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El 20 de enero de 1486 Cristóbal Colón expone ante los Reyes Católicos su proyecto de abrir una ruta por el Atlántico para llegar a las Indias Orientales

Colón y su secreto: los mapas que pudieron guiar el viaje del descubridor de América

Otro de los grandes misterios de los viajes colombinos es si existieron mapas que facilitaran su aventura. Sabemos que, en el siglo XV, un mapa era un secreto de Estado, algo de valor incalculable

Uno de los temas recurrentes de la divulgación histórica actual es la existencia de descubridores de América anteriores a Colón. Resulta misterioso y, por tanto, atractivo. Unas veces por establecer unos hechos con rigor, otras para quitar mérito a la empresa española. Es evidente que hubo gentes que llegaron a América antes que Colón, por eso estaba poblada. Y hasta es posible que los vikingos tocaran las costas más noroccidentales del continente, pero sin dejar huella permanente. También es posible que llegaran navegantes perdidos que nunca volvieron para contarlo.

Es indiscutible que en la época de Colón ya se sabía que la Tierra era redonda y que navegando hacia poniente creían poder llegar a la Especiería, la India. Incluso se habían hecho cálculos sobre el diámetro del planeta. Es muy posible que Colón llevara cálculos erróneos y que pensara que la Tierra era más pequeña y calculó mal los días de viaje. Y, además, murió sin conocer el verdadero alcance de su descubrimiento.

Otro de los grandes misterios de los viajes colombinos es si existieron mapas que facilitaran su aventura. Sabemos que, en el siglo XV, un mapa era un secreto de Estado, algo de valor incalculable. Los mapamundis de principios de ese siglo sitúan erróneamente Asia muy próxima a Europa, pero estaban basados en cálculos astronómicos y no en experiencias reales. Y se empezaba a hablar de que, en mitad del océano, existía una isla que llamaron Antilla.

Mapamundi de Andrea Bianco (1436)

Así estaba en el Atlas de Andrea Bianco de 1448 y en el mapa de Paolo Toscanelli de 1468 que pudo haber consultado Colón. Esta isla fantástica dio lugar a leyendas formidables, a historias novelescas y a ilusiones evanescentes. Se le unió la leyenda de las siete ciudades existentes en el territorio mitológico. A principios del siglo XVI, Pedro Mártir retomó la denominación para el archipiélago que hoy lleva ese nombre.

Interesante es la aventura, que no sabemos si fue cierta o no, de una expedición que el Rey portugués Alfonso V mandó en 1475 para localizar la isla Antilla. Iría al mando el capitán Fernão Teles. Sin noticias de este viaje, el Rey Juan II, sucesor de Alfonso V, encargó otra expedición en 1486 al frente de la cual estaría un flamenco establecido en Azores llamado Ferdinand van Olmen, o simplemente Fernão o Fernando Dulmo. La leyenda continúa con la existencia de un posible mapa de Dulmo en el que se situaría un nuevo territorio al oeste de Europa, tras el mar, y que conoció Colón antes de emprender el viaje de descubrimiento. Esta es otra de las noticias mágicas, posiblemente falsas, pero que pueblan la historia de personajes interesantes más por lo que se cuenta de ellos que por lo que en realidad hicieron.

Parte del antiguo mapa realizado por Albino de Canepa, que muestra las islas fantasma Antillia y Roillo

¿Existió ese mapa y lo vio Colón? La historia es aún más sorprendente que la ficción. Lo cuenta bien el profesor Porro Gutiérrez. Al parecer, en 1484 un desconocido llamado Cristóbal Colón acudió al rey de Portugal Juan II para proponerle un plan de llegar a Oriente navegando hacia Occidente. Al monarca no le gustó el personaje y lo despachó sin atender su proyecto; sus consejeros no lo veían factible.

Pero al Rey Juan II, el más inteligente de los monarcas, le quedaron dudas. Así que dos años después autorizó a Fernâo Dulmo a dirigir una expedición hacia Occidente, aunque debía ser financiada por el propio navegante porque las aventuras africanas absorbían los dineros del Rey. A cambio obtendría grandes ventajas en el comercio de la ruta. Dulmo se asoció con Alfonso do Estreito y el alemán Martin Behaim. Iniciaron el viaje pero los vientos o las corrientes los retornaron a la partida y el proyecto pasó a Joâo Gonçalves do Arco que, seguramente, no viajó.

El posible mapa de Dulmo simplemente ayuda a cimentar la idea de que Colón conocía la existencia de una parte de la India desconocida hasta entonces

De ese ambiente surgieron mapas situando la Antilla. No se sabe hasta que punto eran falsos o tenían bases reales. Porro cita los de Benincasa de 1463 y 1476, el de Roselli de 1466, el de Albino de Cánepa y el de Jaime Bertrán de 1480. El alemán Behaim, se quedó maravillado por el ambiente náutico portugués y participó en algunas expediciones a África. Al volver a Nuremberg en 1490, realizó un mapamundi lleno de errores pero novedoso en la época. ¿Tuvo conocimiento Colón de esos mapas con la situación de Antilla y de los cálculos astronómicos y geográficos de los portugueses?

Reconstrucción hipotética del mapa de Toscanelli realizada en 1898

El posible mapa de Dulmo, que nadie ha visto jamás, simplemente ayuda a cimentar la idea de que Colón conocía la existencia de una parte de la India desconocida hasta entonces. De la isla de la Especiaría rica en especies, pero también en ostras perlíferas y en oro y plata. El Cipango del mapa de Toscanelli de 1397 que Colon conocía y en el que basó sus cálculos erróneos de distancia. Era extraño que Colón, en las Capitulaciones de Santa Fe hiciera mención expresa a las perlas si no tuviera noticias de su existencia. Juan Manzano en su obra Colón y su secreto. El predescubrimiento (Madrid 1976), dedica más de novecientas páginas a examinar estas leyendas y noticias difusas. Apenas se detiene en Dulmo, pero recoge la historia del piloto español o portugués desconocido que, perdido en el océano por una tormenta, llegó a la isla ignota. En concreto se refiere a unas noticias que circularon en Europa y América, que Fernández de Oviedo recogió en su Historia de Indias y que el padre Las Casas también menciona.

Dan su nombre, Vicente Díaz, y creen que Colón tenía en su poder una carta donde Díaz mencionaba la existencia de la isla. Los portugueses se empeñaban en navegar hacia el oeste desde las Azores, lo que constituía un error. Colón lo sabía y prefirió emprender el viaje desde Canarias para verse favorecido por vientos y corrientes. Manzano señala que Diaz no tuvo nada que ver en esos viajes y que el hijo de Colón lo menciona para desviar la atención de ese otro piloto desconocido que pudo haber visto el nuevo continente y que Colón conoció en Terceira. ¿Era otra prueba de que conocía algún mapa secreto o tuvo noticias de los viajes del piloto?

Evidentemente es un tema infinito. Difícil de delimitar lo cierto de lo imaginario, pero fácil de entrever que Colón tenía algunas noticias sobre territorios que se encontraría navegando haca poniente.