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Trincheras del Somme en 1917

Dorothy Lawrence, la periodista que se disfrazó de soldado para cubrir la Primera Guerra Mundial

Pasó de escribir artículos para The Times a recorrer Francia en bicicleta para alistarse con pasaporte falso en un regimiento británico

«Las líneas del enemigo cruzaban todo el terreno, y las trincheras más cercanas estaban a muy pocos metros de distancia de nosotros», escribió la novelista y corresponsal Edith Wharton desde las trincheras del Somme en 1915. Mientras, a pocos kilómetros del frente, un soldado perteneciente al Primer Batallón del Regimiento Leicestershire llamado, Denis Smith, abandonó su puesto y se entregó a las autoridades militares. No lo hizo como desertor sino para desvelar que era en realidad una mujer, y que su nombre real era Dorothy Lawrence, una joven cuyo sueño era escribir crónicas de guerra durante la Primera Guerra Mundial. Pero ¿Por qué se entregó? Y, lo más importante, ¿Cómo consiguió formar parte del ejército de su Majestad?

Dorothy Lawrence, la periodista que se disfrazó de soldado para cubrir la Primera Guerra Mundial

Dorothy nació en Inglaterra en octubre de 1896, en una familia de origen humilde de la que se sabe muy poco. Según contó ella misma, vivió una infancia sin sus padres y su educación estuvo a cargo de un clérigo anglicano. Desde muy joven su vocación fue el periodismo y se esforzó para forjarse un nombre entre los diarios ingleses. Sin tener estudios universitarios de ningún tipo consiguió publicar varios artículos en el prestigioso periódico The Times.

Dorothy lo tenía claro: quería viajar a Francia para escribir crónicas de guerra desde el frente, pero ningún periódico le compró el proyecto

Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, casi todos los periódicos relevantes tuvieron a sus corresponsales de guerra cubriendo las trincheras francesas o el frente oriental, entre ellos varias mujeres, como la novelista Edith Wharton o la periodista española Sofía Casanova. Dorothy lo tenía claro: quería viajar a Francia para escribir crónicas de guerra desde el frente, pero ningún periódico le compró el proyecto. Lo primero que intentó, sin éxito, fue colaborar con el Destacamento de Ayuda Voluntaria (Voluntary Aid Detachment), una organización fundada por la Cruz Roja y la Orden de San Juan, y formada en su mayoría por mujeres que ofrecían apoyo sanitario al ejército británico en los hospitales de retaguardia durante la contienda. Sin otra opción, la joven periodista decidió marcharse a Francia por su cuenta y riesgo.

En bicicleta por las trincheras

Aquí empieza su aventura. Llegó a Normandía sin nada y su objetivo era llegar a París para después viajar al frente. Según afirma la periodista, en uno de los pueblos por los que cruzó se encontró con unos policías franceses que le ordenaron regresar a Inglaterra. Por supuesto, ella no hizo caso y siguió su camino hasta que consiguió llegar a París. Allí conoció por casualidad a dos soldados jóvenes, a los que confió su plan de ir al frente, y ante su sorpresa, quisieron ayudarla. Se les ocurrió que la mejor manera de que Dorothy pudiera pasar desapercibida era hacerla pasar por uno de ellos, es decir, un soldado británico.

Conseguir el uniforme fue fácil, pero tenía que adaptarlo a su cuerpo femenino, así que «me envolví en vendas, como una momia, y las tensé después de quitarme toda la ropa», escribió la joven, para así trasformase en el soldado Denis Smith, su nueva identidad. También se cortó el pelo y aprendió, sobre la marcha, a comportarse como un soldado. El nuevo recluta Denis solo necesitaba un pasaporte militar válido para adentrarse en el frente, y sus dos amigos del Regimiento de Leicester se lo proporcionaron. Le dijeron que escribiera lo siguiente: «El soldado raso Denis Smith tiene permiso para ausentarse de su cuartel del 16 al 23 de agosto por asuntos especiales».

Llegaron a pensar que era una espía alemana y la interrogaron en el cuartel general del Tercer Ejército como si fuera un consejo de guerra

Cuando estuvo lista cogió una bicicleta que le habían dado y pedaleó por los campos y pueblos franceses, pasando desapercibida en la mayoría de las urbes. Llegó a Amiens y desde allí siguió su camino hasta Albert, en plena región del Somme, aunque su destino final era Béthune, la localidad del frente donde debía presentarse con sus papeles falsos. Sin embargo, la aventura de Dorothy –Denis– se detuvo en Albert, porque se encontró en el camino con Tommy Dunn, un zapador británico al que le explicó sus intenciones, y quien, asombrado por la historia, le consiguió un trabajo en la 51ª División de la Compañía Tuneladora de Ingenieros Reales. Allí permaneció viviendo como un soldado más, aunque Dunn le consiguió una cabaña abandonada donde Dorothy podía cambiarse sin miedo a ser descubierta por sus compañeros. El trabajo era muy duro y en pocos días el cansancio y su salud empeoraron tanto que necesitó ir a un hospital, pero si acudía su secreto saldría a la luz, sabrían que era una mujer.

Después de aguantar diez días decidió entregarse a sus superiores y acabar con su tapadera. La sorpresa inicial no duró mucho, incluso llegaron a pensar que era una espía alemana y la interrogaron en el cuartel general del Tercer Ejército como si fuera un consejo de guerra. Al final, enviaron a Dorothy de regreso a Inglaterra, donde escribió en 1919 un libro titulado Zapadora Dorothy Lawrence: La única mujer soldado inglesa en la Late Royal Engineer…, sobre su gran aventura e intento de convertirse en corresponsal de guerra. El resto de su vida acabó de forma muy triste entre diversos centros psiquiátricos, hasta su muerte en 1968.