6 de noviembre de 1923: se intensifica la violencia en Baviera

Las noticias sobre el ultimátum enviado por Von Kahr, comisario bávaro al frente del Reichswehr, (fuerzas armadas de Alemania) al Gobierno de Berlín eran falsas, según informaba El Debate. Lo que había sucedido era que el comisario bávaro había manifestado a Stresmann que «no podía reducir a los partidarios de Hitler si no se constituía en Berlín un Gobierno en el cual los nacionales alemanes estuvieran representados», recogía el periódico. Por otro lado, Von Kahr aseguraba que la situación en Baviera era «muy amenazadora».

En este sentido, en los círculos gubernamentales estaba la idea de que «la realidad es que existen disensiones entre Von Kahr y los nacionales y que si es de temer un golpe de fuerzas no será contra Berlín, sino contra el propio Von Kahr».

A principios de la década de 1920, Adolf Hitler había asumido la jefatura del NSDAP, partido político que rechazaba las condiciones del Tratado de Versalles de 1919 tras la Gran Guerra ya que ponía a Alemania en una posición sumamente comprometida en lo económico, con fuertes sanciones territoriales y militares. Pronto, Hitler planeó una sublevación en Múnich –influido por la Marcha sobre Roma de Benito Mussolini en 1922– como base de su lucha contra el Gobierno de la República de Weimar y proclamar un Estado rebelde en Baviera y así, iniciar una guerra contra la República para avanzar hasta Berlín.

Von Kahr, junto al jefe del Ejército bávaro (Von Lossow) y el de la Policía (Von Seisser) organizaron una reunión el 5 de noviembre con los responsables de la Kampfbund, la agrupación de milicias nacionalistas, sin la participación de Hitler. En ella dejaron clara la intención de impedir por la fuerza si era necesario toda intentona de golpe en Baviera. A su parecer, el derrocamiento del Gobierno debía organizarse en Berlín y no en Múnich.