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Leonardo da Vinci

Picotazos de historia

La curiosa relación entre la duquesa de Massys y Leonardo Da Vinci

El retrato de la señora, conocido como «La duquesa fea» –que representaba a la duquesa Quinten Massys– , podrán admirarlo en la National Gallery de Londres

Quinten Massys (1466 – 1530) fue un pintor flamenco creador de la escuela de Amberes, que sustituiría a la de Brujas como principal centro económico, comercial y artístico de los Países Bajos. Como les estaba contando Massys se estableció en la ciudad de Amberes en el año 1491. Sobre el año 1513 se calcula que terminó una de sus obras más conocidas. Se trata de un díptico –hoy separado– que representa a una pareja anciana.

Los retratos fueron ejecutados sobre dos tablas de madera de roble tratadas para pintar sobre ellas. Un proceso caro y delicado. Las tablas tienen unas dimensiones de 62,4 x 45,5 centímetros. Se desconoce el momento exacto en que el díptico fue separado. En la actualidad podemos encontrar el retrato del anciano en el Museo Jacquemart –André de París; el retrato de la señora, conocido como La duquesa fea - pues sí, con ese nombre se ha hecho popular– , podrán admirarlo en la National Gallery de Londres.

La duquesa fea, h. 1525-30 (National Gallery de Londres)

Es, precisamente, el retrato de la señora el motivo del presente artículo. Durante mucho tiempo, este cuadro en particular, ha dado pie a multitud de conjeturas. La señora se nos muestra de perfil, pose típicamente renacentista. Tiene unos rasgos notables: nariz chata pero destacable, papada flácida, bolsas bajo los ojos, orejas grandes y peludas, barba incipiente, etc.

La dama viste con riqueza, con ridícula elegancia que hace disonancia con la dignidad de su edad y su tiempo. El tocado, de rico tejido y rematado con una mantilla, con un sutil dibujo bordado, sujeta al tocado –por cierto, muy pasado de moda para la época– por un rico broche circular de oro con perlas y pedrería, contrasta con el vestido azul –el tinte más caro de todos ya que para su elaboración se utilizaba el lapislázuli– de generoso escote que muestra, con abundancia poco de agradecer, los hombros y el pecho de la retratada.

El pintor nos muestra con cruel realismo un ejemplo de inadaptación al paso del tiempo, un aviso al saber envejecer con dignidad

La dama sujeta un capullo de rosa, símbolo de la juventud, en su mano derecha adornada con un único anillo. La mano izquierda está enjoyada con dos sortijas. La sonrisa –nada que ver con la de la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci– nos índica una carencia de dientes lo que acentúa el patetismo – o comicidad, depende de la persona que lo observa – de la representada. El pintor nos muestra con cruel realismo un ejemplo de inadaptación al paso del tiempo, un aviso al saber envejecer con dignidad, la triste imagen de lo que hoy se habla como complejo de Barbie, o de Peter Pan o midorexia.

El artista Massys pintó este magnifico retrato y desde el primer momento todos se preguntaron sobre la identidad de la dama. Se la conoce como «la duquesa fea» pero tal nombre se le dio en época muy reciente. En el siglo XIX, en 1865, Lewis Carroll encargó al dibujante John Tenniel una serie de ilustraciones para un libro que había escrito y cuyo título era Alicia en el País de las Maravillas. Uno de los personajes era una duquesa de la corte de la reina de corazones. ¿Se inspiró Tenniel en el retrato de Massys? No es seguro pero el público unió las ideas y a partir de entonces el retrato de Massys empezó a ser conocido como la duquesa fea.

Quentin Matsys, grabado por Johannes Wierix

¿Pero cual fue el origen del retrato? Los últimos estudios vinculan el cuadro de Quintes Massys con el propio Leonardo Da Vinci. El maestro polímata nunca pintó un retrato semejante pero si dejó numerosos ejemplos de caricaturas y rostros grotescos. Una de las caricaturas representaba a una mujer de edad con los mismos rasgos, tocado, mantilla y vestido.

Este es un dibujo que ejecutó el gran maestro y que se a perdido pero de cuya existencia tenemos noticia y detalle gracias a un alumno del gran genio. Nos referimos a Francisco Melzi. Este joven trabajo para Leonardo de 1510 a 1520 y nos ha dejado un dibujo, una sanguina, copia de un dibujo de su maestro y que se conoce como «busto de una anciana». No es que tenga algún parecido, es que son clavados y es la prueba más contundente de que hubo contactos entre el taller de Leonardo y los artistas de Amberes.