El origen del conflicto árabe-israelí: cuando la Tierra Prometida se convirtió en el Estado de Israel
La diáspora judía se remonta a la destrucción del templo de Jerusalén por los romanos en el 70 d.C., pero el Estado de Israel no empezó a definirse como lo conocemos hasta finales del XIX
Madagascar o la Pampa argentina fueron dos de las sugerencias para la ubicación del Estado de Israel que hizo Theodor Herzl a finales del siglo XIX. De origen judío, Theodor era un periodista austrohúngaro que cubrió el famoso caso Dreyfus, un juicio muy polémico en el que se acusó a un capitán del Ejército francés de espionaje. El periodista creyó siempre que la condena había estado motivada por el origen judío del oficial francés, y publicó en 1896 un libro titulado El Estado Judío, en el que analizaba la corriente de antisemitismo que vivía Europa entonces y proponía la creación de un país que reuniera a los judíos del mundo. Pero ¿Cómo pasó esa idea a convertirse en un país? y, lo más importante ¿Por qué se ha convertido en una región conflictiva?
A partir de 1897 muchos judíos emprendieron una migración para adquirir terrenos, aunque su presencia en Palestina no se legalizó hasta 1905
Para los hebreos Palestina era la Tierra Prometida en la que se asentaron las primeras tribus cuando Moisés los liberó del yugo faraónico. Allí se asentaron y vivieron durante siglos a pesar de las diásporas y las persecuciones. Este pasado religioso e histórico recupera fuerza en 1897, cuando Herlz constituye el movimiento sionista, una ideología política judía que defendía el regreso del pueblo hebreo a la Eretz Yisra’el, la Tierra de Israel. Ese mismo año, se organiza el primer Congreso Sionista Internacional en Basilea, donde eligieron Palestina como futuro hogar del Estado Judío, y se propuso la compra de terrenos en la región, que por entonces pertenecía al Imperio Otomano. A partir de 1897 muchos judíos emprendieron una migración para adquirir terrenos, aunque su presencia en Palestina no se legalizó hasta 1905, cuando el Fondo Colonial Judío comenzó la compra de tierras.
La cuestión judía entre dos guerras
Tras la Primera Guerra Mundial el Imperio otomano se desintegró y Palestina queda bajo la administración de Gran Bretaña, según se había acordado por la Sociedad de Naciones (antecedente político de la ONU). En 1917, el gobierno británico ya estaba diseñando la repartición de los territorios otomanos, entre los que estaba Palestina, y para conseguir el apoyo de los sionistas decidió enviar un comunicado a su líder en la que «el gobierno de su Majestad ve favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío», decía la carta firmada por el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Arthur Balfour.
Este documento conocido como la declaración Balfour fue vista por los judíos como una promesa, pero los británicos también habían prometido el mismo territorio para los árabes al jerife de La Meca. En el periodo de entreguerras las migraciones a Palestina aumentaron, pasando de 84.000 en 1922, a unos 175.000 judíos una década después. También creció el descontento de los árabes de la región, que iniciaron una revuelta en 1936 en la que murieron unos 600 judíos y británicos. Nada comparable a lo que sucedió en las intifadas en la segunda mitad del siglo XX, o los recientes ataques de Hamás. Por su lado, los judíos también se organizaron creando grupos paramilitares como el Irgún, que atentaron contra el Hotel Rey David, sede de la Comandancia Militar británica.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las autoridades británicas en Jerusalén limitaron la llegada descontrolada de judíos a Palestina para evitar enfrentamientos entre palestinos y judíos mientras libraban una guerra mundial. Todo cambió tras la victoria aliada, momento en el que se hicieron públicas las atrocidades nazis del Holocausto, que despertaron en la comunidad internacional un apoyo generalizado hacía los judíos. Como consecuencia política, en noviembre de 1947, la nueva Organización de las Naciones Unidas adoptó la resolución 181, titulada Futuro gobierno de Palestina.
Israel se anexionó unos 3.000 km cuadrados, es decir, el 80% del territorio que la resolución del 181 había concedido a los palestinos
El documento planteó la partición de Palestina, otorgando el 55 % del territorio a los judíos, y el 45 % restante a los árabes palestinos, que antes de la resolución poseían el 90 %. Por supuesto, este punto fue rechazado por los árabes de Palestina y aceptado por los judíos. El reparto excluía a Jerusalén, que siguió administrada por la ONU. El 14 de mayo de 1948, justo la fecha en la que terminaba el mandato británico sobre Palestina, David Ben Gurión, líder del movimiento sionista, proclamó la creación del Estado de Israel leyendo el Acta de Independencia esa misma noche, «víspera de Shabat, el 6 de Yar, año 5708, y hasta el establecimiento de las autoridades electas y permanentes del estado, en virtud de nuestro derecho natural e histórico y basados en la resolución de la Asamblea Generas de las Naciones Unidas».
Con su proclamación empezó también el conflicto árabe-israelí. A las pocas horas, una fuerza árabe conjunta formada por Siria, Jordania, Egipto y Líbano, apoyados por Irak y Arabia Saudí, atacaron el Estado de Israel. El escenario parecía favorable a los árabes, pero tras un año de enfrentamientos, treguas y embargos, los israelíes consiguieron la victoria. Como resultado, Israel se anexionó unos 3.000 km cuadrados, es decir, el 80 % del territorio que la resolución del 181 había concedido a los palestinos. Jerusalén quedó dividida entre la parte Oeste, controlada por Israel, y la Este por los jordanos. Israel ya era un Estado reconocido por las Naciones Unidad, y aunque había ganado la primer guerra árabe-israelí (o de Independencia, para los hebreos), el conflicto no había hecho más que empezar, en las próximas décadas habría varias guerras, numerosos enfrentamientos, ataques terroristas, bombardeos entre Israel y Palestina, e intentos de paz que quedaron en nada.