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La invasión inglesa de la Jamaica española (mapa de Jamaica en 1671 y el retrato del almirante William Penn)

La pírrica victoria inglesa sobre la Jamaica española

El almirante Penn decidió atacar Jamaica para no volver a Londres con las manos vacías y tener que enfrentar un consejo de guerra y explicar cómo una armada con más de siete mil hombres había sido derrotada por unos seiscientos fusileros españoles y un pequeño grupo de vaqueros

Al final del artículo sobre la apabullante derrota inglesa en Santo Domingo, en abril de 1655, (La derrota de los ingleses en Santo Domingo: los españoles contaron con un aliado inesperado), comentaba que, ante semejante humillación, el almirante Penn y el general Venables deciden, entonces, atacar Jamaica, isla mucho más pobre que La Española, apenas poblada y prácticamente desguarnecida, para no volver a Londres con las manos vacías y tener que enfrentar, en consecuencia, un consejo de guerra en el que tendrían que explicar cómo una armada con más de siete mil hombres había sido derrotada por unos seiscientos fusileros españoles y un pequeño grupo de vaqueros.

Sin embargo, ese premio de consolación que era Jamaica y que en principio se antojaba un paseo militar, vendió muy cara su piel. De hecho, de las seis mil personas restantes, entre infantes y marinería, (ya que, en Santo Domingo, antes de la vergonzante huida, habían tenido unas mil bajas), solo sobrevivirían alrededor de un tercio, de los 42 navíos que partieron de Inglaterra solo regresaron 16 y tanto Penn como Venables acabaron presos en la torre de Londres.

Pero volvamos a las aguas del caribe en aquella primavera de 1655. La tropa inglesa reembarcó apresuradamente en los manglares de La Española, dejando a sus muertos y multitud de armas y pertrechos y una vez recompuesta la armada esta se dirigió a Jamaica, (la tierra de bosques y agua en idioma taino), isla que había sido descubierta para occidente por Cristóbal Colón en su segundo viaje y en donde pasaría casi un año tras naufragar en la actual Saint Ann Bay, en el cuarto y último.

Jamaica apenas tenía defensas, la población hispana era muy escasa y estaba dedicada fundamentalmente a plantaciones de caña de azúcar

A diferencia de las dos islas principales, Cuba y La Española, Jamaica apenas tenía defensas si descontamos dos piezas de artillería situadas en el puerto de Caguaya, la población hispana era muy escasa y estaba dedicada fundamentalmente a plantaciones de caña de azúcar, junto con mano de obra esclava africana, curiosamente, gran parte de los europeos eran, en realidad, portugueses de origen judío, (hay que tener en cuenta que hasta apenas 15 años antes Portugal formaba parte del imperio. De hecho, en los años que viví en la isla tuve ocasión de conocer a algunos descendientes de estos portugueses).

El «St. George», buque insignia de la flota de Robert Blake, en el ataque a Santa Cruz de Tenerife de 1657

El 20 de mayo los habitantes de la ciudad de Santiago de la Vega vislumbran, entre asombrados y temerosos, la llegada de la gran armada inglesa. El gobernador de La Española, Bernardino de Meneses, viendo el curso de la flota había enviado mensajes advirtiendo del peligro, tanto directamente a Jamaica, como a través de Cuba y Puerto Rico. El primero de los mensajeros fue incapaz de atravesar la armada y tuvo que regresar y los otros no llegaron a tiempo, por lo que el factor sorpresa favoreció a los ingleses. Sin embargo, según narra el capitán Julián de Castilla, estos no tuvieron en cuenta los bajos que rodeaban al puerto de Caguaya y los primeros bajeles quedaron allí encallados. A partir de entonces, el almirante William Penn se aseguró de que el desembarco de los infantes de marina se realizase en botes de pequeño calado.

Aparte de carecer de defensas, los españoles estaban, en aquel momento, parcialmente descabezados, ya que el gobernador de la isla Ramírez de Arellano se encontraba enfermo. Por otra parte, y dado que el sector agrícola era el más importante, la mayor parte de los hombres adultos se encontraban trabajando en las plantaciones, por lo que el Maestre de Campo, Francisco de Proenza, ordenó la evacuación de mujeres y niños y con una muy exigua tropa baja hasta el puerto a intentar hacerles frente.

Proenza y sus hombres apenas mantiene la posición 24 horas. Tras ese primer día de tanteo, Venables ordena un ataque total, momento en que Proenza ordena retirada. Con aquel acto de valor, sin embargo, les había comprado a todos los habitantes de Santiago un tiempo precioso para la total evacuación de la ciudad.

Seis días más tarde, a pesar de estar muy enfermo, el Gobernador firma unas capitulaciones que no piensa cumplir, pero con la que espera, de nuevo, ganar tiempo, para una hipotética llegada de refuerzos. Sin embargo, fallece poco después, dejando a Proenza la responsabilidad de la resistencia. Mientras tanto, pensando que la conquista está consumada, Penn regresa a Inglaterra con parte de la armada, el general Robert Venables contrae una enfermedad tropical y decide regresar poco después. Una vez en la capital inglesa ambos intentan zafarse del fiasco dominicano acusando al otro. Cromwell, sin tomar partido, los manda encerrar a los dos en la torre de Londres.

Mientras tanto en Jamaica, los españoles embarcaron a los no combatientes hacia Cuba y Proenza, que comenzó a quedarse ciego, nombró teniente general a Cristóbal Arnaldo Isasi, quien tomó el relevo a medida que la ceguera del primero continuaba evolucionando y organizó la resistencia en el centro de la isla con un grupo de esclavos negros que liberan, los denominados cimarrones o maroons para los ingleses. De hecho, sus descendientes siguen viviendo en el pueblo de Accompong, un lugar de particular belleza, oculto entre numerosas colinas y de muy difícil acceso, que tuve oportunidad de visitar en su día.

Las cosas para los ingleses tampoco iban bien. A la falta de víveres se les une una terrible peste que reduce sus fuerzas a un par de miles. De hecho, si en aquel momento hubiesen llegado refuerzos de Cuba hubiese sido posible derrotarlos fácilmente, pero en la otra isla también sufren la peste.

Isasi, último gobernador español de Jamaica, fue derrotado en 1657 en Ocho Ríos y un contingente proveniente de Nueva España fue derrotado al año siguiente en Río Nuevo. No obstante, Isasi continuó la lucha hasta 1660, momento en que los ingleses convencen al líder de los cimarrones, Juan de Bolas, para que cambie de bando y es entonces cuando el gobernador español tira la toalla y embarca hacia Cuba con sus hombres. Por el tratado de Madrid de 1670, España cede Jamaica y las islas Caimán a Gran Bretaña, país que aumentará el número de plantaciones de azúcar y convertirá a la isla en un gran mercado de esclavos, (en el siglo siguiente aumentará el número de estos hasta los 300.000), exceptuando a los cimarrones que mantendrán la libertad y seguirán librando su particular guerra de guerrillas. Por otro lado, Port Royal y otras zonas de la isla se convertirán en refugio de piratas, corsarios y todo tipo de maleantes. Pero de los piratas del Caribe ya hablaremos en otra ocasión.