas. De muchas cosas, tal vez demasiadas, se enteró Marwan, cuyo cadáver apareció en Londres a finales de junio de 2007, tres años después de la indiscreción de Zeira. La muerte del egipcio sigue sin aclararse.
Zamir, por su parte, no paró hasta recuperar su reputación, logrando que las investigaciones del Mosad y de Aman determinaran que el «Ángel» no era agente doble y que los tribunales le dieran definitivamente la razón frente a Zeira. Hoy es una leyenda viva de Israel.