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Embarque del rey Amadeo en el puerto de La Spezia, Italia en 1870, obra de Luis Álvarez Catalá

Dinastías y poder

¿Qué pasó con los Saboya «españoles»?

Un nieto de Amadeo I llegará a ser proclamado Rey de Croacia como Tomislav II. Será uno de los «reyes títeres» de Adolf Hitler

Amadeo de Saboya fue el elegido por las Cortes posteriores a la Gloriosa para «modernizar» el país de acuerdo con unos principios democráticos. Pero cuando llegó a España en 1870 pocos le querían. Apenas le apoyaba el general Prim que acababa de sufrir un atentado en la calle del Turco. Segundogénito de Víctor Manuel II –el soberano que estaba llevando a cabo la unificación italiana– tenía dos hijos que se vieron convertidos en príncipes españoles. El tercero, nació ya en Madrid y fue bautizado con todos los honores en el Palacio Real. Un nieto de Amadeo I llegará a ser proclamado Rey de Croacia como Tomislav II. Será uno de los «reyes títeres» de Adolf Hitler.

El duque de Aosta era el segundo de los hijos varones de Víctor Manuel de Italia. El mayor, Humberto, estaba destinado a heredar la corona por lo que no pudo contarse con él a la hora de buscar un sustituto para la desterrada Isabel II. Amadeo ya había visitado España en una ocasión e incluso se había valorado su posible enlace con la infanta Isabel de Borbón, la Chata. Nada más lejos de la realidad: el apuesto Príncipe piamontés contrajo matrimonio en 1867 con una aristócrata de origen francés, culta y caritativa, María Victoria del Pozzo, a la que los españoles terminarán apodando como la «reina de las lavanderas».

Amadeo de Saboya y su esposa, María Victoria dal Pozzo della Cisterna

De esta unión y cuando todavía vivían en Turín, nacieron dos hijos Manuel Filiberto y Víctor Manuel. Cuando las Cortes españolas votaron a Amadeo como Rey de España, juró la Constitución de 1869 que reconocía la monarquía democrática, el sufragio universal y se dispuso a desembarcar en Cartagena. Victoria no le acompañaba pues convaleciente de su último parto, esperó hasta la primavera de 1871, para llegar al que sería su reino.

Un grabado publicado en La Ilustración Española y Americana (5 abril 1871) nos muestra ese momento. Ella tuvo problema para encontrar «camarera mayor» pues lo cierto es que no les quería nadie: la nobleza era marcadamente alfonsina, la Iglesia seguía furiosa con los Saboya por la cuestión romana y la clase política se peleaba para llegar a convertirse en el nuevo Prim. La situación en Cuba, el anarquismo y la III Guerra Carlista, tampoco ayudaron. Y menos la posición que adoptó la duquesa de Sesto, Sofía Troubetzkoy, esposa de Pepe Alcañices, decidida a terminar con la reputación de los saboyanos.

Aunque se atribuyen a Amadeo numerosos amoríos en España –el más conocido con Adelita de Larra– en enero de 1873, nació el tercer hijo los reyes, al que pusieron de nombre Luis Amadeo. Infante español desde la cuna, su bautizo no estuvo exento de polémicas como se reflejaba ya en algunos titulares de los diarios de entonces (La Iberia, 6 febrero 1873). Con los años y fuera de los círculos dinásticos, llegará a convertirse en un reputado geógrafo. Viajará en expediciones científicas al Ártico o la India y se casará con una joven somalí.

Amadeo con sus hijos (1880), de Giacomo Di ChiricoWikimedia Commons

El experimento democrático de los Saboya españoles resultó desastroso y el 11 de febrero de 1873, Amadeo presentaba su abdicación. Minutos después, esas mismas Cortes de mayoría monárquica, proclamaban la I República. Mal futuro tenía aquello… Los reyes partieron al exilio vía Portugal, donde reinaba como consorte una hermana de Amadeo, la caritativa María Pía. Después se establecieron en Turín. Victoria del Pozzo falleció en 1876 en San Remo a los treinta años por tuberculosis. Amadeo contrajo un segundo matrimonio con Letizia Bonaparte, nieta de Jerónimo, el hermano más joven del gran Napoleón. Curioso, ¿verdad? Otra Letizia –y también con Z– con un soberano español.

El primogénito de los hijos de Amadeo y Victoria, Manuel Filiberto, el que había sido príncipe de Asturias, se casó con una Orleáns. De esta unión nació el Príncipe Aimón de Saboya-Aosta, quien, en pleno doble juego de Mussolini con los Saboya por el litoral de Dalmacia, será proclamado Rey de uno de esos territorios títeres en los que se repartió Europa en los días de la Segunda Guerra Mundial. Con la expansión de las tropas nazis hacia los territorios eslavos de la antigua Yugoslavia, Hitler exigió la creación de un estado en Croacia, con parte de lo que hoy sería Bosnia: era el resurgir del Estado Croata (Legiones y Falanges, 1 julio 1941). Víctor Manuel, entonces en la órbita fascista, propuso a su sobrino Aimón que reinaría como Tomislav II entre 1941 y 1943, pese a que jamás pisó aquel territorio. Así que un nieto de quien un día ocupó el trono español fue al menos nominalmente, uno de los «reyes de Hitler». Aunque lo hiciese a desgana.